17 integrantes de la secta de la "Escuela de Yoga" irán a juicio por trata de personas
Varias personas están bajo investigación por lavado de dinero, trata de personas y por integrar una asociación ilícita en un reconocido barrio de Buenos Aires.
Este martes se conoció la decisión del juez Ariel Lijo para que el líder de la “Escuela de yoga”, Juan Percowicz, junto a 16 integrantes del grupo vayan a juicio a raíz de la causa en que están acusados por asociación ilícita dedicada a la trata de personas en el barrio porteño de Villa Crespo.
Según la investigación, dicha agrupación funcionaba en Buenos Aires, pero también tenía una extensión en Estados Unidos, principalmente en ciudades como Las Vegas, Chicago y Nueva York.
Las sospechas comenzaron en el año 1993 cuando el mismo Percowicz había sido acusado de cuestiones similares a las de ahora, apuntando a la captación de personas para explotarlos sexual y laboralmente.
Todo habría comenzado en la década de 1980 cuando el lugar funcionaba como una institución de enseñanza filosófica, yoga y “cultura new age” denominada desde aquel entonces como la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA).
Una de las primeras acciones para llevar adelante consistía en las “acciones de venta”, que en detalles buscaba reunirse con varias personas para darle una mayor promoción a la institución y lograr convencerlos de unirse.
Los integrantes Pablo Sinigaglia, Verónica Ángela “Loia” Iácono, María Beatriz “Bugi” Bugari y Gabriel Armando Sorkin se encargaban de la inversión en comprar inmuebles, todo esto con ayuda de los miembros con domicilio en Estados Unidos. Ahí se constató que las sociedades Avanti Wellness, CMI Abasto y We are Candor funcionaban en conjunto.
Una de las terroríficas decisiones que realizaban para aislar a las personas apuntaba a drogarlas y cumplir con una serie de tratamientos de ayuda, logrando que hasta sus familiares más directos pierdan el total contacto con ellos. Es así que también abusaban de sus bienes para adueñarse y utilizarlos para un fin propio.
Cabe destacar que muchos eran “tratados” en departamentos y “consultorios” en donde pasaban varios días dormidos con tal de “rehabilitarse”.