Los condenaron a cuatro años de prisión por abusar de seis niñas en Chubut
Ocurrió en 2016 en Trelew. Las víctimas fueron un grupo de 6 chicas de entre 11 y 17 años. Se escapaban del Hogar de Adolescentes y las encontraban en la casa de dos hombres, que les ofrecían comida, alojamiento y alcohol a cambio de sexo.
TRELEW (ADNSUR) - Un albañil y un mecánico fueron condenados a 4 años de prisión por corrupción de menores en Trelew. Se trata de Misael Israel Chávez Arias, alias “Misa”, y Daniel Amadeo Ñancul, alias “Gordo” y “Amadeo Pitt”. El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia consideró que abusaron de un grupo de 6 niñas y adolescentes de entre 11 y 17 años, todas con problemas de adicción y de sectores vulnerables de Trelew, con familias pobres y numerosas. Los condenados obtenían sexo a cambio de regalarles pegamento para aspirar, dinero, ropa, comida, salidas, alcohol y cargas en celulares, informó Diario Jornada.
Los jueces Nora María Teresa Cabrera de Monella, Enrique Guanziroli y Luis Giménez ordenaron decomisar la casa de Chávez, en Manzana 54, Lote Nº 1 de barrio Norte; y el taller de Ñancul, en Manzana 126 “B”, Lote 21 de calle Mukulis de Trelew.
El caso estalló en 2016 cuando la Fiscalía investigó varias denuncias por averiguación de paradero de menores y su presunta explotación sexual. La Brigada de Investigaciones detectó menores que coincidían en reiteradas fugas desde el Hogar de Adolescentes Mujeres. La mayoría eran halladas en la periferia del barrio Planta de Gas, o en casas de estos varones.
Se decidió allanar la vivienda de calle Mukulis. Todo estaba muy sucio. En una cama de dos plazas estaban acostadas, desnudas y tapadas con una frazada C.G.P. (14 años) y D.A.C (17 años) junto con Chávez. Los policías debieron usar la fuerza ya que el sujeto se negó a tirarse al piso.
Se secuestró una lata de Poxirán Fortex, celulares, el DNI de D.A.C., películas porno y gran cantidad de medicamentos. Había un colchón de una plaza en el suelo, con sábana y frazada. En el tacho de basura había cajas de vino.
Hubo otro procedimiento en la vivienda de barrio Norte. Estaba Ñancul en una cama matrimonial en calzoncillos. Escondida en un placard hallaron a P.B.A. (16 años). Se incautó una bolsita de nylon con pegamento y otra bolsa con una lata amarilla de 860 gramos de Poxirán. También un arma, celulares, y mucha ropa femenina.
La casita de material de Ñancul era de 4 metros por 3. Tenía un galponcito de chapa que usaba como taller de autos y un Fiat 147 azul para sacar a pasear a las menores por Trelew y los fines de semana llevarlas al boliche “Mil Demonios”, en Rawson, según quedó registrado en el expediente de la causa.
El caso pasó a la Justicia Federal de Rawson. Las menores –todas amigas- estaban en situación de vulnerabilidad y en situación de calle. Se fugaban seguido del Hogar de Niñas y Adolescentes. No tenían escolaridad. Algunas habían sufrido violencia sexual y tenían serios problemas de conducta, sin arraigo ni límites familiares.
Según el fallo, hubo favores sexuales con “prácticas prematuras y perversas para sus edades”. Tras cada escape, los propios vecinos le dijeron a la Policía que los “aguantaderos” eran la casa de Chávez y de un tal “Amadeo Pi” (sic). Vivían solos. “Lo saben casi todos los vecinos porque es muy evidente”, dice el fallo.
Hubo alertas previas de docentes de la Escuela 173 basados en pistas de los alumnos y operadores de los Centros de Atención Primaria de Salud, preocupados por la deserción escolar.
María Juana Mendoza, exdirectora del Hogar “Rincón de Luz”, admitió los escapes repetidos y las denuncias. Las chicas eran encontradas intoxicadas. Tanto, que necesitaban atención médica y hospitalaria.
En la pesquisa previa y al ser identificados, Chávez y Ñancul admitieron a la Policía que alojaban a las niñas “porque no tienen dónde ir, andan vagando por la noche; habitualmente almuerzan o cenan con ellos y a veces se quedan a dormir”. Se comunicaban con llamados, mensajes de texto, Facebook o ellas solas iban a las casas. En el caso de Chávez, “se notó nervioso ante varias preguntas”.
Cuando la Policía las buscaba solían escapar por la puerta trasera. Incluso una vez la menor D.C. al momento de restituirla al Hogar, tenía llave de la casa de Chávez “para ir cuando ella quisiera y con quien quiera, maniobra llamativa por ser una menor”.
Informes policiales detectaron cómo los imputados hablaban del “gasto de dinero que implican las pendejas” y del “olor a ´jale´ que hay en la habitación donde se encuentran las menores”.
Varias veces Chávez y Ñancul las llevaron y trajeron de “Mil Demonios” en sus vehículos “incentivando el consumo de alcohol, situaciones evidenciadas con fotos sacadas dentro del local”.
Las mismas chicas desafiaban a las autoridades. “Ni bien se retiraran del Hogar se iban a volver a escapar, no importándole nada porque en la calle estaban mejor y en el Hogar las hacían limpiar y las maltrataban; incluso vociferaban que ellas igual tenían techo y comida; decían que en el Hogar no podían estar las puertas cerradas con llave, y que eso había dicho la jueza”.
El fallo advirtió que “no debe investigarse a las menores víctimas de actos corruptores, no son ellas las culpables de nada, menos aún de su triste y miserable pasado, con carencias de todo tipo, sino de lo que se trata es de evitar que los adultos se aprovechen”. Los condenados “consideraron a las niñas una cosa que puede usarse, ofrecerse, y compartirse con otros”.
El TOF concluyó que Chávez y Ñancul “lograron que las menores acepten y mantengan como prácticas normales, relaciones sexuales con consumo de sustancias, con más de una persona al mismo tiempo, con intercambios de hombres y a cambio de algo que quieran”. Se generó “una sexualidad perversa, sometidas sin amor ni deseo, lo que implica una inaceptable cosificación”.
Fueron absueltos Aníbal Orihuela y Santos Ramón Coñuel.