BUENOS AIRES (ADNSUR) - Ángel Álvarez, tiene 60 años y está detenido, acusado de un delito aberrante: “Abuso sexual gravemente ultrajante agravado por encontrarse encargado de la educación y guarda de un menor de 13”.

Le daba clases particulares de catequesis en su casa de Benavídez. Con los meses fue forjando el vínculo de confianza con el chico de 12 años y las caricias se volvían cada vez más habituales. Luego abusó de él.

“La mamá del chico denunció el caso en redes sociales y varios adultos comentaron que sabían de sus ataques y, algunos, hasta se animaron a contar que habían sido víctimas, pero sólo uno se acercó a la Justicia, hasta ahora”, explicaron.

Según informó Clarín, a Álvarez lo detuvieron la semana pasada, luego de que a mediados de julio la mamá de la víctima, desesperada, se presentara en la Comisaría de la Mujer de Tigre ​para denunciar al catequista por abusar de su hijo de 12 años.

“El hombre usa bastón y parece un abuelito, y la mujer le dijo a su hijo que no se ilusione, que tal vez el caso quedaba en la nada”, contaron las fuentes. Pero no fue así.

Tras la detención, el sospechoso se negó a declarar cuando estuvo frente a la fiscal de la UFI de Violencia de Género de Tigre, Mariela Miozzo, y en las últimas horas el Juzgado de Garantías N°1 de Tigre, a cargo del juez Orlando Díaz, le negó la excarcelación.

El caso

El vínculo entre el chico y Alvarez había comenzado en diciembre, cuando la mamá se enteró por las redes sociales que el catequista de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Benavídez daba clases particulares en su casa.

“Fue el hombre quien se puso en contacto con la mujer y desde entonces le enseñaba al chico", describieron. Luego llegaron los abusos. 

'No cuentes nada porque me podés meter en problemas', había sido la advertencia del hombre hacia su víctima.

El detenido solía dar clases de catequesis en la iglesia Nuestra Señora del Carmen de la calle Jujuy, en Benavídez.

Para julio, el chico ya no podía disimular que algo andaba mal: ya había sido abusado dos veces. 

Fue después de una clase particular en la casa del catequista que se destapó todo: “Cuando ya estaba con su mamá, estalló. Tras una discusión, comenzó a golpear y a patear cosas hasta que pudo contar lo que le pasaba”.

Con la denuncia radicada por la madre y, tras varias tareas investigativas, se allanó la casa de Álvarez, quien solía mudarse seguido. “Se le secuestró el celular y una agenda con anotaciones”, detallaron.

Ante la Justicia, la mamá de la víctima declaró por videoconferencia. Incluso que su hijo le llegó a decir: 'Me hacía caricias y pensé que era porque los viejos son cariñosos'.

Ahora aguardan que la Justicia habilite la medida para que el chico declare en cámara Gesell.

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