CAPITAL FEDERAL - El Gobierno y la Corte Suprema de Justicia tienen previsto reunirse oficialmente es lunes a las 17 horas para acordar un plan de reformas para el Poder Judicial. La cumbre convocará al jefe de Gabinete, Marcos Peña; al ministro de Justicia Germán Garavano y todos los jueces de la Corte Suprema.

En lo concreto se descuenta que en esa reunión se hable sobre algunas reformas puntuales sobre las que hay consenso, como la necesidad de avanzar en la digitalización de la Justicia, con la llegada del expediente electrónico a los fueros que todavía se comunican a fuerza de papeles y carpetas. Este tema no plantea controversias y hay voluntad, tanto en el gobierno nacional como en la Corte Suprema.

Otro asunto a tratar, pero que depende de un reforma legislativa, es buscar un empalme entre el nuevo Código Procesal Penal, que entrará en vigencia en Salta a fin de año, y el actual. En ese sentido, una idea es acortar la posibilidad de presentar recursos, como una manera de acelerar los procesos.

Ayer, desde Perú, el presidente Mauricio Macri volvió a reclamar cambios: "Tenemos que velar porque haya decisiones de fondo en tiempos razonables", dijo en referencia a la Justicia y cuestionó que los procesos "no se terminan nunca, y por eso 15 o 20 años después recién tenés condenas".

LAS DIFERENCIAS

El Gobierno quiere avanzar en reformas en dos temas de alta sensibilidad social, pero que encuentran resistencia en la familia judicial: uno es modificar las vacaciones del Poder Judicial, actualmente de 45 días, y otra es extender el horario de Tribunales, que en el presente es de 7.30 a 13.30.

La Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional y el gremio de los judiciales, que conduce Julio Piumato, se oponen con firmeza a modificar ambos esquemas. El Gobierno cree que una modificación de la feria o del horario de atención podría acercar la Justicia a la gente y sería interpretado como una autolimitación para renunciar a privilegios.

En la Corte hay jueces que se muestran más flexibles frente a la propuesta y la idea de avanzar con esos cambios reúne algunas voluntades, como las del presidente Ricardo Lorenzetti o el propio Horacio Rosatti. Helena Highton de Nolasco no quiere ninguna modificación, Juan Carlos Maqueda estaría de acuerdo, pero si lo decidiera el Congreso y no la Corte Suprema. Y Carlos Rozenkrantz duda sobre su conveniencia. Así se reparten los ánimos en el interior del tribunal.

Con este escenario repartido es difícil que se avance en este sentido en la reunión del lunes. Así las cosas, el riesgo es que el encuentro quede limitado a un gesto político en vez de convertirse en un avance concreto. Lorenzetti tenía la idea inicial -ya conversada con Mauricio Macri en su última visita a Olivos- de que, como algunas reformas requerirán la intervención del Congreso, el Consejo de la Magistratura y el Poder Ejecutivo, el último paso requería conversación interpoderes en busca de "consensos".

Sin embargo, esta idea se frustró después de la accidentada consulta que hizo la Corte Suprema con los jueces sobre los puntos que pretendían cambiarse. La Corte esperaba presentar las propuestas en un acto con Mauricio Macri como invitado, pero esta idea no cuajó y se trasformó en la reunión acordada para el lunes 16 de abril.

Cada uno de los participantes del encuentro, cuya organización se está manejando con máxima reserva, tiene sus propias razones para creer que van a salir beneficiados. El Gobierno viene de una temporada de tensión con la Corte Suprema. El presidente Mauricio Macri estalló cuando la Corte inhabilitó al Tribunal Oral Federal N° 9, que había sido sorteado para juzgar a Cristina Kirchner. Este encuentro significaría una señal de distensión. Por otro lado, sería al evidencia de que Lorenzetti no es el único interlocutor con el Poder Ejecutivo, sino que lo son todos los jueces.

A Lorenzetti un encuentro con Marcos Peña y Garavano, cuando está bajo fuego graneado de Elisa Carrió, le representa cierto blindaje y puede aprovecharlo como una señal de apoyo. Y, por otro lado, el resto de los jueces de la Corte que aspiran a tener mayor protagonismo, con Rosatti a la cabeza, tienen la oportunidad de tener un mano a mano con Peña, cuestión que hasta ahora estaba reservada para Lorenzetti, de diálogo permanente con el Gobierno, incluso con el presidente Mauricio Macri. En este contexto, la foto promete tener alto contenido político. Pero la posibilidad de avanzar con cambios es todavía un interrogante. Entre tanto, según todos los sondeos, el Poder Judicial sigue sumido en el descrédito.

Fuente: La Nación

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