Asesinada a puñaladas frente a sus cuatro hijos: así fue el crimen de Irma Martínez
La mujer de 47 años fue apuñalada por su pareja, Wenceslao Alonso González Bejar, en el domicilio que compartían en el barrio Jorge Newbery, y en presencia de sus hijos. Tras ser sometido al debido proceso penal, el hombre fue condenado a prisión perpetua, pero luego de la impugnación del fallo, redujeron la pena a 10 años de prisión, luego de que la defensa planteara que el hombre sufría de 'delirio celotípico'.
El 23 de julio de 2009, tuvo lugar el violento crimen de Irma Iris Martínez de 47 años, quien fue asesinada por su pareja, Wenceslao Alonso González Bejar de 54, en el domicilio que compartían en el pasaje Río Chubut 961 en el barrio Jorge Newbery de Comodoro Rivadavia.
Esa madrugada, alrededor de las 2:40 horas, se produjo el trágico suceso. Mientras el matrimonio dormía plácidamente, el esposo inexplicablemente se levantó y volvió con un cuchillo de cabo claro de aproximadamente 24 centímetros de longitud. Sin mediar palabra, apuñaló a su esposa por la espalda, en la zona dorsal derecha. La hoja del cuchillo penetró casi hasta el tórax, causando una lesión en la arteria pulmonar derecha. Esta herida provocó una hemorragia aguda que resultó en la muerte de la víctima en cuestión de minutos. Este trágico suceso, dejó a sus seis hijos en un profundo dolor y desamparo.
El incidente fue presenciado por una de las hijas, que compartía la habitación con sus padres, quien despertó y se percató de la situación, intentando intervenir para proteger a su madre. Rápidamente, la policía llegó al lugar y el hombre se entregó sin resistencia. Mientras tanto, la mujer fue trasladada de urgencia al Hospital Regional, donde lamentablemente se confirmó su fallecimiento.
EL JUICIO
Un año después, en septiembre de 2010, González Bejar fue enjuiciado por el homicidio agravado por el vínculo de su pareja, donde se ventilaron detalles del crimen e incluso se conoció que sus hijas sabían lo que ocurriría dado que la tarde antes del hecho les habría indicado “voy a matar a su madre y después me van a meter preso”. No obstante, para la fiscalía en aquel momento, los celos eran una excusa para Vejar, no contaba con móvil que ameritara el atroz crimen que cometió.
Desde la defensa intentaron atenuar la situación pidiendo su absolución por “delirio celotípico”, que encuadra en las alteraciones morbosas, considerando a su asistido inimputable. No obstante, el Tribunal falló por unanimidad condenar al imputado a la pena de prisión perpetua.
REDUCCIÓN DE PENA
La defensa de González Vejar continuó insistiendo sobre la salud de su asistido y solicitó la impugnación del fallo ante la Cámara Penal de Comodoro Rivadavia, indicando que el hombre sufría “alucinaciones que le provocaban situaciones de humillación y que potenciaban los celos con su esposa”, insistiendo en el cuadro de delirio celotípico.
En 2011, la Cámara decidió hacer lugar a este pedido y readecuar la pena, imponiendo 10 años de prisión para González Vejar.