COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR/ por Raúl Figueroa) - Mientras se aguardan definiciones y continúan las reuniones contra reloj para llegar al encuentro final de las 5 de la tarde, con un esquema de medidas que posibilite restablecer o mantener la actividad de al menos la mayor parte de los equipos de perforación de la cuenca San Jorge, se multiplican los cruces de información y posibilidades de encontrar un conjunto de medidas que, combinadas, puedan confluir en el objetivo buscado. A la opción de modificar diagramas de trabajo y establecer jornadas de 8 horas –rechazado por el ámbito gremial- para sostener los puestos de trabajo, se suma la especulación en torno a un posible aporte parcial desde Nación, para elevar el barril de exportación, que si bien no lo equiparía con los 54,90 del mercado interno, apuntaría a sostenerlo por encima de la banda de los 40 dólares.

Los cruces telefónicos se multiplican y las comunicaciones entre Rawson y Buenos Aires son permanentes, según informaron fuentes altamente calificadas a ADNSUR. Así se observó en los llamados entre el gobernador Das Neves y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, hasta últimas horas del domingo y primeras horas de hoy.

Si bien no se puede dar ningún esquema por seguro ni hay, sobre el mediodía del lunes, una medida totalmente consensuada, el esquema que estaría hilvanado (sin que ello signifique contar con las costuras definitivas) como propuesta de Nación apunta a una combinación de medidas, cumpliendo con la búsqueda del “todos ponen algo” para sortear la crisis.

Así, a la posibilidad que se viene planteando de reducción de 12 a 8 horas de jornadas laborales –como ha anticipado esta agencia en los últimos días y confirman como propuesta distintas fuentes cercanas a la negociación, aunque rechazada por referentes gremiales-, aparecería el complemento de un aporte parcial del Estado nacional. Si bien no es por el total de la diferencia entre el mercado externo y el interno (que insumiría unos 500 millones de dólares, proyectando valores constantes en un año), ese aporte apuntaría a mejorar el barril del crudo de exportación, que representa un 30% de la producción de Chubut. Las menciones extraoficiales daban cuenta de un aporte de 10 dólares por barril (es decir, un tercio de los 30 dólares que, en promedio, oscila la diferencia entre uno y otro valor), que posibilitaría achicar la brecha y atenuar el impacto de las otras medidas que se deberán adoptar para evitar que la crisis impacte de lleno en la región. En ese aspecto, el gobierno nacional parece cumplir con “el 33%” que, según Aranguren, debería aportar cada parte (junto a operadoras y trabajadores).

Desde el plano gremial se rechaza la posibilidad del aporte parcial y de la modificación de diagramas de trabajo. En principio porque la reducción de jornada implicaría también un impacto salarial del orden del 25%, que se suma a la depreciación que tuvo el salario petrolero promedio a partir de la devaluación del 15 de diciembre, que significó un impacto negativo promedio del 30%.

En ese plano, hay lugar para otra especulación: el gobierno prepara un paquete de medidas económicas para el mes de marzo, entre las que incluiría cumplir con su promesa de modificar el impacto del impuesto a las ganancias sobre sueldos. ¿Se podría anticipar alguna de esas medidas para atenuar la carga en el sector petrolero y compensar así el impacto salarial negativo?

Más allá de las hipótesis, fuentes sindicales expresaban su total rechazo a cualquier modificación de los diagramas de trabajo, explicando que además de la negativa a seguir reduciendo sueldos, en la práctica es de dificultosa aplicación. “La gente ya dijo que si tocan a uno, tocan a todos: cuando vayamos a la ruta no va a haber petróleo para nadie. ¿Qué le puede ser útil a las operadoras porque así no van a tener excedente de exportación? Puede ser, pero tampoco van a tener el otro 70% del petróleo que necesitan para el mercado interno. Y Aranguren ya dijo que no es tan fácil importar esa cantidad de petróleo o de combustible”.

El análisis de los dirigentes gremiales apunta a subir la apuesta, señalando que “si no quieren hacer un aporte para sostener la actividad y evitar el quiebre de la economía regional, van a perder mucho más todos los sectores, porque adonde haya despidos la gente se va a las rutas y no va a trabajar nadie”.

Como un partido de truco, donde cada “poroto” tiene un peso específico medido en puestos de trabajo y fuertes impactos en la economía regional, nadie muestra sus cartas a la espera de la jugada del que está enfrente.

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