La comunidad de Cipolletti quedó conmocionada al descubrir la aterradora historia detrás de un anciano al que muchos conocían como el "abuelo de las golosinas". El hombre, identificado como Alfredo Jorge Campanella, falleció recientemente, y con su muerte salió a la luz un oscuro secreto: estaba prófugo de la justicia, acusado de abusar sexualmente de dos menores de edad en La Plata.
El "abuelo Leo", como lo llamaban en Cipolletti, era una figura familiar en la ciudad. Vestido con una gorra y gafas negras, solía vender golosinas en una esquina transitada, ganándose la simpatía y compasión de los vecinos. Decía ser un jubilado bancario que complementaba sus ingresos con las ventas, y muchos incluso lo ayudaban con donaciones. Pero la muerte de este hombre en un hospital local, debido a una afección cardíaca, desató una serie de revelaciones que sacudieron a la ciudad.
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Las autoridades descubrieron que el verdadero nombre del "abuelo Leo" era Alfredo Jorge Campanella, un publicista que había estado prófugo de la justicia por crímenes escalofriantes. Campanella había sido acusado de drogar, abusar sexualmente y fotografiar a dos niñas de 10 y 11 años en un hotel alojamiento de La Plata en 2017.
El Gabinete de Criminalística de Cipolletti, utilizando el sistema Fibios, logró identificar a Campanella tras su muerte. Los investigadores descubrieron que, antes de cometer los abusos, el anciano llevaba a las niñas a lugares de entretenimiento como el cine y la República de los Niños, para registrarse luego en hoteles, donde alegaba que las menores eran sus sobrinas. Una vez allí, las sometía a actos aberrantes, que también documentaba en fotografías.
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La historia de Campanella dejó a la comunidad de Cipolletti en estado de shock. El hombre, que durante años había mantenido una fachada amigable y vulnerable, era en realidad un peligroso criminal que había logrado evadir una posible condena de hasta 50 años de prisión.