Tres obispos de la provincia de Mendoza fueron denunciados junto a otras autoridades eclesiásticas ante el Vaticano por el encubrimiento de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.

La presentación constituye la primera de este tipo desde que el papa Francisco reformó el Código Canónico.

Obispos denunciados

Ellos son Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza, junto a su auxiliar, Marcelo Mazzitelli, y el obispo de La Rioja, Dante Braida, todos denunciados por abusos sexuales por Nicolás Bustos, en la causa conocida como Cristo Orante.

La denuncia ante el Vaticano también abarca a Ricardo Medina, un vicario judicial del Tribunal Interdiocesano Bonaerense, y a los presbíteros Ricardo Poblete y Mario Panetta, de la Arquidiócesis de Mendoza.

En su escrito, presentado el pasado 1º de junio, el mismo día en que fue anunciada la reforma del Código Canónico, Bustos pidió al Vaticano que "se los investigue y determine las eventuales responsabilidades" en el encubrimiento de los supuestos abusos de los que fue víctima cuando era menor y estudiaba para monje en el Monasterio del Cristo Orante, en Tupungato, Mendoza.

Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza. Foto: Los Andes

El caso se conoció en enero de 2019, cuando Bustos denunció en la justicia penal a Diego Roque y Oscar Portillo, dos de las autoridades del Monasterio, ubicado en el valle de Uco y cerrado por decisión del arzobispado tras el escándalo. Ambos cumplen con prisión domiciliaria, acusados de abuso sexual y corrupción de menores. 

Ahora, el joven, quien aseguró haber sido víctima de los abusos durante cinco años, pidió al Vaticano que "se investiguen por las acciones u omisiones dirigidas a interferir o eludir la investigación canónica, administrativa y/o penal" por parte de Portillo, ya que Roque sí está bajo investigación canónica en el tribunal interdiocesano de Buenos Aires.

La misma presentación fue realizada ante la Nunciatura apostólica de Buenos Aires, sede del Vaticano en el país.

Marcelo Mazzitelli. Foto: Los Andes

Es que el pasado 1º de junio, el Papa Francisco presentó una reforma del Código de Derecho Canónico, la primera y más profunda en cuarenta años, que agrava las sanciones contra los sacerdotes abusadores y define a la pederastia como "un delito contra la dignidad humana".

Pero además, equipara algunos casos de abusos a mayores de edad con la misma gravedad que los cometidos contra menores, en una medida que apunta a evitar los ataques dentro de los seminarios.

Por último, la reforma impone "criterios objetivos en la identificación de la pena más adecuada a aplicar en el caso concreto", es decir, busca limitar la discrecionalidad de los obispos a la hora de investigar y sancionar los abusos.

"Entendemos que hubo negligencia por parte de los obispos en interferir o en obstaculizar este tipo de investigaciones. Bergoglio se jacta de de ser transparente a la hora de investigar los abusos, bueno, lo ponemos a prueba, más allá de que nosotros mantenemos nuestro escepticismo", le dijo a Télam Carlos Lombardi, abogado de la víctima y especialista en Derecho Canónico.

Dante Braida, obispo de La Rioja

Entre las pruebas aportadas figuran las actas de las entrevistas que el anterior arzobispo de Mendoza, Carlos María Franzini, tuvo tanto con la víctima como con Portillo.

Allí, según consta en esa documentación, Portillo reconoce "haber tenido conductas inapropiadas en lo afectivo sexual que ha querido 'blanquear' con la comunidad y Nicolás siempre se opuso".

"Le recuerdo que al ser él el superior, tiene la mayor responsabilidad y queda marcada la relación para siempre", agregaron.

En otro tramo agregó que le agradece "la apertura y confianza" a Portillo por su confesión y lo invitó "a tomarse todo el tiempo que haga falta para dilucidar esta situación".

Oscar Portillo y Diego Roqué, detenidos e imputados por abuso sexual. Foto: Los Andes

Además, aunque Bustos denunció una violación, en el acta de la reunión con Franzini sólo se habla de "tocamientos y besos".

Si bien lo que se estaba denunciando era un abuso sexual, Franzini, fallecido en 2017, resolvió "amonestar paternalmente al presbítero Oscar Portillo exhortándolo a cuidar con prudencia sobrenatural y una conducta consecuente su vocación sacerdotal y monástica", según consta en la presentación ante el Vaticano.

Por esta razón, en el escrito entregado ante la Santa Sede, el abogado de la víctima sostuvo que "estas graves irregularidades forman parte del abuso de poder y manipulación de la extinta autoridad eclesiástica contra el Sr. Bustos Norton y prueba cómo el Arzobispado de Mendoza no es la primera vez que manipula y revictimiza a las víctimas de abuso sexual".

En otro tramo, Lombardi agregó que con la amonestación que recibió Portillo por parte de la Iglesia, queda claro que "se banalizaron hechos gravísimos como los abusos sexuales denunciados y que el obispo Franzini supo en todo momento que los hechos denunciados constituían delitos".

Los abusos habrían sido cometidos entre 2009 y 2015. Fue el 17 de junio de ese último año que Bustos recurrió a Franzini para denunciar lo que ocurría en el seminario.

En marzo de este año, casi seis años después de aquel encuentro, el arzobispado de Mendoza resolvió sancionar a Portillo y le prohibió por cinco años "el ejercicio presencial o virtual del ministerio presbiteral, lo cual incluye expresamente presidir celebraciones eucarísticas u otras sacramentales, con participación de fieles, el ejercicio del ministerio de la palabra en cualquiera de sus formas".

Nicolás Bustos denunció en la justicia penal por abuso sexual a Diego Roque y Oscar Portillo, dos de las autoridades del Monasterio. Foto: Los Andes

Sin embargo, aclaró que "no es una causa por abuso sexual ni tiene relación con los juicios que llevan adelante desde diciembre de 2018, la Justicia mendocina y el Tribunal eclesiástico de Buenos Aires, respectivamente".

El crudo relato de la víctima

En una declaración de seis horas en la Justicia del Valle de Uco, Nicolás Bustos contó públicamente detalles de los hechos que denunció: asegura que fue sometido física y emocionalmente por dos monjes durante los casi 7 años que estuvo en contacto con el monasterio. Por esta denuncia, los sacerdotes Oscar Portillo (65) y Diego de Jesús Roqué (52) están detenidos con prisión domiciliaria, acusados de abuso sexual y corrupción de menores.

“Recuerdo tres hechos de abuso que sucedieron antes de cumplir 18 años. Diego (Roqué) solía viajar a Mendoza a hacer compras y me pasaba a buscar. Una siesta íbamos en su camioneta cerca de la costanera, él se detuvo y me dio un beso en la boca. Quedé paralizado, sentía que quería salir corriendo y que no podía. Luego encendió la camioneta y me dejó cerca de mi casa”, contó el exseminarista en una entrevista con el diario Los Andes.

Y siguió: “En otra oportunidad íbamos también en la camioneta y Diego me hizo tocarle el pene. Yo sentía que no podía reaccionar y él se empezó a masturbar con una mano, y con la otra me tocaba por arriba del pantalón. Quería salir corriendo, pero no tenía alternativa: sin él no entraría al monasterio”.

El denunciante Nicolás Bustos. Foto: Los Andes

“Recuerdo que me abrazaba y me apoyaba su pene. Me decía que él era muy afectivo y notaba que yo separaba el cuerpo. Pero él me apretaba más”, relató. Entonces dice que, ante su incomodidad, empezó a alejarse del cura Roqué y acercarse al cura Portillo, que era la máxima autoridad dentro del monasterio, a quien también denunció por violaciones.

“Una noche me preguntó si yo había visto alguna vez pornografía o si me había sentido atraído por algún hombre. Yo le dije que no, y más adelante volvió a preguntarme. Otra tarde tarde me dijo que desde la Iglesia le pedían que me pregunte sobre mi orientación sexual”, relató el joven sobre el otro sacerdote acusado.

Luego, el ex seminarista relató con crudeza: “Me preguntó en una oportunidad si me sabía bañar, y me dijo que me iba a enseñar. Me mandó a hacerlo y se metió en el baño conmigo. Corrió la cortina, se levantó el hábito y me tocó la espalda y el cuerpo, indicándome cómo tenía que lavarme el pene”. También recordó cuando Portillo, lo obligó a “untarle una crema para las hemorroides" y que le dio "besos en la boca con lengua".

Sin tapujos, el seminarista describió las noches de horror: “El monje fue a mi celda y me masturbó, yo estaba paralizado. En otra ocasión empezó a besarme. Me hizo sacar el hábito, me desprendió el pantalón y me tocaba y succionaba el pene. Me acostó y trató de penetrarme”, detalló Bustos Norton.

Con información de Télam.

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