Arcioni versus Legislatura: la pelea que no logró desactivar la última elección
Luego del triunfo de Mariano Arcioni como Gobernador, ninguno de los diputados se dio por aludido y la relación con el gobierno sigue siendo tan fría como la ola polar que azotan a la Patagonia.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Un mes después del triunfo en las urnas que otorgó a Mariano Arcioni el respaldo para continuar por cuatro años más, queda claro que en la Legislatura ninguno de los diputados se dio por aludido y la relación con el gobierno sigue siendo tan fría como las temperaturas de la ola polar que azotan a nuestra patagonia.
Los fuertes cruces que se dieron el viernes entre el gobierno y los diputados opositores, con duras acusaciones de ambas partes, es una muestra de que la composición de fuerzas en la Cámara no ha cambiado en absoluto. Y peor aún, algunos chispazos dentro del bloque del Chusoto muestran que hay menos entusiasmo por defender al gobernador ahora que antes de las elecciones.
Al contrario de lo que muchos creían, nada cambió después del resonante triunfo del 9 de junio, porque la Cámara de Diputados vive una realidad aparte, y si bien Arcioni nunca tuvo muchos amigos en los despachos legislativos, tampoco hizo demasiado esfuerzo por conquistarlos.
Quizás en un exceso de confianza, creyó que los 121 mil votos que obtuvo, iban a convencer por sí solos a los legisladores que iban a “venir al pie” para sumarse a una gestión a la que le quedan cuatro años y medio por delante.
Pero muy por el contrario, en esa manzana de Mitre y 9 de Julio de la capital, se sigue concentrando lo más duro de la oposición alineada en su contra y a pesar de los llamados que ha realizado públicamente por la unidad, y de su repetido discurso de esperar a todos “con los brazos abiertos”, sus palabras no son tomadas muy en serio.
La polémica por los llamados “superpoderes” que se hizo pública esta semana, vino a reavivar esta guerra. En realidad el tema no es nuevo, y esta disputa ya viene desde que asumió Alejandro Garzonio en economía el año pasado. El gobierno había recuperado por un tiempo la posibilidad de reasignar partidas presupuestarias durante el verano, pero debido a una nueva insistencia ante un veto que se logró hace dos meses, los diputados vuelven a exigir que cada modificación de partidas se aprobada por la Cámara.
De hecho el martes se aprobó en la sesión un proyecto de este tipo por pedido del gobierno.
La pregunta es si realmente la causa que impidió este viernes al gobierno depositar los sueldos es la cuestión de las partidas o la falta de fondos en las cuentas. El Ejecutivo dice que si tuviera las manos libres y sin tantas trabas burocráticas, podría solucionar estas cuestiones sacando plata de otros destinos para pagar los haberes.
Los diputados responden que si esto fuera solicitado por ley se aprobaría de inmediato. Pero lo cierto es que esto no ocurrió, sino que –dicen desde la oposición- el verdadero problema es que el gobierno no tenía la plata suficiente para afrontar en una semana el pago de los aguinaldos y los sueldos, con los nuevos montos cerrados en paritarias.
SIN TRATAMIENTO
El gobernador dice que los diputados opositores lo “extorsionan” y que no se va a dejar doblegar. Los legisladores le responden que “miente” en su argumento y que pretende utilizarlos como excusa.
Pero si bien este punto es importante y es central para el Ministerio de Economía, ya que como sostiene Luis Tarrío, este artículo de permitir las reasignaciones de partidas siempre fue utilizado por los gobiernos en los últimos 15 años (lo que es totalmente cierto), no es la única cuestión pendiente que los diputados se niegan a aprobarle al Ejecutivo.
De hecho, la Legislatura se fue al receso invernal sin haber tratado ninguno de los temas que el gobierno considera prioritarios. Siguen en comisión, y sin esperanza de ser tratados en lo inmediato, los proyectos para refinanciar la deuda de 1.000 millones de dólares por el vencimiento de los distintos bonos emitidos por Chubut, así como la toma de empréstito para que las cooperativas salden la deuda con Cammesa, que -dicho sea de paso- ya quedó desactualizado.
Pero también quedaron pendientes de tratamiento los pliegos enviados hace 10 días para designar a Julio Ramírez como presidente del Banco del Chubut y a Alejandro Garzonio como nuevo Contador General (a pesar de que el ex ministro estuvo durante dos días recorriendo despachos de diputados buscando apoyo). Ni hablar de la solicitud de acuerdo enviado por Arcioni hace más de un año para designar a Virginia Menghini como Fiscal de Estado, que sigue durmiendo en los cajones de la comisión de Asuntos Constitucionales.
A la inversa -argumentan los legisladores-, cada ley que es sancionada por iniciativa de la Cámara se encuentra inexorablemente con un veto por parte del gobierno. El festival de vetos en los últimos meses ha sido enorme, y en algunos casos la disputa de poderes llega a los tribunales, como por ejemplo, en el proyecto que modifica la integración del directorio del Instituto de Seguridad Social y Seguros.
APATÍA DE LOS PROPIOS
Pero el escenario es peor aún de lo que se cree, porque el gobierno no sólo no aprovechó el envión triunfal para sumar adherentes en las filas del bloque peronista, sino que hasta perdieron entusiasmo los propios, a juzgar por lo visto en las últimas sesiones. Notoria ausencia de diputados del Chusoto en las sesiones y en las reuniones de las comisiones, con razones como “visita al odontólogo” que suenan a sarcasmo y a poco compromiso.
La postura entre los diputados dasnevistas parece ser “no me paso a la vereda de enfrente, pero tampoco esperes que salga a poner la cara”.
La postura del oficialismo de aquí a fin de año en la Legislatura da la impresión que se encamina hacia un “hacer la plancha” y dejar el camino libre para que la oposición saque todas las iniciativas que quiera, incluso con mayorías especiales, como ocurre con la insistencia ante cada veto que llega desde el Poder Ejecutivo.
A este nivel de apatía se llega porque ya desde el comienzo de su mandato, Arcioni se encontró con diputados que no eran propios, sino del riñón de su antecesor, Mario Das Neves. El vínculo era con el líder histórico del proyecto y a varios les fue imposible establecer ese tipo de relación con el nuevo mandatario, con una lógica de gobierno y un estilo totalmente diferente al anterior. El mismo gobernador reconoce que muchos lo ningunearon desde el inicio y siempre estuvieron midiéndolo para ver si tenía la capacidad para afrontar el cargo.
Esa desconfianza nunca logró recomponerse con varios de los legisladores propios, cuyos dos ejemplos más claros son Jerónimo García y Alejandro Albaini, y Arcioni se cobró factura al cerrar las listas para el próximo período, donde incluyó apenas a dos de los diputados actuales en la lista de 16 candidatos para repetir cuatro años: Roddy Ingram y Zulema Andén.
Las consecuencias se van a ver hasta diciembre, y es lo que se está viendo: falta de defensa del gobierno en la Cámara, ausencia en las discusiones de comisión, y hasta algún diputado prestando quórum a la oposición si hace falta.
LA VICEPRESIDENCIA
Un párrafo aparte merece la cuestión de la Vicepresidencia de la Cámara, que de aquí hasta el cambio de gobierno seguirá siendo el segundo lugar en el orden institucional de la provincia.
Como se recordará, durante el primer año de la gestión Arcioni, se respetó el acuerdo para que ese puesto sea del partido de gobierno, por lo que fue ocupado por el diputado Roddy Ingram. Pero abruptamente, en una mayoría lograda entre el FPV y Cambiemos, ese cargo estratégico (que además integra el TEP), le fue quitado en noviembre pasado para designar al peronista José María Grazzini, en aquellos días calientes de la convocatoria al desdoblamiento electoral por parte de Arcioni.
Pasados 8 meses de aquel traumático episodio, existía la expectativa de que una vez culminado el proceso eleccionario, y ya sin tanto interés de la oposición por mantener ese lugar, el oficialismo iba a reclamar ese cargo para llevar tranquilidad desde lo institucional, ya que por ejemplo Arcioni sigue sin tomarse licencia desde que asumió, para no tener que delegar el mando en alguien de la oposición. En ese camino, dicen que hubo algún sondeo a cargo del mismo Ingram con diputados del PJ y de Cambiemos, quienes se negaron a modificar su postura. Pero hay otros que agregan que desde Fontana 50 habrían dado marcha atrás en la iniciativa de recuperar la vicepresidencia, producto de alguna charla amistosa con cierto interlocutor del PJ que habría asumido el compromiso de bajar los decibeles hasta fin de año.
Ninguna de estas versiones se puede confirmar, porque todos los actores niegan algún tipo de participación, pero una cosa es clara para un cronista parlamentario: el cambio de actitud de quien era el principal defensor de Arcioni en la Cámara hasta el 9 de junio: Roddy Ingram.
El diputado del Chusoto era desde hace meses casi el único que pedía la palabra para poner la cara por el gobierno en las sesiones y quien oficiaba de nexo con Fontana 50 para tratar de frenar las operaciones opositoras, a tal punto que el gobernador lo premió ubicándolo en la cotizada lista de diputados para la próxima Cámara.
Pero de un tiempo a esta parte, cuando más debería estar saboreando el triunfo ante todos sus colegas, se lo nota a Ingram con un perfil más bajo, ya no tan comprometido como antes. Entre los conocedores de la interna oficialista se tejen dos especulaciones: una es que puede haber alguna bronca del diputado por algún compromiso no cumplido desde Fontana 50 respecto a la vicepresidencia, que sigue en manos de Grazzini.
La otra conjetura es que puede haber cierta calentura además, porque en el gobierno nadie salió a respaldar la postulación de Ingram para ser el futuro presidente del bloque de la mayoría del arcionismo en el nuevo bloque que asumirá en diciembre.
Quienes tienen acceso a los encuentros de la residencia oficial dicen que el elegido para ese puesto sería quien encabezó la lista, el joven abogado comodorense Juan Ignacio Pais, aunque Ricardo Sastre y Adrián Maderna puedan tener otros candidatos. Lo que está claro es que ya se está jugando otra guerra silenciosa con 6 meses de anticipación. ¿Será la nueva Legislatura con mayoría del Chusoto la solución a los problemas de Arcioni?