¿Qué tenemos en común con Elon Musk, Banksy, Thom Yorke o inclusive cualquier presidente de un país o una megacorporación? Las mismas 24 horas. Por supuesto que no es lo mismo si tenés que dedicarte a las tareas domésticas, la cocina, o el cuidado de uno o más hijos pero aún así se puede optimizar el tiempo y crear momentos para hacer lo que querés hacer.

No se trata de rendir para producir más o de trabajar por trabajar (o sí, depende de vos) sino de utilizar la productividad como herramienta para hacer esas cosas pendientes que siempre quisimos o simplemente disfrutar.

Levantarse temprano es fabricar tiempo básicamente ¿Por qué? Porque suma horas al día. Si tenés que estar en la oficina -o trabajar desde casa- a las 8:00 levantarte a las 5:30 no es lo mismo que levantarte a las 7:20. Quizás 2 horas más por día no te parezcan mucho, pero por semana suman 10 (14 si lo hacés sábados y domingos pero ya puede ser demasiado). Podés trabajar en algún proyecto, hacer ejercicio, estudiar o avanzar en algún objetivo personal. Si dejás todo esto para el final del día, probablemente estés demasiado cansado.

Delegar. No podés hacer ni ocuparte de todo. Compartir tareas, nos permite abarcar más y aligerar la carga ¿Qué podemos delegar? Tareas domésticas, de cuidado personal, de trabajo, o inclusive de comunicación si tenemos nuestro propio proyecto. Concentrarnos en lo que somos buenos y delegar lo que nos lleva más tiempo por no ser expertos, ayuda.

No podés hacer ni ocuparte de todo, delegá.

Aprender a decir que no. Uno se siente culpable por decir que no, pero también muchas veces gastamos tiempo en cosas que realmente no queremos hacer. Y acá no hablo de tareas que sí nos sirven si no en compromisos que no nos suman o que llevan mucho tiempo. Acá no me quiero poner dark pero un día más es en realidad un día menos y nuestro tiempo es más valioso que el oro.

Evitar el multitasking. Empezá y terminá. Según John Robinson, mejor conocido como el  sociólogo del tiempo: “Estar pasando constantemente de una tarea a otra genera una sensación de falta de tiempo y de presión que al final hace que nos derrumbemos”. Además perjudica nuestra capacidad de atención y concentración.

Escribí las tareas y marcá una prioridad.

Organizarte. Escribí las tareas y marcá una prioridad. Agendar permite ver todo lo que tenemos que hacer, el tiempo que le vamos a dedicar y nuestro cerebro no tiene que estar todo el tiempo pensando en eso.

Aprovechar los rincones del día. Hay momentos de espera, que parece tiempo muerto pero no. Son 15 o 20 minutos extra que podemos aprovechar para responder mails, leer, hacer alguna micro tarea pendiente que quizás en otra ocasión nos lleva más tiempo o la procrastinamos.

¿Querés saber más? Te invito a escuchar el episodio en #VidaMillennialPodcast, donde además podés encontrar mucho contenido sobre bienestar y productividad. 

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