Alemania dejará de importar petróleo de Rusia pero seguirá con la compra de gas
Alemania quiere prescindir del petróleo y del carbón ruso antes de fin de año como represalia por la invasión a Ucrania, aunque no hará lo mismo con el gas, dado que el país no tiene capacidad para importarlo de otro lugar, informó este sábado el ministro de Economía alemán.
Alemania busca desprenderse del petróleo y del carbón ruso antes de fin de año, como respuesta a la invasión militar a Ucrania, informó hoy el ministro de Economía alemán, Robert Habeck. Sin embargo, el escenario para el gas es diferente, ya que el país no cuenta con capacidad para importarlo de otro lugar.
"Cada día, casi cada hora, de hecho, estamos diciendo adiós a las importaciones rusas", sostuvo el funcionario al periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung. "Si lo logramos, seremos independientes del carbón ruso en otoño, entre los meses de septiembre-diciembre, y casi independientes de su petróleo a final de año", agregó Habeck.
Hoy en día, Alemania importa de Rusia un tercio de su petróleo y casi el 45% de su carbón, de acuerdo a las cifras y estadísticas del Gobierno.
Por otra parte, respecto al gas, el panorama parece complejizarse un poco más. Durante la última década, la dependencia gasística del país con Rusia pasó del 36% de las importaciones totales en 2014, al 55% en la actualidad.
Frente a esta situación, los dirigentes alemanes mostraron cierta resistencia a las demandas de los aliados occidentales de imponer un embargo sobre el petróleo y el gas ruso. En este sentido, Habeck reiteró su oposición a un bloqueo inmediato sobre las importaciones de energía rusa, tal como piden varias naciones de Europa del Este.
Según el funcionario, un embargo de esta índole generaría una serie de problemas de abastecimiento para el invierno del año que viene, así como una crisis económica, una fuerte inflación, el aumento del precio de la energía, y la desaparición de miles de puestos de trabajo.
Entre las sanciones aplicadas a Rusia, el gobierno alemán determinó frenar la certificación del gasoducto Nord Stream 2, cuya construcción finalizó en septiembre del año pasado. La obra, de dos tuberías con un total de 1.234 kilómetros de longitud, estaba dirigida al suministro de gas ruso a Europa a través del mar Báltico.
Sin embargo, según indicaron los detractores del proyecto, entre los que se encuentra Estados Unidos, el gasoducto iba a llevar al continente a ser más dependiente del país liderado por Vladimir Putin.