La concejal de Comodoro, Ana Clara Romero, reclamó la vuelta a las clases presenciales en toda la provincia y exigió que las decisiones sean tomadas en base a evidencia científica, recordando que tanto el Ministro de Salud como la Ministra de Educación provincial se refirieron a las escuelas como “ámbitos seguros”.

“Hay que volver a clases porque el derecho a la educación de los niños no puede seguir siendo vulnerado. El alejamiento de las escuelas ha generado efectos muy negativos a nivel emocional, físico y psicológico en todos los niños de Chubut”, dijo.

La legisladora hizo especial mención a las necesidades de los chicos con discapacidades a quienes estar fuera de las escuelas les ha generado mayores perjuicios y, en muchos casos, un empobrecimiento en sus condiciones. A la vez que recordó que la escuela es el ámbito en el que se detectan las situaciones de violencia, abuso o maltrato que padecen los niños, a quienes no se puede proteger si las escuelas están cerradas.

Antes de hablar de la brecha entre las vacunas que llegan y las que son aplicadas en la provincia, señaló que la brecha que existe entre la realidad y las decisiones políticas. “En un país en el que tenemos un 64% de pobreza en la niñez, donde casi 7 de cada 10 niños son pobres, realmente es absolutamente desconectado de la realidad pensar que porque el gobierno dice que no hay clases presenciales los chicos van a estar calentitos en sus casas cuidados, conectados al Zoom. Vivimos en una provincia en la que ni siquiera tenemos la conectividad suficiente para lograrlo, la realidad es que los chicos terminan en la calle o pululando de casa en casa cuando, en el mejor de los casos, tienen alguien que los cuida. No todas las realidades son iguales”, señaló.

Entre las referencias científicas a las que hizo mención, destacó los resultados de las estadísticas de Cuidar Escuelas, del sistema nacional de monitoreo de la COVID-19 en establecimientos educativos, que demuestra que en las escuelas se produjeron contagios inferiores al 1%. “Está probado que el aula más peligrosa es la que está cerrada”, reforzó.

La otra brecha

Ayer ascendió a 48.000 dosis la diferencia entre las vacunas que arriban a la provincia y las que son efectivamente colocadas, según datos públicos del Monitor de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación.

“Permanentemente en Chubut hay una brecha entre las vacunas que llegan y las que se colocan. No hay una explicación clara de porqué ocurre. El objetivo debería ser: vacuna que llega, vacuna que se coloca, porque es la única herramienta que tenemos en esta pandemia. Durante todo el mes de mayo hubo un promedio de 35.000 dosis de diferencia entre las distribuidas y las aplicadas”, destacó la legisladora del sur de Chubut.

Otro dato cuestionado es el número de dosis que se aplican diariamente, sin contar los fines de semana, que varían entre 3.600 vacunas y 2.100. “¿Entonces cuál es la capacidad diaria de vacunación? -cuestionó Romero-. Estamos en emergencia y en pandemia hace más de un año, no pueden tomar decisiones en base a prueba y error, ni tomarse los fines de semana y feriados, éste es el momento para vacunar. Hay herramientas que no se están utilizando que nos permitirían acelerar el ritmo de vacunación”.

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