Alberto Fernández deslucido y naufragando
El presidente parece no fluir con el curso natural de la vida misma. O, quizás, se dejó llevar por la alegría mundialista de fin de año. Quiso arrancar con todo el 2023. Propuso juicio político al máximo tribunal pretendiendo un abultado apoyo de los propios y se desinfló en pocos días. ¿En qué quedará?
Veníamos del festejo futbolero, se escuchaba todavía el choque de copas por un nuevo año y Alberto Fernández se embarcó en una apuesta política que tomó por sorpresa a propios y ajenos. El domingo 1 de enero, el presidente, aseguró que impulsaría un juicio político contra los miembros de la Corte Suprema de Justicia tras la disputa por los fondos coparticipables con la Ciudad de Buenos Aires y por la filtración de chats entre un ministro porteño (ahora de licencia) con el vocero del presidente del máximo tribunal. ATR, como dicen los jóvenes.
El impulso del 2023 lo llevó a convocar a los gobernadores peronistas del país para que adhieran a la iniciativa y, que sus legisladores, propicien su tratamiento en el Congreso de la Nación.
La sucesión de hechos se dio con tanta vorágine que cuesta creer que estamos en la primera semana del año. Reunión y foto con gobernadores, declaraciones en medios y comunicación y…¡pum!. Gobernadores que salieron a decir que ellos no iban a firmar. ¿Qué pasó?
Alberto se quiso lucir, arrancar con todo el 2023 y mostrar fuerza en la política nacional. La realidad le devolvió otras cosas. Al presidente no le creen, no logra convencer sobre sus apuestas y, por ende, su figura institucional está debilitada. Alberto no tiene color. Está totalmente deslucido.
El presidente no logró juntar ni a la mitad de los gobernadores para culpar a los cuatro miembros de la Corte Suprema por mal desempeño.
Desde el inicio no contaban con el apoyo de importantes provincias como Santa Fe y Córdoba. Después, causó sorpresa que el entrerriano Gustavo Bordet se abrió de la propuesta. Y, para colmo, del barco también se bajaron, gobernadores que se creían propios: Sergio Uñac (San Juan), Alberto Rodriguez Saá (San Luis) y Mariano Arcioni (gobernador de Chubut y alfil de Massa). Neuquén, Rio Negro, Misiones, Salta tampoco son parte del objetivo albertista del 2023. ¿Queda alguien en la fiesta?
No llegó ni al golpe de efecto y la preocupación en Casa Rosada es que todo quede en la nada.
¿Cómo es el procedimiento? El proyecto esta desde el miércoles en manos de Carolina Gaillard, titular de la comisión de Juicio Político en la Cámara de Diputados.
Para llegar al recinto, donde ya se sabe que no prosperará porque no dan los números, necesita un dictamen en comisión. ¡Al menos lograr un dictamen! Pero ahí también se encuentran con escollos propios. Si los legisladores que integran la comisión responden a los gobernadores que no apoyan la idea, nada avanza.
En estos ejemplos concretos queda a la luz la poca fuerza de poder del presidente. Una imagen descolorida, diluida y desinflada. Él se define como el “mas federal”, pero el federalismo le esta dando la espalda.
Por lo pronto, Alberto puso en remojo el intento de convencer que su idea de arranque de año tenga luz. Está en Chapadmalal hasta el lunes. Nunca se sabe qué poderosos efectos puede traer el aire de mar. En una de estas, da un marco de realidad sobre su verdadera imagen.