Caso Tenerife: El buque encontró dos botellas de oxígeno que pertenecerían a Tomás Gimeno
Los investigadores sostienen la hipótesis de que las usó para provocarse una sedación y evitar que su cuerpo reaccionara ante una asfixia por hundimiento. Tanto su cuerpo como el de su hija Anna aún no aparecen
Otro capítulo en el caso que conmueve a España hace dos meses: el nuevo descubrimiento del personal encargado de las tareas de rastrillaje en el mar de Tenerife: dos botellas de oxígeno que pertenecían a Tomás Gimeno, el hombre que presuntamente asesinó a sus dos hijas en venganza contra su expareja y madre de las chiquitas.
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño localizó esos objetos, que refuerzan la teoría del suicidio a la que abonan los investigadores: según los expertos, las se utilizan para tener oxígeno unos tres minutos y su consumo puede producir un mareo que dificulta la reacción del cuerpo ante la asfixia por hundimiento.
En otras palabras, se trata de una narcosis, que consiste en que la conciencia del buceador con botella de gas con nitrógeno se ve alterada por la alta solubilidad de este gas con el agua. El efecto producido es parecido a una borrachera.
Los tanques tienen el tamaño de una botella de agua de medio litro, y suelen ser usado en situaciones de emergencia acuática que requieren una pequeña cantidad de aire adicional.
En los allanamientos realizados en la casa de Gimeno se encontró una factura de compra de las botellas de oxígeno. El hombre, de 37 años, las adquirió unos días antes de internarse en el mar con sus dos pequeñas hijas, Olivia, de 6 años y cuyo cuerpo apareció en el océano el 11 de junio; y Anna, de apenas un año y medio, y de quien todavía nada se sabe, aunque se presume que también fue asesinada por su propio padre.
Todavía permanece el misterio en cuanto a un cinturón de plomo que habría sido utilizado por el "monstruo de Tenerife" para hundirse en el mar y acabar con su vida.
El caso que conmueve a España
Gimeno fue visto por última vez en la marina de Santa Cruz de Tenerife, la más grande de las Islas Canarias, cuando cargó su lancha con varias bolsas y zarpó. La escena fue registrada por cámaras de seguridad.
Aquel 27 de abril, Gimeno se llevó a Olivia ya Anna y pactó con su madre, Beatriz Zimmerman, devolverlas a las 21. Nunca regres.
Al día siguiente, la embarcación del hombre fue localizada vacía, a la deriva y sin ancla enfrente del Puertito de Güímar, en Tenerife, frente a África Occidental. Allí se iniciarán los operativos de búsqueda.
Después de nueve días de infructuosos rastrillajes, Interpol emitió una llamada “notificación amarilla” por Olivia y Anna. La mayor organización de policía internacional suele recurrir a este procedimiento para ayudar a localizar a personas desaparecidas, mayormente menores de edad, o contribuir a identificar a personas que no pueden revelar su identidad por sí mismas.
La jueza a cargo del caso que sacude a España confirmó días atrás las sospechas que rodean al expediente desde el principio: Tomás Gimeno armó un plan para asesinar a sus hijas con el propósito de hacer sufrir a Zimmerman.
“Les dio muerte de forma planificada y premeditada para provocar un dolor inhumano a su expareja, el mayor sufrimiento que jamás pudo imaginar”, afirmó la magistrada.
Con información de TN