COMODORO RIVADAVIA (Por Raúl Figueroa / Especial para ADNSUR) - Tres son los objetivos definidos por las provincias petroleras encabezadas por Chubut en su reclamo ante el gobierno nacional, a excepción de Neuquén, que tiene una agenda propia: un precio sostén del barril de petróleo no inferior a los 52 dólares; un valor para incentivar la producción de gas que duplique al actual, es decir alrededor de 5 dólares por Millón de BTU (unidad de medida para el gas); y un tercero que apuntaba a mantener beneficios a la exportación, pero que quedó tambaleante tras la eliminación de los reembolsos a la exportación por puertos patagónicos.

Paralelamente, el mundo emite señales que se irán decodificando en los próximos meses: la OPEP ratificó el acuerdo para recortar producción y comenzar a estabilizar los precios del crudo; y la diversificación de gran parte de los gigantes petroleros.

El sostenimiento del “barril criollo” tiene en el contexto actual un efecto directo: se apunta a evitar la pérdida de 2.000 puestos de trabajo, según refieren los líderes sindicales; y a frenar la pérdida de ingresos por regalías petroleras que las provincias vienen sufriendo en forma acelerada.

Con el gas, se apunta a incrementar la actividad en busca de ese fluido, buscando intensificar la actividad de perforación; si bien es cierto que hoy el mercado gasífero del país ofrece mayores oportunidades que el petróleo, a partir de las nuevas tarifas y sus incrementos cada seis meses, también lo es que la actividad no tiene el mismo nivel de impacto laboral que el petróleo.

Y la realidad geológica de la cuenca es bastante diferente a la de Neuquén, donde están las mayores reservas gasíferas del país.

Tras la eliminación de los reembolsos a la exportación por puertos patagónicos, resuelta por el gobierno nacional el viernes último, queda la incertidumbre en torno al subsidio directo que además había acordado Nación por cada barril de exportación. Según ese sistema, todavía no anulado, el gobierno nacional se comprometió a aportar 7,5 dólares por cada barril exportado, siempre que la cotización internacional no supere los 47,5 dólares. Ese acuerdo incluía también la participación de Chubut, que a su vez aportaba 2,5 dólares por cada barril.

El argumento para mantener los sistemas de incentivos, desde Chubut y demás provincias petroleras, es conocido y compartido: sólo esta provincia entregó (o dejó de percibir) más de 2.000 millones de dólares, Santa Cruz casi 3.000 y Neuquén 8.000 millones de dólares, entre los años 2003 y 2014, cuando los precios internacionales superaban los 100 dólares y el gobierno nacional aplicaba retenciones y “barril criollo” por debajo de 50, para evitar el impacto en los precios de combustibles. Sin embargo, el gobierno macrista no parece muy dispuesto a pagar las cuentas dejadas por el kirchnerismo.

El acuerdo de la OPEP

En ese contexto, el acuerdo de la OPEP para recortar la producción en 1,2 millones de barriles por día asoma como una noticia esperada, luego de las dudas de los meses previos, pero habrá que esperar a enero y que efectivamente se aplique el recorte (Arabia dijo que está dispuesta a recortar, siempre que Irán al menos esté dispuesta a congelar).

El límite de producción en 32,5 millones diarios no provocará un gran salto en el precio, pero los analistas esperan que tienda a estabilizar el mercado, con precios en un paulatino recupero en una banda de 50 a 60 dólares.

La diversificación es cosa de gigantes

Con todo, los grandes jugadores no se quedaron cruzados de brazos en los últimos meses y ya empezaron una tendencia de diverisficación inevitable. Según un artículo publicado por el diario Wall Street Journal (en español) “los gigantes del sector han aumentado su inversión en petroquímicos, extraído más gas natural, reducido costos e incursionado en energías alternativas con el fin de diversificarse”.

Y añade el texto:

“La petrolera europea MOL Group envió este mes un enfático mensaje a los inversionistas: la demanda de combustible en mercados clave se dispone a caer.

La demanda máxima de combustible (o peak oil demand en inglés) es un escenario que los productores globales, como Royal Dutch Shell PLC y la estatal Saudi Aramco, han anticipado en forma sigilosa.

MOL, no obstante, cuenta con uno de los planes más explícitos para abordar el fenómeno, un reflejo de cómo el panorama puede cambiar para los grandes proveedores de energía durante la próxima década.

La empresa húngara se ha replanteado su énfasis tradicional en la provisión de combustible y trasladado inversiones hacia los petroquímicos, el ingrediente clave de los productos de plástico y un sector que, en opinión de la compañía, seguirá en expansión más allá de los problemas que atraviese el negocio de combustibles”.

Gigantes como Arabia Saudita también se vuelcan a la petroquímica y privatizará parte de la estatal Aramco para invertir en energías renovables.

“La demanda (de petróleo) ya pudo haber llegado a su punto más alto en algunas regiones –dice el artículo-. En Europa, por ejemplo, la AIE proyecta que el consumo caerá a 10,8 millones de barriles diarios a finales de la década, frente a los 11,7 millones de barriles alcanzados en 2015”.

¿Y la diversificación criolla?

Lejos de las grandes ligas, la cuenca San Jorge transita como puede la crisis, en busca de paliativos que den algún grado de estabilidad. La energía eólica sigue siendo una promesa interesante, pero lejana en cuanto a la posibilidad de impacto industrial: en los próximos meses se verá una proliferación de generadores, en la región y en el país, pero mientras no haya una política orientada a la fabricación de componentes nacionales, la promesa estará incompleta.

Será en todo caso un buen aporte para mitigar el cambio climático y un buen negocio financiero para potenciales inversores, pero seguirá a mitad de camino.

La posibilidad de industrializar el petróleo crudo sigue latente, más por amagues que por concreciones. Si no hay un avance rea en torno a la elaboración de subproductos, todo lo que pueda proyectarse para 2017 será absolutamente provisorio… como suelen ser los subsidios.

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