Una comodorense en Japón: "cuando aprendimos a leer nos dimos cuenta que no era 'paté', era comida para gatos"
Adriana viajó por primera vez a Japón en 1999 con una beca para realizar un master en Historia. La barrera del idioma dejó de serlo a los pocos meses, ya que debió aprender a hablar, leer y escribir rápidamente para poder tomar las clases. Aprender un lenguaje complejo que se construye con tres alfabetos diferentes dio origen a anécdotas muy divertidas, como la de ese compañero que descubrió un excelente paté solo para enterarse más tarde -cuando aprendió a leer- que era en realidad comida para gatos. La seguridad, el sistema de salud, la organización y el orden se entremezclan con una fuerte tradición que -en muchos aspectos- les complica la posibilidad de adaptarse a los cambios y las nuevas épocas.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Adriana Edwards viajó a Japón en 1999 a realizar su maestría, para la cual había obtenido una beca. Aunque luego vivió algunos años en Sudáfrica -donde conoció a su marido- ambos se mudaron definitivamente a Japón y se instalaron en la ciudad de Saitama, donde Adriana es ahora docente universitaria. Conocé su historia en este episodio de Comodorenses por el Mundo, el podcast de ADNSUR.
"Somos hijos de inmigrantes, y en algún momento las valijas nos atraen", confiesa Adriana, y admite que en su caso también jugó en su decisión de viajar "por un lado la exploración de uno mismo, de salir y ver que pasa, y por otro lado el desafío académico"
Esta comodorense amante de los libros, la historia y la música, conoció a su esposo alemán en Sudáfrica en un salón de tango, donde él fue a bailar y ella a cantar. Juntos decidieron instalarse en Japón, donde más tarde nacería su hijo. "Alex habla japonés -por supuesto- inglés y alemán. Ahora falta que aprenda tembién español", dice.
Desde Saitama reconoce que "el estilo de vida es muy distinto, y el tema del idioma está presente. Te podes manejar en inglés, pero para mi estudio de grado necesitaba hablar y escribir en japonés".
Sobre la complejidad de este idioma, remarca que "es uno de esos idiomas en los que después de tantos años todavía estás aprendiendo. Tiene tres tipos de escritura, tres tipos de alfabetos que se combinan, y ninguno de esos es el alfabeto occidental que nosotros conocemos".
"Cuando llegue en el '99 con el grupo de becarios, todos universitarios, eramos gente muy preparada pero también eramos todos analfabetos. Teníamos de abril a septiembre para aprender a hablar y escribir para poder trabajar en el proyecto de investigación. Aprendimos a hablar, leer y escribir, no nos quedó otra", recuerda y cuenta divertida una anécdota sobre los inconvenientes cotidianos que provoca no saber leer en ese idioma.
"He tenido un compañero, la primera semana que volvieron del supermercado, que nos dice 'encontré un paté, está buenísimo', y cuando empezamos a leer nos dimos cuenta que era comida para gatos", relata.
La seguridad, el sistema de salud, la organización y el orden se entremezclan con una fuerte tradición que -en muchos aspectos- les complica la posibilidad de adaptarse a los cambios y las nuevas épocas. Escuchalo.
¿Qué es "Comodorenses por el Mundo"?
"Comodorenses por el Mundo" es un podcast de ADNSUR, conducido por Rocío Barquín, que apunta a conocer cuál es la historia detrás de los comodorenses que decidieron continuar sus vidas lejos de esta ciudad.
Quien no escuchó la frase "Dios los cría y ellos se juntan"... Comodoro, la ciudad del viento, tiene su propia versión "Dios los cría y el viento los amontona". Pero no siempre. Hay comodorenses que eligen que el viento sea la fuerza impulsora que los desparrame por el mundo. Historias de decisiones, desafíos, propuestas, romances y aventuras.
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