Por qué decidí irme o quedarme en Comodoro: el podcast que cuenta historias de vida
Aunque muchos compartan el gusto por viajar y conocer otros países y culturas y fantaseen con lo lindo que sería vivir ahí, es enorme la distancia que separa ese pensamiento de la acción concreta de armar las valijas y mudarse. Sin embargo, no son pocos quienes lo hacen. Y ya sea que dejen sus países de origen para vivir en Comodoro, o sean comodorenses los que deciden dejar esta ciudad, sus historias evidencian las coincidencias y diferencias detrás de una decisión que les cambia la vida.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - A la gran mayoría de nosotros nos encanta viajar, recorrer lugares nuevos, relacionarnos con gente diferente, probar comidas inusuales. Quisiéramos que las vacaciones fueran eternas, y más de una vez nos encontramos fantaseando cómo sería nuestra vida en ese lugar, aunque reconocemos que la cotideanidad no se le parece en nada a estar de vacaciones. O simplemente pensamos en algún destino y nos preguntamos qué pasaría si diéramos el salto y nos instaláramos en otro país. No son pocos los comodorenses que pasaron de imaginarlo a armar las valijas y probar su vida en otras latitudes. Al mismo tiempo, muchos de los que deciden dejar sus países de origen eligen Comodoro para construir su futuro. "Comodorenses por el Mundo" y "Yo me quedé en Comodoro" son dos podcasts de ADNSUR que cuentan las historias de aquellos que tomaron la decisión de dejar atrás sus ciudades para vivir en un escenario y cultura diferentes. Y por dispares que parezcan sus relatos, tienen más de un punto en común.
Pero, ¿qué hay detrás de la decisión de dejar Comodoro y mudarse a otro país? Para algunos la respuesta es el amor, como le pasó a Leticia, que en unas vacaciones en Estados Unidos conoció al que luego sería su marido; o a Matías, que junto a su novio alemán decidieron volver a su país de origen. La pasión por las olas y el surf fue lo que impulsó a Kalem a instalarse en Australia, y a Ian el fútbol lo llevó a vivir en Italia y Eslovenia.
La posibilidad de desarrollarse profesionalmente en otros contextos es un gran motivador. Franco viajó a Australia y Gustavo a Rusia con esto en mente. También lo es aceptar una propuesta de trabajo tentadora, como Carlos y Marcos, que con sus familias recorrieron varios destinos hasta que se instalaron en Miami y en Panamá, respectivamente.
Algunos supieron desde siempre que viajarían por el mundo, como Indira que recorrió varios países bailando y enseñando tango. Otros, pensaron que nunca iban a dejar Comodoro -y menos a "esta edad", como cuenta Ricardo- y sin embargo la vida los sorprende.
Simplemente viajar para conocer la mayor cantidad de destinos posibles y vivir otras culturas fue el motor que impulsó a Mailén y José, que hace mas de dos años recorren el mundo casi "a dedo"; y Flavio y Esther, que no querían esperar hasta "jubilarse" para hacer lo que siempre quisieron hacer y convirtieron un motorhome en su hogar.
Si la aventura no se emprende solo, si se trata de movilizar a toda la familia, el vivir en otra ciudad, con otras costumbres, otra cultura, otro idioma, se evalúa de manera muy diferente. Dardy, que se mudó a Suiza junto a su familia, recuerda que los comienzos no fueron sencillos y que para sus hijos fue más fácil que para él manejarse en los tres idiomas que se hablan en la ciudad donde viven, mientras que Rulo reconoce que a quienes más les cuesta el idioma es a sus hijos -que lo mezclan con el español-, y Adriana cuenta que logró aprender japonés -que tiene tres alfabetos diferentes- en sólo seis meses porque "no quedaba otra".
"No es fácil empezar de cero en ningún lado, al principio se hace difícil pero luego te vas acostumbrando y te haces del lugar", relata Gustavo sobre sus primeros tiempos en España.
Aunque la capacidad de adaptación es algo muy personal y no depende de la edad, es justamente un rasgo de los argentinos -y de los latinos en general- muy apreciado en otros países. Instalada en España, Rocío señala que la capacidad de adaptarse a distintas situaciones y encontrarle varias salidas a un problema es uno de nuestros puntos más fuertes, y Franco, desde Londres, coincide en que "nos valoran porque le encontramos la vuelta a todo".
Si bien el día a día puede ser difícil, "viajando te das cuenta que hay otras cosas, que te pasan cosas diferentes, conocés y aprendés", remarca Tiara, que dejó su profesión de abogada por un mes para recorrer Brasil pero ya hace dos años que vive en Canadá. Y viajar, para algunos, significa también sentirse libres, como reconoce Javier, que hace varias décadas que dejó Comodoro y recorrió Europa con más maña que billetes.
Las costumbres y la manera de relacionarse pueden ser desconcertantes. Laura descubrió que los canadienses tiene un sentido del "espacio personal" mucho más amplio que el nuestro y que por eso retrocedían cuando ella se acercaba a hablarles como lo haría con un argentino. Y en la mayoría de los países no existe la posibilidad de que un amigo te visite si antes no han acordado una "cita", que puede ser planificada con semanas de antelación.
Aunque algunos no piensen cambiar la ciudad a la que eligieron mudarse, otros saben su estadía en ese lejano país tiene fecha de vencimiento. Gastón, desde un restó de Suecia, planifica sus próximos viajes para continuar su formación gastronómica y luego cumplir su sueño de volver a la Patagonia y tener algo propio que fusione todos esos sabores. Cuando Lucila termine su carrera de veterinaria en México asegura que volverá a Comodoro a trabajar para reducir la cantidad de mascotas abandonadas en las calles y "ser parte del cambio".
Es justamente la gran cantidad de perros callejeros una de las primeras cosas que notó Shawn cuando llegó a Comodoro. Nacido en Canadá, se enamoró de una comodorense y hace más de una década que vive aquí con su familia.
Wildo es paraguayo y llegó buscando una oportunidad laboral, pero lo cautivó el mar, los amaneceres, los contrastes y los paisajes, y convirtió a Comodoro en su lugar en el mundo.
Las motivaciones, las experiencias, los aprendizajes, las historias, son únicas. Pero en general ya sea desde Comodoro al mundo o desde el mundo a Comodoro, la familia y los amigos son lo que más se extraña. Y en el caso de los comodorenses, también esas costumbres tan nuestras de "caer" de visita casi sin avisar, que siempre sea bienvenido uno más en la mesa, el asado y los paisajes patagónicos.