CAPITAL FEDERAL - La Cámara Federal deberá resolver en estos días sobre un asunto de gravedad institucional. Se trata de la situación procesal de Santiago Viola, el exabogado de Leandro Báez -hijo de Lázaro Báez-, que está acusado por haber plantado testigos truchos para lograr el apartamiento del juez federal Sebastián Casanello de una causa de corrupción.

La sala que interviene en esta causa es la Sala l, integrada por los camaristas Leopoldo Bruglia, Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi.

Según la denuncia, el objetivo de la maniobra investigada por el juez Luis Rodríguez y el fiscal Carlos Stornelli era apartar a Casanello del expediente donde se investigaba el lavado de 60 millones de dólares por parte de Lázaro Báez en la causa conocida como la ruta del dinero.

Después de que Lázaro Báez quedó detenido, su hijo Leandro, patrocinado por Santiago Viola, recusó a Casanello. Dijo que el juez había visitado la quinta de Olivos a fines de 2015 para hablar con la expresidenta Cristina Kirchner sobre la situación de su padre.

Esa versión fue reforzada con los falsos testimonios de dos personas -Gabriel Corizzo y Carlos Scozzino-, quienes testificaron haber visto a Casanello en esa oportunidad en Olivos. En la investigación se corroboró -a través de testimoniales y registros documentales- que los dichos de ambas personas eran falsos. Por esa razón, el juez Rodríguez procesó a los testigos truchos, aunque no ahondó sobre quiénes los habían instigado a ejecutar la operación.

Sin embargo, en octubre pasado el juez Casanello pidió, como querellante en esa causa, que se investigara al fiscal y exfuncionario de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Eduardo Miragaya, y al letrado Santiago Viola como los responsables de la maniobra en su contra.

El fiscal Stornelli dio impulso al pedido de Casanello y le pidió al juez Rodríguez -a cargo del expediente donde se investigó a los dos testigos truchos- que citara a indagatoria a Miragaya y a Viola.

FALTA DE MÉRITO 

Después de haberlos indagado, Rodríguez dictó la falta de mérito a ambos acusados. No obstante, el fallo que benefició a Viola fue apelado, tanto por Stornelli como por Casanello. Es esa la situación sobre la que tendrá que resolver la Cámara.

Según consta en el expediente, Viola y Miragaya se comunicaron un total de 238 veces a través de llamadas al celular del segundo y al teléfono del estudio que el abogado comparte con su madre, Claudia Balbín. Esas comunicaciones se dieron en el contexto en el que los testigos falsos declararon contra Casanello.

Además, según información difundida en medios periodísticos, Balbín mantendría un vínculo cercano con Eduardo Miragaya, que en ese entonces era funcionario de la AFI. Corizzo, además, admitió ante Stornelli haberse reunido con Viola y con un fiscal, cuya descripción física se acerca a la de Miragaya.

Los dos testigos falsos ya afrontan el juicio oral por haber ejecutado parte de la operación y serán juzgados por el delito de falso testimonio. La Cámara Federal decidirá sobre el futuro del caso.

Fuente: La Nación 

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