Un hombre solicitó a la justicia una reducción en la cuota alimentaria de su primera hija, alegando que sus ingresos se vieron afectados por la llegada de tres hijas más, producto de distintas relaciones. En su presentación, el hombre argumentó que, al momento de fijar el monto de la cuota, su situación económica era más holgada, ya que entonces era soltero. Sin embargo, con el nacimiento de las nuevas hijas, ya no podía seguir aportando el 20% de su sueldo como lo había acordado previamente, por lo que solicitó que se redujera al 10%.

El padre, que había formado varias relaciones y tenido cuatro hijas, señaló que su pareja actual estudia, y por lo tanto, él es el único sostén económico del hogar. Sin embargo, su pedido fue rechazado por la jueza de Familia de Villa Regina, quien explicó que la reducción de una cuota alimentaria solo puede proceder en caso de que haya una alteración de los factores objetivos que se tuvieron en cuenta al momento de determinarla, como una disminución sustancial de la capacidad económica del padre o una reducción en los gastos del alimentado. La jueza también recordó que en el momento de pactar la cuota ya había nacido su segunda hija y estaba en curso el embarazo de la tercera, por lo que se presumía que el padre debió haber previsto esta situación.

En el expediente se realizó una pericia social, que reveló que el hombre no tiene relación con su hija mayor. De hecho, la adolescente ni siquiera lo invitó a su fiesta de 15 años, y el propio padre admitió que no se ocupaba de los cuidados de la niña ni participaba en decisiones importantes, como su escolarización. La jueza también destacó que, a pesar de los esfuerzos de las madres de sus hijas, el hombre nunca mostró interés en revertir su distancia afectiva.

El fallo judicial subrayó además que, aunque ha habido avances en cuestiones de género, sigue siendo común que las mujeres asuman la responsabilidad de los cuidados de los hijos, lo que sobrecarga sus tareas y dificulta el equilibrio de las responsabilidades familiares. La jueza consideró que equiparar las obligaciones alimentarias de los progenitores es fundamental para una igualdad de roles en el cuidado de los hijos.

El pedido de reducción de la cuota alimentaria fue finalmente rechazado, ya que no se comprobó que existiera una disminución significativa en la capacidad económica del padre ni en los gastos relacionados con el cuidado de la hija mayor.

Con información del LMC bajo supervisión y edición de un periodista de ADNSUR.

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