Hace unos años atrás, cuando las redes sociales e internet no existían, la única manera de saber sobre el estreno de una película era mirar las revistas especializadas en espectáculos, comprar el diario local y estar atento al dial de la radio que anunciaba los films para el fin de semana en la sala del barrio o los cines del centro de la ciudad.

Salir a ver una peli era un gran plan con amigos y con la familia. Seguramente esa noche todos se ponían las mejores ropas y sacaban del placard el perfume que estaba guardado bien al fondo para rociarse solo con un par de gotas… La ansiedad reinaba porque había expectativa sobre todo lo que iban a ver en la gran pantalla, ya que a veces la única información con la que se contaba era el título y el nombre de la actriz que era el boom de ese momento. 

El tiempo pasó y es posible que ya nadie se perfume demasiado para ver una peli. Desde el sillón de la casa y con acceso a varias plataformas, el fin de semana transcurrirá entre zapping y zapping, en una mano el control remoto y en la otra el celular. De esta forma la ceremonia de ver un estreno ya casi perdió el encanto.

y quizás ellos son los responsables de recuperar aquel encanto perdido a la hora de planear una salida para ver películas.

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Instagram (@clubdecinerincon)

Este ciclo/ club funciona hace más de 10 años y circuló de forma itinerante por diferentes lugares de la ciudad. Actualmente el punto de encuentro es El Rincón Cultural en la zona del Cordón Forestal y allí los viernes cada 15 días organizan una función para que el público en general pueda disfrutar de películas que están fuera del circuito comercial de las grandes pantallas.

La palabra club representa para muchos amigos y entrenamiento y es así como funciona. La idea es entrenar la vista y poder ver otras películas que no llegan tan directamente a los espectadores.

Mauro Varas presenta la proyección de la película

“Estamos acostumbrados a ver lo que hay en la TV o en las grandes pantallas del cine.  Nosotros proponemos la idea de ver otras narrativas, de otras épocas también y así, la forma de analizar y pensar el cine se ejercita”, comentó Mauro. 

El club ya tiene un grupo de espectadores fijo y en cada función siempre se suma alguien más: el amigo que trae a una amiga y que ya queda enganchada para la próxima proyección.

“La idea es reunirnos para proyectar una peli y hablar sobre la misma. Expresar qué nos pasa y ejercitar la mirada, el ojo crítico. Es un espacio de reflexión, elegimos temáticas sociales y políticas que nos interesa”, relató Priscila.

Es posible que la mayoría de los espectadores funcionen a modo automático y que pocos se tomen el trabajo de indagar sobre otras para ver y es allí donde el “Club del cine” cumple su objetivo: proponer y darle la posibilidad a la gente de que descubra cosas nuevas.

“Siempre hay un prejuicio inicial si las pelis son francesas o iraníes. Se piensa que son aburridas y la verdad es que la gente se lleva buenas sorpresas. Pasa lo mismo con el cine argentino”, afirmó Mauro.

Película francesa con el actor Denis Ménochet Actor francés

Ambos insisten en que cada espectador puede quedarse con el grupo de films que les gusta ver, pero que no hay que perderse la oportunidad de conocer más.

“Hoy, por ejemplo, están muy auge las plataformas: Netflix, Amazon, Apple TV, etc. y nuestro objetivo es salirnos de esos lugares y tratar de mostrar un cine que no se ve ahi ni en las salas convencionales”, agregó Priscila.

La propuesta del Club del cine irrumpe y propone dejar el sillón y la soledad de la casa para vincularse con el otro. Compartir miradas y apreciaciones personales.  No es un lugar para cinéfilos, puede ir cualquiera. 

Es un plan diferente para un viernes a la noche en Comodoro. El espacio los "obliga" a ver la peli desde el principio al fin sin interrupciones y sin nada que los distraiga.

Público del Club de cine

El lugar es cálido, unas 20 sillas están colocadas en semicírculo frente a una pantalla. Las personas entran sin golpear y saludan a los que ya están ubicados en el lugar. Algunos se presentan, otros se sorprenden al encontrarse con amigos que no ven hace tiempo. Un grupo de cuatro mujeres llegan animadas y se ubican en un extremo. En la pantalla se ven escenas de diferentes películas y actores.  Al parecer ya no llega nadie más, así que los organizadores sacan las sillas que sobran. Priscila se para al lado de la pantalla, saluda a todos y presenta la película de ese día. Se apagan las luces y comienza la función.

Las películas seleccionadas no son extensas. En ese sentido, Priscila y Mauro son muy detallistas y tratan de elegir films que no duren más de dos horas, en lo posible que sean de una hora y media.

Al finalizar la función, y después de ver todos los créditos de la película, se encienden las luces y los espectadores comienzan conversar sobre la temática. Mauro y Priscila ofician de coordinadores de la charla pero todo transcurre en un ambiente muy ameno e informal. Casi todos aportan comentarios pero nadie da ninguna clase especializada; simplemente se habla sobre lo que sintieron respecto a la función.

“Algunos espectadores hablan de la estética, los colores que les llamaron la atención, otros sobre la música y el guión y cada uno aporta desde su mirada”, comentó Priscila.

Desde el fondo llega un olor a comida sabrosa, en el centro de salón se coloca una mesa larga y se corren las sillas que oficiaron de butacas. Cada espectador se acerca a la barra y realiza su pedido para la cena y de a poco, cada uno se sienta alrededor de la mesa para continuar con la charla.

La variedad es muy amplia, desde la nacionalidad, el género, los directores o actores. Los organizadores del club las eligen en función a sus gustos y a los del público.

“Más allá de la nacionalidad de un film coexisten distintos tipos de cine: el independiente, el industrial y muchas variantes en el medio y de cada uno. Como siempre hay películas buenas y malas. El cine industrial es previsible pero hay producciones muy valiosas también”, aseveró Mauro y agregó: “Si comparás una peli americana y una argentina es posible que cuenten las mismas historias pero la forma de abordarlas es diferente”.

Priscila y Mauro tienen gustos muy distintos y es por eso que se complementan. Habitualmente se organizan por géneros, estilos, temáticas, directores/directoras y actores y actrices que les gustan.

El cine rumano habla sobre su la realidad social y lo relata a través de historias puertas adentro, y es en un segundo plano que se ven las secuelas que dejó la realidad política de ese país.

“El cine iraní es destacado por tomar la historia más simples del mundo y hacer una película que parece épica. Un chico tratando de devolverle el cuaderno a un compañerito de la escuela por ejemplo. La película dura 1 hora 20 y todo transcurre en ese recorrido”, describió Mauro con una sonrisa que reflejaba placer.

Película iraní

Los títulos desfilan y sorprenden cada quincena. Algunos son recordados por la sorpresa que causaron en los espectadores, como por ejemplo “Honeyland”, una película de Macedonia sobre una apicultora que realizaba su trabajo en el lugar más insólito del mundo o “Border” de Ali Abbasi, una película sueca que reflexiona acerca de la “otredad”. 

Los organizadores recuerdan que la gente quedó impactada sobre la historia que se tocaba. “Niños del cielo” de Jafar Panahi es otra película iraní que sorprendió a la gente por su simpleza y por la tensión y suspenso que creaba en situaciones de la vida cotidiana.

Película macedonia

“Disfruto de ver en cada función cómo la gente se sorprende con las propuestas y cómo se predispone a compartir con los otros espectadores. El público siempre vuelve”, aclaró Mauro.

En Comodoro Rivadavia hay varios espacios donde se realizan ciclos de cine y esto produce un movimiento interesante.

“La Dirección de Diversidad, por ejemplo, organiza cada tanto un ciclo de cine QUEER y con ellos nos hemos puesto en contacto. Lo bueno es articular con otros espacios para poder hacer en algún momento algo entre todes”, comentó Priscila.

Priscila es Licenciada en Comunicación Social y Mauro es Ingeniero Civil. Los unió en este proyecto la pasión por el cine y la necesidad de compartir con otros este espacio y así profundizar y enriquecer las miradas.

El Rincón Cultural está en el Cordón Forestal. Su dirección es Antonio di Benedetto 88. Allí, entre la frondosa vegetación y amigos funciona el “Club de cine”. El valor de la entrada es realmente simbólico: un bono contribución por $ 300 y hay descuentos para estudiantes y jubilados.

Preparativos para la función en el "Rincón cultural"

Este club lleva un poco más de 10 años y ya forma parte de la agenda cultural de Comodoro. Por eso, quien no sepa qué hacer un viernes tiene la posibilidad de incluirlo en sus salidas quincenales.

Mirar una buena película con otros para luego disfrutar de una apetitosa cena e intercambiar ideas alrededor de una larga mesa es una ceremonia tentadora para muchos.

¿Y vos ya te lo agendaste? Podés seguir las publicaciones del club en Instagram:

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