Aunque falta todavía tiempo y presentación de un gran número de testigos, en la jornada del miércoles Diego Correa y Diego Luters respiraron con alivio ya que -según pudo conocer ADNSUR- el tribunal hizo lugar al planteo de la defensa para que se rechace el testimonio de un perito cuyo trabajo había aportado un fuerte cúmulo de pruebas en la causa “El Embrujo”.
Vale recordar que en aquel otro juicio, Luters y Correa, entre otros, resultaron condenados como miembros de una asociación ilícita para defraudar al Estado provincial. Aunque los fiscales Williams y Rodríguez intentaron sumar el testimonio del perito que había realizado aquel trabajo, en base al soporte informático de computadoras de ambos imputados, además de las comunicaciones de whatsapp entre ambos, la defensa rechazó la producción de esa prueba.
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“Era una prueba testimonial muy importante para la Fiscalía y la Oficina Anticorrupción, pero lamentablemente no se pudo sumar este testigo, que estuvo esperando todo el día para declarar y debió volverse a su casa”, contaron a ADNSUR desde el seno de la sala en que se desarrolla el juicio.
“¿Si es un gol en contra para los fiscales? Puede ser, pero todavía falta mucho camino para recorrer y de ningún modo esto es algo definitorio”, evaluaron las mismas fuentes, al aceptar la metáfora futbolera para salir de la compleja terminología judicial. “Era un testigo muy importante, que hubiera aportado pruebas muy contundentes para vincular a estos imputados con las maniobras investigadas, pero seguramente se podrán aportar otros elementos durante el proceso”.
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El día martes, en cambio, la jornada aportó otros elementos favorables a la búsqueda de pruebas que llevan adelante los acusadores públicos. Fue a partir del testimonio de un contador del área de Investigaciones de la Fiscalía, que brindó precisiones sobre el modo en que algunos de los comerciantes acusados como parte de las maniobras defraudatorias, carecen de documentación para respaldar la compra de bienes que luego ellos, en teoría, vendieron a la provincia durante la emergencia.
“Quedó en evidencia que estos sujetos no hicieron las compras de insumos que estos sujetos decían haber hecho para luego venderle al Estado”, se indicó, lo que fue un paso más en dirección a demostrar que muchas de las facturas realizadas para “vender” insumos en la emergencia en realidad eran truchas, es decir sin que se entregara la mercadería consignada.