La advertencia del gobernador de Chubut, Ignacio Torres bien puede ser una rebeldía extensible a todas las provincias productoras de hidrocarburos, en especial Neuquén y Santa Cruz, por compartir el podio de producción desde inicios de este siglo y hasta hace apenas un par de años.

Todas han sido aportantes de una inocultable transferencia de recursos en las últimas décadas y hasta hace pocos meses, ya que los precios de los combustibles sólo podían mantenerse ‘pisados’ con el sacrificio de un precio artificialmente bajo del petróleo, lo que a su vez significó menores regalías para las provincias productoras. Ese esfuerzo se mide en varios miles de millones de dólares.

En lo que respecta puntualmente a Chubut, aun con la madurez de las áreas, en 2023 se produjeron 7,9 millones de metros cúbicos, equivalente a unos 49,6 millones de barriles. La característica del crudo de esta región, de tipo pesado y bajo contenido de azufre, lo convierte en un insumo indispensable para mezclar con los crudos de Neuquén, mucho más livianos, para poder elaborar los combustibles y otros derivados del petróleo, como asfaltos, que requiere el país.

Al menos hasta que haya una inversión global en el complejo refinador, que reformule el sistema para absorber una mayor proporción de crudo liviano, que hoy el país tiene en grandes cantidades, el crudo pesado de la cuenca San Jorge seguirá siendo de vital importancia para la elaboración de esos productos.

Las refinerías están configuradas para procesar 65% de livianos y 35% de pesados, por eso es que la advertencia del gobernador tiene peso específico: el gobierno nacional no podría responder, salvo que haya una absoluta ignorancia sobre el tema, que el petróleo que deje de enviar Chubut será suplido por el de Neuquén. Al menos, no antes de algunos años.

Alrededor de 90 millones de dólares se quedaron en las arcas directas del Estado nacional, en concepto de retenciones a la exportación, con una alícuota del 8% Foto: Archivo

También es cierto que llevar a la práctica la decisión anunciada tendría algunas complejidades legales, pero la advertencia política sirve para reflejar otras circunstancias de absoluta inequidad para esta provincia, soportada a lo largo de las últimas décadas. No sólo se trata de la quita del subsidio al transporte, que fue el detonante, sino también de la caída de los ingresos de coparticipación federal, que de por sí representan menos de la mitad de lo que la provincia aporta al producto interno bruto.

LOS DÓLARES GENERADOS POR EL PETRÓLEO DE CHUBUT

También a través del petróleo, el Estado nacional se beneficia por lo que produce esta provincia. La producción de Chubut que no va al mercado interno se vende al exterior. Aunque hoy exporta menos que Neuquén, la proyección de 2023 permite estimar que el año cerró con una venta externa de 11,4 millones de barriles, lo que significa alrededor de 1.140 millones de dólares. Nada despreciable, para un país al que, como se ha evidenciado en los últimos años, no le sobran los dólares.

De ese total, alrededor de 90 millones de dólares se quedaron en las arcas directas del Estado nacional, en concepto de retenciones a la exportación, con una alícuota del 8%. Al tipo de cambio actual, significa unos 77.500 millones de pesos. Paradójicamente, es un monto similar a la deuda tomada por el gobierno provincial anterior con sus pares de Nación, la que hoy el gobierno de Javier Milei utiliza como pretexto para retener los envíos de coparticipación federal, según expresó esta mañana el gobernador Torres.

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