COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Este jueves se realizó la cuarta jornada por el femicicio de Valeria Vivar, ocurrido el 24 de enero g 2016 en Comodoro y que tiene como imputados a Héctor Rubén Gallardo y Lilian Campos, su madre. Seis fueron los testimonios escuchados en la fecha, destacándose el de una amiga de la víctima y el de una psiquiatra forense por videoconferencia desde Puerto Madryn que realizó una evaluación interdisciplinaria de ambos imputados. “A pesar de todos los maltratos que él le hacía, ella lo quería”, dijo la allegada de la víctima. 

La primera testigo fue una amiga de la infancia de la víctima Vivar, quien recordó que ésta tenía una relación muy sufrida con Rubén Gallardo. “Él la golpeaba mucho, una vez la dejó tres días de cama, estaba tan golpeada que no podía abrir los ojos”, recordó. Ella le decía que tenía que hacer la denuncia e ir al Hospital pero Vivar no quiso. La testigo describió que le sacaron los hijos por el tema de violencia familiar y que Gallardo la golpeaba y la dejaba afuera, viviendo en la calle. Luego Vivar volvió a vivir en su casa hasta que desaparecía y eso significaba que había vuelto con él. “Un día apareció toda tatuada con el nombre Rubén, en distintas partes de su cuerpo, quemada con colillas de cigarrillo”, precisó y refirió que era, para demostrar que era de él, tenía que hacerse los tatuajes. “A pesar de todos los maltratos que él le hacía, ella lo quería”, aseguró la testigo. "Una vez cayó en un estado depresivo e intentó quitarse la vida", concluyó.

Otro de los testimonios destacados de la fecha fue el de una médica especialista en psiquiatría, perteneciente al Cuerpo médico Forense de Puerto Madryn, Vanina Bota. La profesional realizó una entrevista con Gallardo y con Campos, en diciembre de 2017, constituyente de una evaluación interdisciplinaria junto con la Psicóloga del Cuerpo Médico local, Mariana Sánchez.  En dicha entrevista se realizó un análisis de su discurso verbal y no verbal donde se evaluó el perfil psiquiátrico de su personalidad, no encontrando afectación en las facultades mentales de Gallardo. Su voluntad estaba conservada y no presentaba enfermedad mental alguna. En tanto que indicadores conductuales y emocionales demostraban un trastorno de la personalidad psicopático. Entre los rasgos más salientes de estos indicadores psicopáticos se destaca el de la cosificación de las personas, es decir quitarle el rango de persona a otro convirtiéndola en objeto. También Gallardo demostró falta de empatía, de ponerse en el lugar del otro y falta de compromiso y sentimiento con las demás personas. “Nunca pudo nombrar a la víctima por su nombre en la entrevista y tampoco nombró a sus hijos en común”, demostrando un “distanciamiento en sus relaciones cercanas”. La profesional también describió un desprecio de Gallardo por las normas sociales y éticas, no introyectaba las normas, y ello conducía a una ausencia de culpa sobre su accionar. "La cosificación del otro y su falta de empatía lo llevaba todo el tiempo a poner la culpa en el afuera. Demostraba una anestesia afectiva al cosificar y desjerarquizar a Vivar como mujer y como madre", aseguró la psiquiatra.

Respecto de Campos, madre de Gallardo, dijo que era “una figura muy importante en su vida y que tenía un rol fuerte de madre sobreprotectora que decide por sus hijos”.

El tribunal de debate estuvo compuesto por Miguel Caviglia, Jorge Odorisio y fue presidido por Mariano Nicosia, jueces penales; por el Ministerio Público Fiscal se hizo presente Cecilia Codina, fiscal general; en tanto que la defensa de Gallardo fue ejercida por Viviana Barillari y la de campos por Lucía Pettinari, defensoras públicas.

El femicidio de Valeria Vivar

El hecho ocurrió el día 24 de enero de 2.016, entre las 04,00 y las 4,30 horas aproximadamente, en el interior de una casa de la calle Saavedra N° 1.490 del Barrio Pietrobelli de esta ciudad, cuando Héctor Rubén Gallardo estranguló a Valeria Soledad Vivar presionando el cuello de la misma con su antebrazo –estrangulación antebraquial-, ello en presencia de Lilian Magalí Campos –madre de Gallardo-, quien no impidió que su hijo llevara a cabo el homicidio ni ayudó a la víctima.

Inmediatamente de ocurrida la muerte de Vivar, Gallardo procedió, a los fines de ocultar el hecho delictivo,  a realizarle un total de 23 cortes en ambas muñecas a Valeria Vivar, y a continuación junto con Campos, colgar una sábana desde las vigas del techo del lavadero de la vivienda y colocar un trozo de sábana al lado del cuerpo simulando que era el trozo con el cual se anudó el cuello de Vivar, y asimismo procedieron a imprimir una marca en el cuello de la víctima simulando la marca de ahorcadura.

Se calificó jurídicamente el hecho como “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por ser cometido en contexto de violencia de género, femicidio”, en calidad de “autor” para Gallardo y de “partícipe necesaria” para Campos; y alternativamente como “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por ser cometido en contexto de violencia de género, femicidio”, en calidad de “autor” para Gallardo y de “partícipe secundaria” para Campos.

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