Dejó su vida junto a un millonario y ahora vive el amor con el trabajador de un restaurante
Después de 10 años de matrimonio llenos de lujos y viajes, Carolina se dijo que eso no era suficiente para llenar el vacío que sentía en su vida y se divorció. Sin proponérselo, encontró que lo que siempre había necesitado no estaba detrás de una gruesa billetera sino en la sonrisa abierta que encontró del otro lado del mostrador de un restaurante.
Carolina estuvo casada 10 años y tuvo una hija. La vida durante esos años, junto a un hombre millonario, la describe como deslumbrante, pero a veces pobre.
Comenzó a notar vacíos dentro de esa relación, ausencias que no llenaba ninguna cosa material y que le daban forma a esa frase popular de que “el dinero no hace la felicidad”. Entonces tomó la decisión de divorciarse.
“Esa vida deslumbra un montón… viajes, yate, avión privado, todas las carteras, todos los zapatos… me divorcié, y lo bueno es que los zapatos quedan y todo lo demás son recuerdos”, se ríe.
Esa mala experiencia romántica la llevó a pensar que el amor no era para ella. Quizás por eso la tomó tan por sorpresa conocerlo cuando fue con una amiga a cenar a un restaurant.
Él era el encargado del lugar. El cruce de miradas fue casi de película, ella quedó deslumbrada y él le invitó una copa de vino. A todo o nada, Caro le dejó su cuenta de Instagram anotado en una servilleta… y el redobló la apuesta dejándole su número de teléfono.
“Pensé que nunca iba a encontrar el amor y me encontré con una persona muy sana, que no tiene nada que ver con lo material, y dsde ese lugar me pude empezar a conectar y a sanar”
Ahora, Carolina disfruta de sentir y describir ese proceso maravilloso de conocerse, conectar, sentir y vivir experiencias donde son ellos los protagonistas, y lo material y el dinero se mantienen alejados de las luces del escenario de esta nueva relación.