Un joven de 22 años fue condenado a muerte y ejecutado públicamente en Corea del Norte por escuchar y compartir música K-Pop, en medio de los hechos de represión en Pyonyang contra la información y la cultura extranjera.

La víctima que vivía en la zona de Hwanghae del Sur fue condenado a la pena máxima por reproducir ese género y ver películas surcoreanas, según una fuente anónima.

En Corea del Norte se prohibió el K-Pop con tal de proteger a la población de cierta “influencia maligna” de la cultura occidental y sus aliados.

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Kim Jong-un, dictador norcoreano, tuvo una postura mucho más dura y solicitó que se haga una nueva ley para su país, prohibiendo completamente la “ideología y cultura reaccionarias”.

La noticia se dio a conocer en las últimas horas tras la publicación de los detalles del caso en el Informe 2024 sobre Derechos Humanos de Corea del Norte. Los encargados de viralizar la noticia fueron funcionarios del Ministerio de Unificación de Corea del Sur, que incluyó los testimonios de 649 norcoreanos que huyeron de esa nación.

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