Lo que parecía una relación laboral sólida terminó de forma abrupta y polémica. Una trabajadora doméstica, que se había dedicado más de dos décadas al mismo matrimonio, fue despedida por teléfono mientras disfrutaba de sus vacaciones en San Antonio Oeste. A pesar de su compromiso, que incluso inclusión mudarse con la familia a otra provincia, los beneficios negaron la relación laboral durante el juicio.
La empleada comenzó su labor a finales del siglo pasado en el Puerto de San Antonio Oeste, Río Negro, donde trabajó cama adentro durante 18 años. En 2018, con la mudanza de la familia a la ciudad de San Antonio Oeste, adoptó la modalidad de retiro, pero siguió trabajando para ellos. La confianza parecía inquebrantable cuando se trasladaron a Posadas, Misiones, en 2021. Sin embargo, todo cambió en marzo de 2022, cuando recibió el inesperado llamado de despido.
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El juicio que revelo la verdad
Ante la negativa de los permisos de reconocer el vínculo laboral y pagar la indemnización correspondiente, el trabajador decidió enviar intimidaciones telegráficas y se manifestó despedida. Durante el juicio, múltiples testimonios y pruebas se desmintieron a los exámenes y confirmaron que la relación laboral existía.
El fallo destacó que la empleada realizaba tareas domésticas, cuidaba la vivienda y atendía incluso a las mascotas de la familia, entre ellas una mona. La Cámara del Trabajo de Viedma concluyó que los empleadores incurrieron en una “injuria grave”, al no registrar a la trabajadora ni cumplir con sus obligaciones legales.
Una indemnización que marca precedente
El fallo incluyó el pago de diferencias salariales, indemnizaciones por despido, horas extras y multas previstas en la ley de casas particulares. Además, se duplicaron algunos montos indemnizatorios y se aplicaron intereses, alcanzando una cifra millonaria que supera los $20 millones.