En una operación conjunta entre el personal del Senasa y la Policía de Río Negro, se desarticuló un elaborado intento de contrabando de carne con hueso que sorprendió a las autoridades por su inusual método de transporte. En lugar de ocultar la mercancía en vehículos, los traficantes cruzaban los costillares por el río Colorado y los acopiaban en un campo cercano.

El ingenio de los traficantes desafía constantemente a las autoridades, quienes deben estar atentas para detectar estas maniobras. En esta ocasión, una camioneta en un camino vecinal alertó a las autoridades, quienes siguieron el rastro hasta encontrar la montaña de bolsas de nylon que ocultaban más de 60 costillares de vaca.

El valor de la mercancía, cercano a los 150 mil pesos por pieza en cualquier carnicería del Alto Valle, revela las grandes ganancias que los traficantes buscaban obtener. Sin embargo, la falta de documentación y las graves falencias en el transporte y conservación llevaron a la orden de destrucción por parte de las autoridades sanitarias.

Se presume que los costillares fueron transportados a través de botes por el río Colorado, sin ningún tipo de resguardo sanitario ni cadena de frío, hasta ser acopiados en el monte. 

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