Condenaron a comerciante de Rada Tilly que evadió más de 14 millones
Es la mayor evasión fiscal de la historia del Chubut. Fue en concepto de IVA e Ingresos Brutos.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Un comerciante de Rada Tilly fue condenado a tres años de prisión en suspenso y 200 horas de trabajo comunitario gratuito en una entidad de bien público por evadir más de 14 millones de pesos en concepto de IVA e Ingresos Brutos. Además, Oscar Orlando Cárdenas González deberá concurrir cada tres meses a la Secretaría de Ejecución del Tribunal Oral Federal de Comodoro para dar cuenta de su conducta.
González presentó declaraciones juradas de IVA inexactas de los períodos 2009 y 2010, y no presentó la de 2011 por $1.735.160,56, $ 2.518.889,99 y $3.477.556,72 respectivamente. Tampoco presentó la declaración de Ganancias de 2009 y 2010 por $3.488.997,13 y $3.205.546,96 respectivamente. La AFIP calculó que la deuda ascendió a $14.426.131,40.
Fue denunciado en marzo de 2015 por la Administración Federal de Ingresos Públicos.
En su declaración ante el Tribunal Oral admitió la deuda pero la atribuyó a su situación económica, que estaría en “descontrol”. González era un mayorista de lácteos con 12 personas y 3 vehículos para distribuir en los supermercados los productos de “La Serenísima”. Abastecía la zona de Comodoro y el norte de Santa Cruz y creció muy rápido en empleados, vehículos y depósitos. “La situación se complicó y no se dio cuenta”.
“Todos los meses tenía metas de ventas a cumplir sí o sí, y presión psicológica”. Llegó a tener 89 empleados. “En 2007 apareció el factor gremial con fuerza. Hubo constantes enfrentamientos con Camioneros, lecheros, viajantes y Comercio. Se generó un clima de discordia y Camioneros ejercía mucha presión por diferencias económicas”. Entonces, fue obligado a incorporar gente y los números se ajustaron cada vez más, según detalla diario Jornada.
“Tuvo quite de colaboración y se complicaba con los minoristas. No había buena voluntad de los choferes que no repartían después del horario y les aconsejaban no trabajar horas extras”. Cárdenas recordó que “todo era achicamiento” y que “el negocio se empieza a complicar porque Camioneros aumentó sueldos, el camarista cobraba mucho menos y generó conflictos internos”.
El condenado sufrió un importante robo en marzo de 2007. Rompieron las puertas de la oficina comercial, sacaron la caja fuerte y la perforaron con una amoladora. “Fue un golpe duro. Se llevaron todo el dinero y los cheques. No tomó precauciones ni tenía seguro. Así comenzó la debacle”, describió.
A su vez, dijo que la deuda con la AFIP no fue intencional. “Le generó preocupación y un estado psíquico difícil”. Recibió préstamos chicos de tres bancos. “Era imposible mantener la estructura laboral económica y nunca se capacitó ni tiene primaria terminada. Se hizo a los ponchazos. La conflictividad lo lleva a buscar abogados, con más exigencias de la compañía y trabajo en tres turnos de 24 horas; las cosas no andaban como tenían que andar. La logística era el 59% y en otros países ronda el 33%, un costo laboral importante”. Intentó no despedir a nadie. “No lo pudo manejar, se desmadró y no pudo afrontar la situación”.
“La Serenísima” decidió no seguir con él. “Desarmó una empresa en 60 días y luchó hasta lo último tratando de salvar el negocio. Presentó prórrogas y no habrá escuchado los consejos de su contadora”. Hoy no tiene tarjetas de crédito ni cobertura médica. Indemnizó a 49 personas. “No le quedó nada, decidió pagar por la seguridad de su familia y de su persona”.
El hombre tampoco informó a la AFIP sobre los inconvenientes durante esos tres años. “La vorágine de trabajo era tremenda. No lo tomó en cuenta cuando pidió las prórrogas y guardó silencio. Realmente se le pasó por arriba. El estado de su cabeza era malo”.
Mientras tanto, Cárdenas no pudo explicar la evasión. “Solucionaba problemas para poder seguir pagando salarios. Tiene una trayectoria y trató de hacer el bien”. La presión sindical siguió. “Camioneros lo prepoteó para que ponga choferes, le metieron un piquete 35 días y fue imposible trabajar”. Denunció al gremio y la causa no avanzó.
“No hizo declaraciones juradas por la situación desbordante. No sabe qué pasó. La responsabilidad era suya pero es muy difícil porque se movían 10.000 canastos por día y se perdió”. En agosto de 2016 pidió su quiebra. “Siente pena por lo que pasó y pide perdón, no tuvo la intención ni se quiso apoderar de algo que no es suyo”.
PRÓRROGA E INCUMPLIMIENTO
Los inspectores de la AFIP indicaron que ante las primeras intimaciones, el comerciante pidió una prórroga para presentar los papeles pero incumplió dos veces. Intentaron notificarlo en domicilios vacíos. No estaba o ni lo conocían. No tenía teléfonos. Revisaron hasta 10 casas. La inusual búsqueda en el año 2013 duró dos meses. El comerciante tampoco hizo descargo alguno.
Entre 2005 y 2015, Cárdenas González acumuló 35 causas de ejecución fiscal. Llegó a ser titular de 8 vehículos y parte de un lote de 1.000 m2 en El Hoyo. Eso se embargó y parte se liquidó. No adhirió a ningún plan de facilidades de pago.
LOS ARGUMENTOS
El juez Enrique Guanziroli consideró que la falta de presentación de Cárdenas y que no lo hayan encontrado “respondió a un mismo patrón ardidoso de comportamiento para eludir el pago”.
Mientras la AFIP lo buscaba, el comerciante integró otras dos nuevas sociedades comerciales. “Hubo mucho más que simples incumplimientos o negligencias: fueron ocultaciones de libros, denuncias de variados domicilios fiscales donde no se lo encontraba reiteradamente, silencios que dilataron trámites hasta llegar a casi dos años”.
Además, el fallo habló de “viejas mañas” de Cárdenas, que aunque se mostró víctima de “una debacle económica insostenible”, siguió generando ingresos sin dar explicaciones a la AFIP. “Su pretensión de que no tuvo la intención de evadir no es seria y razonable, y fue desmentida por su comportamiento reprochable”.
En la sentencia, los jueces resaltaron que “presentó declaraciones juradas engañosas con cifras carentes de veracidad o directamente omitiéndolas, denunció varios domicilios fiscales donde fue inhallable y pidió prórrogas para la dilación administrativa”. Todo demostró su propósito de “eludir o perturbar la actividad recaudadora de la AFIP, engañándola o tergiversando la deuda”.
El juez explicó que un empresario puede tener un mal manejo económico, situaciones financieras desfavorables o un robo pero esos problemas se pueden resolver sin necesidad de evadir impuestos.
“Pareciera que llevar adelante una empresa en la Patagonia significa hoy ingresar en un camino de vertiginosas y descabelladas situaciones, de aspectos laborales, comerciales, políticos, gremiales, impositivos, de micro y macroeconomía, y que sólo resulta posible el progreso evadiendo el pago de los tributos (…) Nada de eso es así, no es aceptable, ética, ni legalmente”.
El contribuyente no terminó la escuela primaria y, según él, por su bajo nivel de instrucción, ignoraba las consecuencias de evadir. Pero Guanziroli explicó que esta baja instrucción “no le dificultó afrontar largo tiempo una estructura comercial de envergadura y progresar, como tampoco recurrir a otros profesionales para formalizar nuevas estructuras societarias, sin que explicite la razón por la que no se hizo lo mismo ante el reclamo de la AFIP, como no fuera demostración de su liso y llano propósito de no pagar”.
Al mismo tiempo, no es que hubo mal asesoramiento sino que no lo buscó adrede. Tampoco pagó tarde ni corrigió errores. “Hubo ocultamientos documentales, dilaciones injustificadas y liquidaciones sin respaldos”. Hubo declaraciones juradas falseadas para justificar su pretensión de pago y “lograr que el ente recaudador inadvirtiera el perjuicio”.
“Cárdenas realizó un despliegue intencionado de hechos externos para no pagar lo que correspondía, obteniendo un beneficio patrimonial ilegítimo que mantuvo en el tiempo (…) Esquivó su responsabilidad colocándose inhallable en diferentes domicilios fiscales, ocultó la documentación y provocó dilaciones infundadas en el procedimiento”, resume el fallo del Tribunal Oral.