Caso Zumara: “a mi hija me la mataron”

RAWSON – Anteayer fueron sepultados los restos de Zumara Berenice Orias. Es la nena que murió en una chacra de Trelew el 30 de noviembre de 2014. Una humilde ceremonia se desarrolló en el cementerio municipal de Trelew, donde fueron depositados apenas restos humanos de la nena, que al morir tenía dos años. Estuvieron sus padres, allegados, algunos familiares y el abogado de la familia.

Alejandra Valenzuela, la mamá de la nena, habló con Jornada Play y contó que “nos hubiera gustado velar a mi hija, aunque fuera dos horitas pero nos dijeron que no por el olor. Fue muy triste tener que enterrarla sin velarla. Fue terrible cómo trabajaron con la causa, echaron a perder todo, sobre todo el ADN del cuerpito. La dejaron en formol, yo no lo vi al cuerpo, el papá de mi nena sí lo vio. Sólo estaban los piecitos y las manitos y los huesos en un frasco”.

Según el abogado de la familia de la niña, Javier Reuter, el fiscal de la causa, Fabián Moyano, evitó investigar un asesinato. Reuter sostiene que presentó evidencias y protagonizó un enfrentamiento con el fiscal, con acusaciones de todo tipo y denuncias cruzadas. Es que la salida que buscó Moyano fue aplicar una pena natural. Es decir, cerrar el caso a cuenta de hacer culpables a los padres de la muerte por un descuido, pero no condenarlos a prisión.

El meollo de esa situación se centró en las audiencias en Tribunales en torno a que para el abogado de la familia, la nena nunca se cayó a un canal de riego, sino que fue atacada con un golpe en la cabeza, propinado por un menor. El fiscal señaló que cayó al cuenco y que se ahogó.

El cuerpo apareció a 12 metros del canal con un agujero en el cráneo, según reveló una tomografía. “Estamos fuertes y tenemos la conciencia tranquila y queremos luchar para que esto se esclarezca, con el abogado y la gente que nos está ayudando. A mi hija me la mataron. Hay testigos, hay un menor que se quebró, me contó que entregó a la nena. No queremos que la muerte de mi nena quede impune”, exclamó Valenzuela entre sollozos.

Fuente: diario Jornada