Bolsonaro asume la presidencia y abre una nueva era en Brasil
El flamante gabinete tendrá 22 ministerios, de los cuales cinco estarán a cargo de ex militares.
RÍO DE JANEIRO - El ex capitán del Ejército y diputado durante casi tres décadas Jair Bolsonaro asume este martes como el presidente número 38 de Brasil. Lo hace con una agenda de mano dura, conservadora en lo social y liberal en lo económico.
Bolsonaro asume la presidencia y abre una nueva era en BrasilCon argumentos de campaña en defensa de la tortura y de reivindicación de la dictadura militar, Bolsonaro fue elegido en segunda vuelta con el 55% de los votos y se transformó en un fenómeno que supo aglutinar a los descontentos con la política tradicional, a los rivales del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), a parte de los referentes de la Operación Lava Jato y a quienes aún reivindican a la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985.
Su gabinete tendrá 22 ministerios, entre ellos cinco ministros de origen militar, mucho más que en los gobiernos de los dictadores Ernesto Geisel y Joao Baptista Figueiredo. En sintonía con esa nueva presencia de militares y policías en la política, Brasilia amaneció este lunes blindada, a la espera de entre 250.000 y 500.000 seguidores del futuro mandatario.
A las 14 -hora argentina- comenzó la ceremonia de asunción, que incluyó un desfile por la Explanada de los Ministerios, la jura en el Congreso, el traspaso de la banda en el Palacio del Planalto por parte del mandatario saliente Michel Temer y un brindis con los 14 jefes de Estado y de gobierno que estarán presentes en la Cancillería. Tal como había avisado, Mauricio Macri no fue parte del evento y el representante argentino es el canciller Jorge Faurie.
La asunción no sólo marcará un cambio para el país, sino también para el propio Bolsonaro y su diminuto Partido Social Liberal (PSL), que ingresarán por primera vez desde el bajo clero parlamentario (diputados sin expresión) al primer nivel de la política de la principal economía de América latina y una de las potencias internacionales que supieron en algún momento disputar un lugar en la escena mundial a través del espacio de los Brics.
La transición entre la victoria electoral y la asunción de este martes estuvo marcada por la creciente influencia política de líderes extrapartidarios, pero también por un escándalo por movimientos sospechosos financieros de Fabricio Queiroz, un amigo histórico de Bolsonaro que era asesor de su hijo Flavio en la Asamblea de Río de Janeiro.
Además, el futuro ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, fue condenado durante la transición por delitos administrativos como secretario del área en el estado de Sao Paulo y el próximo jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, del partido derechista Demócratas, admitió haber recibido dinero de recaudación ilegal de campaña en el pasado.
Nada de esto afectó la imagen del presidente electo. Bolsonaro tiene entre los brasileños una alta confianza de éxito: el 65%, según Ibope, dijo tener esperanza en que mejorará la situación económica en 2019.
El ascenso de la derecha en Brasil tiene varias explicaciones, pero una central fue la condena a prisión por corrupción del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en todas las encuestas para las elecciones de este año hasta que fue inhabilitado por su sentencia confirmada en la Operación Lava Jato.
Sergio Moro, el juez que condenó a Lula, será el rostro visible de la administración de Bolsonaro en la lucha contra el crimen: estará a cargo de un superministerio de Justicia y Seguridad Pública y ejecutará un decreto para liberalizar la posesión de armas de fuego entre civiles sin antecedentes penales.
La Cancillería, en tanto, estará en manos del diplomático Eduardo Araújo, un funcionario de un nivel cuatro en las categorías del Palacio de Itamaraty, que fue designado con la ayuda de Olavo de Carvalho, astrólogo radicado en Estados Unidos considerado por muchos como el mentor ideológico de la ola Bolsonaro.
Araújo considera al presidente estadounidense Donald Trump como el "salvador de Occidente contra el marxismo cultural del globalismo" y defiende, como ya fue anticipado, una alianza más estrecha con Israel, una vieja promesa de Bolsonaro a los evangelistas con amplias relaciones económicas y religiosas con ese país.
En el área económica, el financista Paulo Guedes, un "chicago boy" defensor del ajuste fiscal, planea dar un salto de privatizaciones, eliminación de regulaciones y reducción presupuestaria para luchar contra el déficit. Guedes impulsa también la reforma previsional, la gran apuesta del mercado financiero que Temer no pudo hacer por las denuncias de corrupción.
Fuente: TN