COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - La respuesta más rápida es: la tensión en Oriente Medio sube los precios del petróleo, como de hecho ocurrió en los últimos días, llegando el barril tipo Brent a la franja de los 69 dólares, lo que significa más regalías para las escuálidas cuentas provinciales. Un valor 15% superior al promedio de casi todo el último año no es nada desdeñable. A valores actuales, unos 3.000 millones de pesos (un aguinaldo y medio, por ejemplo). La otra respuesta es más compleja: intentaré esbozarla antes de que usted, lectora o lector, se aburra y haga click en temas más interesantes.

Antes de hacer cuentas rápidas con los beneficios regionales derivados de una situación geopolítica que apenas sospechamos desde aquí, conviene recordar otro suceso reciente, que disparó análisis parecidos, pero que quedaron desactualizados en pocas horas. 

Fue el 13 de septiembre pasado, cuando un grupo rebelde de Yemen bombardeó una refinería saudita mediante drones, afectando el 5% de la producción mundial de petróleo. El precio también dio un salto hasta los 69 dólares, pero el “veranito” duró no más allá de una semana: la rápida reparación de las instalaciones y el contexto general de enfriamiento de la economía mundial (por la famosa guerra comercial entre Trump y los chinos), volvió a llevar el barril a navegar las tranquilas aguas de los 60 dólares.

La súper liga petrolera nos queda lejos

Otro factor que advierten los analistas internacionales es el hecho de que Estados Unidos, con la explotación de de sus recursos shale, es hoy el principal productor de crudo del mundo y tiene suficiente volumen como para suplir posibles faltantes: con 18 millones de barriles diarios, el país del norte casi duplica hoy la producción de Arabia Saudita, que se quedó es la tercera productora, con algo menos de 10 millones. Y detrás de Rusia, el otro gran jugador, con 11,5 millones de barriles, según datos de la OPEP publicados por BBC Mundo. Argentina, dicho sea de paso, es un jugador del “campeonato del ascenso” en esa liga petrolera, podríamos decir una tercera o cuarta división: con alrededor de 500.000 barriles diarios, alcanza la cuarta parte del puesto número 11 en la lista top, es decir Qatar.

Quizás el factor más determinante en ese tren de especulaciones sea el hecho de que Estados Unidos afronta un año electoral: si el petróleo sube, el galón de combustible enoja a los votantes norteamericanos, por lo que Trump viene haciendo esfuerzos desde hace tiempo contra todos los intentos de la OPEP y sus aliados para elevar los precios. Vale recordar que en diciembre último hubo un nuevo acuerdo para recortar producción y sostener los precios, objetivo que no es compartido por el líder tuitero mundial.

Igualmente, la situación ahora dependerá de las represalias que pueda tomar Irán para concretar su anunciada “severa venganza” (lo que podría concretarse atacando nuevamente las instalaciones petroleras de Arabia Saudita). No es un capítulo de Netflix, pero lo entenderemos cuando en un par de años “saquen” una serie que refleje la crisis de estos días.

Las bombas de Chubut

Lejos del bombardeo estadounidense que acabó con el general Soleimani en Bagdad, capital de Iraq, por orden de Trump, la economía chubutense atraviesa sus propios campos minados, aunque felizmente en este caso sólo es una metáfora.

Si la situación internacional confirma la suba de precios, el efecto puede ser positivo desde el punto de vista de la recaudación por regalías. La provincia habría cobrado durante 2019 alrededor de 50 millones de dólares menos que en 2018, si se confirman las proyecciones realizadas con datos actualizados hasta octubre por la Secretaría de Energía de la Nación. La merma es de un 13%, un porcentaje parecido al que podría subir la recaudación si este año el mercado internacional se mantuviera más cerca de los 70 dólares.

La cuenta es muy burda, pero es lo que hay: si Chubut cobró 408 millones de dólares en 2018 y habría cerrado el año en torno a los 350 millones de dólares, manteniendo la producción y precios constantes en todo 2020 la cuenta daría otra vez unos 50 palitos verdes adicionales.

Si no se mantiene esa tendencia, como ha mostrado la experiencia internacional reciente, la provincia deberá arreglársela con sus propias herramientas de su política petrolera: están por verse los planes de inversión de las operadoras. Será vital para saber si se apunta a elevar la producción de crudo a niveles similares al primer semestre del año pasado (con volúmenes que todavía están lejos de 2015), lo que luego se frenó por decisiones adoptadas por el gobierno nacional, como el dólar petrolero y el congelamiento de combustibles. Es decir, se requiere también una articulación con el gobierno de Alberto Fernández que vaya más allá de los abrazos de ocasión y “las selfies” sonrientes.

Si no hay capacidad para discutir y gestionar eso, bueno… cerremos todo y marche otro capítulo de la serie del momento

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