La Justicia de la provincia de Rosario informó que un empresario había contratado a sicarios para que mataran a otro empresario, que había sido empleado suyo. El plan no salió como lo esperaba: el homicidio no ocurrió y ahora lo relacionan con una organización que no sólo cobraba por asesinar, sino por otros actos violentos.

"Que lo hagan pero no pongo ni un peso más. Ni para abogados, celulares, autos, motos ni nada más. Y si fallan, no pongo nada", escribió Lucas Farruggia la noche del domingo 9 de mayo.

Los mensajes de Whatsapp y las grabaciones de teléfonos que analizó el Ministerio Público de la Acusación (MPA) se remiten a principios del mes de marzo, cuando el hombre de 36 años llamó por primera vez a Germán Roberto Ponce. Este segundo imputado como principal partícipe, fue el intermediario para negociar con un convicto, quien se encargó desde la cárcel de organizar el homicidio y reclutar a los tiradores.

El plan tuvo un primer intento fallido la tarde del 21 de abril, cuando la víctima fue atacada a balazos frente a su negocio en Avenida del Rosario al 2700.

La víctima zafó de los tres disparos que dieron contra la oficina a la que ingresó después de atender a un muchacho que dijo venir de parte del Sindicato de Camioneros. Al escuchar las detonaciones en la zona sur, personal del Comando Radioelétrico persiguió y capturó al motociclista identificado luego como Uriel Alejandro Reynoso.

Tras fallar, los delincuentes elaboraron un plan macabro: matar al hermano del empresario para luego emboscar a la víctima en el velorio

Afortunadamente, esa idea no prosperó y la Justicia logró desarticular el intento de homicidio. 

EMPRESA DE SICARIATO

Para el fiscal Matías Edery, Farruggia recurrió a una "empresa de sicariato" que se encargaba a diario de actos violentos como éste. Apenas cinco días antes del intento de homicidio, habían matado por encargo a Marcelo Nicolás Ocampo.

El "Fino" había sido colaborador de Esteban Lindor Alvarado, uno de los presuntos narcotraficantes más importantes de Rosario. Como supuesto autor intelectual de ese crimen acusaron a Fabio Alejandro Giménez, un preso que también aparece como instigador en este nuevo hecho.

La negociación para eliminar al competidor del empresario detenido llegó a un acuerdo inicial de $ 350.000 por el asesinato.

La captura de Reynoso complicó los planes porque le incautaron un celular que tenía evidencia clave, pero la Justicia todavía no pudo desbloquearlo. Aún así, continuaron en el plan y el reclutador pidió "una moneda más" para sus colaboradores fuera de la cárcel. Tras un primer pago de 100 mil pesos, el cliente se comprometió a abonar otros 400.000 después de la ejecución.

Las tareas de inteligencia frente a la fábrica y el domicilio particular de M. arrojaron que contaba con custodia después del primer intento fallido.

Fue "Chake" Giménez quien le ofreció a Ponce matar al hermano de la víctima para emboscarla en el velatorio. El intermediario hizo llegar la propuesta a Farruggia, pero éste se negó.

El trabajo preparatorio de los sicarios siguió a la par de las escuchas telefónicas que permitieron cerrar el cerco judicial sobre ellos a partir del primer material que envió a la Justicia provincial la fiscal federal Adriana Saccone.

El martes 11 de mayo, Ponce le preguntó al empresario sobre su ex empleado: "¿Tenés manera de averiguar si cambió el auto?".

Para entonces habían perdido la pista del coche rojo en el que se movía el conductor, ya que había sido ingresado al programa de protección de testigos para prevenir su asesinato.

Fuente: Corresponsalía de Rosario.

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