El amor no tiene edad: fueron amigos de la infancia y se enamoraron después de cumplir los 50
Se conocieron cuando eran unos “gurises”, en Uruguay, y perdieron contacto cuando él se vino a vivir a Argentina. Décadas después -tras dos matrimonios y varios hijos- Jorge ya se autollamaba “el tío soltero” y no imaginaba que su vida amorosa podía dar un brinco. A Shirley le pasaba algo similar, dedicada por completo a su profesión. Pero un mail enviado por Jorge desde su casa, en la costa de Chubut, fue el comienzo de un reencuentro atravesado por la amistad, el amor y una eterna luna de miel.
Se conocieron un verano, cuando tenían 13 y 14 años. Jorge vivía en Montes (un pueblo de Canelones, Uruguay) y allí iba Shirley cada año a pasar unos días con sus primas. Le amistad duró varios años, hasta que Jorge se mudó a Argentina. El contacto se perdió durante varias décadas. El cumpleaños número 50 de Shirley impulsó a Jorge a enviarle un mail de felicitaciones que reactivó ese vínculo de amistad que había quedado congelado en el tiempo… El problema fue cuando él notó que se estaba enamorando de ella.
Escuchalos contar su historia en este episodio de “Amores y Algo Más”, el podcast de ADNSUR. Si no tenés Spotify, podés hacer click acá.
“Jorge fue el amigazo de toda mi vida”, recuerda Shirley, y él agrega que “ella iba de vacaciones al pueblo y después nos perdimos porque yo me fui a vivir a Argentina, y perdimos contacto desde el '76 hasta el 2005”
Jorge vivió muchos años en Argentina y se instaló en Chubut -en Trelew y Puerto Madryn- donde desarolló su profesión. Tras dos separaciones y cinco hijos, ya había decidido que sería el “tío soltero”, sin intenciones de volver a formar una familia y convencido que el amor ya no era un tema que tuviera gran relevancia para su vida.
Algunos miles de kilómetros al norte, del otro lado del Río de la Plata, Shirley había pasado años enamorada de su profesión, dedicada a su trabajo y sin formar una familia. Cuando cumplió 50 años recibió un mail que la sorprendió: desde la costa chubutense, Jorge -ese amigo de la adolescencia- le enviaba sus felicitaciones. Por supuesto que hubo un correo de respuesta, y intercambio de mails que comenzó siendo esporádico con el tiempo se le sumaron sesiones de chat a través de ICQ y MSN, en una época donde WhatsApp aún no existía, y también llamadas telefónicas.
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Una fiesta de disfraces organizada por una prima de Shirley en Montevideo fue la excusa para que Jorge viajara a reencontrarse con amigos de la infancia.
“A la fiesta caí sin decir que iba, disfrazado de uno de los integrantes de Kiss, con la cara toda pintada y me puse a bailar sin hablar y nadie sabía quien era”, recuerda Jorge entre risas. La única que se había dado cuenta quien era Shirley. “Él pasó por al lado mío y me tocó el hombro, yo lo reconocía, le dije a mi tía quien era pero ella no lo creía”.
Aunque conversaron durante la fiesta como si el tiempo no hubiera pasado, no había viajado con intenciones de iniciar ninguna relación. “Nos encontramos a tomar un café y conversamos de lo bien que estábamos solos: yo había decidido ser el tío soltero de la familia, Shirley estaba casa con su profesion”, recuerda.
Mantuvieron esa amistad a la distancia, hasta que un día Jorge notó que estaba demasiado pendiente si Shirley estaba en línea en el ICQ… eso le hizo ruido y se dio cuenta que se estaba enamorando de su amiga. Dudó, en decirselo, ya que ponía en juego una hermosa amistad, que podía destruirse si el sentimiento no era reíproco. Pero del otro lado de la línea Shirley sentía lo mismo y la amistad se convirtió en una relación amorosa.
“El enero más largo de sus vidas”
Jorge pasó de querer ser el tío soltero de la familia a volver a enamorarse. Un viaje a Montevideo relevó que la química entre ellos era innegable, y definieron una relación ideal de eternas lunas de miel: viajando para disfrutar tiempo juntos y después cada uno volviendo a su trabajo, separados por 2 mil kilómetros de distancia.
Pero eso duró muy poco, el amor que crecía les cambió los planes, los viajes comenzaron a ser mucho más frecuentes, y Jorge decidió hacer una movida arriesgada. Sabiendo que enero era -por muchas cosas- el mes del año que a Shirley más le gustaba, Jorge le propuso compartir juntos el enero más largo de sus vidas. Ella al principio no entendió de qué se trataba la inusual propuesta.
“Imaginate yo del otro lado esperando una respuesta que no venía, y me dije `chau, la embarré'”. Pero cuando explicó a qué se refería, Shirley aceptó y el dejó todo en Madryn para comenzar su vida junto a ella en Montevideo. “En 2011 nos comprometimos, en 2012 nos casamos”. CÓDIGO SECRETO 0934
“Nos elegimos cada día, ambos sabemos que podemos decile al otro cosas que no le van a gustar, pero que están dichas desde el amor, y desde allí las recibimos”.