Encontraron muerto en su celda al narco que se disfrazó de su hija para escapar de prisión
Las autoridades lo recluyeron en una cárcel de máxima seguridad, pero ayer apareció sin vida.
RÍO DE JANEIRO - Clauvino da Silva, un narcotraficante de 42 años, preso en Brasil, intentó escapar disfrazado de su hija y fue descubierto por las autoridades. Vestía corpiño, remera, pantalones, saco, máscara, anteojos y peluca. Hoy fue hallado muerto en su celda.
Las autoridades de Río de Janeiro fueron las que confirmaron la noticia. Da Silva estaba cumpliendo una sentencia de varias décadas y para evitarla intentó el sábado engañar a los guardias y salir de la prisión disfrazado como niña. Pero fue descubierto.
El video de su intento fallido fue hecho público por los funcionarios de la prisión. Allí se ve al delincuente sacándose lentamente su atuendo y descubriendo su cuerpo al desnudo para dar cuenta de quién era.
Sin embargo, pese a que la noticia generó más risa o indignación que otra cosa, el giro brusco de hoy la torna trágica. Un par de penitenciarios confirmaron que el hombre fue encontrado muerto en su celda, en una unidad de alta seguridad del complejo estatal de Bangu.
"El interno parece haberse ahorcado con una sábana de la cama", dijeron en un comunicado y agregaron además que se había abierto una investigación.
El deceso es un motivo de vergüenza para las autoridades de Río, que celebraron inicialmente sus acciones para impedir el inusual plan de fuga. Se trata del último preso que muere en las cárceles brasileñas, un gran dolor de cabeza para el presidente Jair Bolsonaro y su agenda de mano dura contra el crimen.
La semana pasada, al menos 57 personas perecieron en un motín carcelario en el estado norteño de Pará. Más de 50 reclusos murieron en circunstancias similares en mayo, durante una revuelta en el estado de Amazonas.
La población penitenciaria de Brasil se multiplicó por ocho en tres décadas, hasta cerca de 750 mil internos. Las bandas creadas originalmente en las prisiones para proteger y presionar por mejores condiciones tienen ahora un gran poder que va mucho más allá de los muros de la cárcel.
Fuente: La Nación