Alternativas ante el impacto del levantamiento del cepo sobre la industria petrolera
COMODORO RIVADAVIA (Por Raúl Figueroa / ESPECIAL PARA ADNSUR) Sin estridencias, desapareció. O al menos, quedó en suspenso. Me refiero al tan mentado “precio de incentivo del petróleo”, mal llamado “subsidio”, que por efecto de la eliminación del cepo –o devaluación, más sencillamente- ha significado la desaparición del precio diferencial de los combustibles, que daba sostén para que el crudo Escalante se liquide a 60 y el Medanito a 77 dólares. Por delante, quedan dos alternativas, que dependerán de las decisiones políticas que se apresta a tomar el gobierno de Mauricio Macri: o se incrementan los precios de los combustibles en una proporción similar a la que se devaluó el peso (que pasó de 10 a más de 14 pesos sin escalas), o se evita ese aumento y se adapta la industria petrolera a los precios que rigen el mercado internacional, que al cierre de la semana cotizó en 34,7 dólares por barril.
Lo que fue discusión durante gran parte del año político, ahora es un recuerdo intrascendente. Que si Macri había comprometido “sólo 90 días”; que Scioli garantizaba su continuidad, etc. El 23/12 vence el acuerdo de precios sostén firmado el año pasado y parece que el tema pasará al olvido.
A no ser que haya un abrupto aumento en los combustibles, que para volver a los niveles previos a la devaluación, cuando un litro de nafta Premium valía el equivalente a 1,40 dólar (14 pesos, hasta ese momento), debería pasar inmediatamente a costar 19,60 pesos, centavos más, centavos menos. Ahora, el litro de nafta vale 1 dólar, al igual que en otros países del continente americano, mientras que el sobre costo anterior era el que permitía financiar los precios de incentivo.
Por supuesto, los consumidores de combustibles no queremos sufrir ese impacto. Además, repercutiría sobre los precios de la canasta básica en general, que ya vienen subiendo “por las dudas” desde hace tiempo. Vale mirar cuánto vale el kilo de milanesas, o de tomates, para darse cuenta de cómo el dólar incide en la vida cotidiana.
Ahora bien, si el ministro Aranguren cumple lo que dijo (“trataremos de que no haya un impacto fuerte al menos en el primer trimestre de 2016”), la industria petrolera ha quedado sin la estructura financiera que sostenía el andamiaje de los precios de incentivo para el barril de crudo en la Argentina. Y de eso dependía, por ejemplo, la normalización de la actividad después del “plan vacacional” adoptado, por ejemplo, por PAE y por YPF en nuestra región, a lo que se sumó la advertencia transmitida por Jorge Ávila de que Tecpetrol evalúa bajar “un 40% su actividad”.
La discusión que viene: el efecto de la devaluación y el costo del barril
Hasta ahora la discusión ha pasado por la escasa diferencia entre el valor del petróleo en el mercado internacional y el costo de producción. Si bien con los precios de incentivo el impacto se pudo atenuar y mantener controlado, en la provincia de Chubut se empezó a evidenciar que esa herramienta por sí sola ya no alcanzaría, a raíz de que una parte importante de la producción va directamente al mercado de exportación, quedando por lo tanto expuesta al pleno impacto del precio internacional.
Pero a partir de la devaluación, el escenario debe volver a analizarse, a la luz del cambio en algunas variables. Entre ellas, el costo de la mano de obra. A nadie escapa que el salario en general y el petrolero en particular han perdido no sólo poder adquisitivo, sino también incidencia en la estructura de costos. Y una industria plenamente dolarizada, éste no es un dato para pasar por alto.
“Si el promedio salarial en la industria petrolera global es de 2.400 dólares, en Argentina estamos en 3.200”, refería una fuente con poder de decisión en la industria, en las horas previas a la devaluación del miércoles 16. Ahora, ese 33% de diferencia que existía a favor del salario petrolero argentino, si las matemáticas no fallan, ha quedado ampliamente superado, por debajo del promedio global.
La duda es: la discusión paritaria en 2016, ¿logrará recuperar el valor salarial que había hasta el martes 15, o apenas podrá llegar a una incidencia similar al resto del mercado global?
¿CUÁNTO SALE PRODUCIR UN BARRIL?
En base a ese primer análisis, se deberá precisar en qué magnitud se alivianaron los costos de producción, sobre todo para las compañías que exportan. “Se miente con facilidad sobre el costo de producción del barril, por eso vamos a trabajar para recuperar los instrumentos de medición de ese valor”, dijo esta semana el ministro de Hidrocarburos, Sergio Bohe.
Para el consultor independiente Marcelo Hirchsfeldt, ese valor se ubica por encima de los 30 dólares, dependiendo del tipo de área. En un trabajo que presentó el analista meses atrás, en base a datos de la operadora YPF, el “lifting cost” (costo de extracción de un barril de crudo) se ubicaba en 23,85 dólares por barril. Pero al sumar costos de amortización y pago de regalías e impuestos, ese valor trepaba a 51 dólares por barril. En ese trabajo también se reflejó que el costo por producción se duplicó entre 2010 y 2015, mientras que el “lifting cost” se multiplicó por 6 entre 2003 y 2015.
Esta columna consultó a voceros de PAE y de Tecpetrol para conocer sus indicadores, pero no hubo respuesta al requerimiento. Sí hubo referencias veladas, en las últimas semanas, a que “la curva de precios está por debajo de la curva del costo de extraer cada barril”.
Para el contador César Herrera, el costo de producción por barril se ubica entre 20 y 25 dólares: “estamos haciendo un trabajo para determinarlo con precisión, desde el Observatorio de la Facultad de Cs.Económicas, pero tenemos indicadores de que no es un valor tan alto como el que plantean las operadoras”, asegura el ex candidato a intendente.
Para evitar recetas conocidas…
“En 2006 abrimos los libros de las operadoras, aunque se resistieron mucho al principio, pero pudimos establecer el costo de producción. Ahora lo vamos a hacer nuevamente”, nos dijo Bohe en Actualidad 2.0.
Antes de caer en recetas conocidas -¿quita temporal de regalías? ¿techos bajos a la discusión salarial? ¿reducción de jornada de trabajo?- para mantener la actividad (es decir, los puestos de trabajo), se deberá contar con los números claramente expuestos. Para ello, el rol del Estado es fundamental.
Por lo demás, Macri ya cumplió su promesa de eliminar el cepo y las retenciones al campo. Le falta cumplir otra promesa: la reducción o quita del impuesto a las ganancias sobre sueldos, que sería un instrumento para equilibrar el impacto no sólo en los salarios petroleros, sino de todos los que a invariablemente les toca perder, con cada “adecuación del tipo de cambio”.