COMODORO RIVADAVIA  (ADNSUR) - YPF afronta un proceso de canje de deuda que tiene fecha límite el próximo viernes 5 de febrero, cuando se conocerá si al menos un 50 por ciento de los tenedores de bonos, por un total de 6.200 millones de dólares, aceptan la propuesta realizada por la compañía para aliviar sus próximos vencimientos, a fin de reorientar recursos hacia la inversión que apunta a realizar este año: 2.100 millones de dólares para producción de petróleo y gas, un 90 por ciento por encima de lo invertido en 2020. Aquí, tres claves de un proceso fundamental para la principal operadora del país, cuyo resultado influirá en el resto de la industria y de la economía argentina.

1. Vencimiento urgente. El próximo 23 de marzo, YPF debe afrontar un primer vencimiento de 412,7 millones de dólares. Si la propuesta de canje no es aceptada, la petrolera afrontará un grave problema para abonar ese monto, debido a que el Banco Central de la República Argentina aplica restricciones a la venta de dólares para el pago de deuda externa. “El problema para afrontar ese vencimiento no se vincula al flujo de caja, porque la compañía tiene la disponibilidad de fondos para afrontarlo, pero las restricciones cambiarias impiden a acceder a los dólares necesarios para pagar”, explicaron fuentes cercanas a la compañía, ante la consulta de ADNSUR para este informe. Si el viernes 5 de febrero hay un rechazo mayoritario a la propuesta de canje, o el Banco Central hace una excepción a su propia normativa, o la petrolera cae en default.

2. Origen de la deuda. El total de la deuda que la petrolera apunta a canjear, para obtener oxígeno financiero en el corto plazo, es de 6.228 millones de dólares, por 7 bonos emitidos en distintos momentos de la historia reciente de la compañía, a fin de financiar las inversiones en Vaca Muerta. ¿Cuál es el origen de los bonos? Según el detalle presentado por la petrolera, los años de emisión son los siguientes:
-U$$ 412,7 M: año 2016, con vencimiento el próximo 23 de marzo.
-U$$ 1.522,2 M: año 2014, con vencimiento en abril de 2024.
-U$$ 542,8 M: año 2020 (remanente de un canje realizado el año pasado, sobre un bono originalmente emitido en 2016, por 1.000 millones de dólares), con vencimiento en 2025.
-U$$ 1.500 M: año 2015, con vencimiento en 2025.
-U$$ 1.000 M: año 2017, con vencimiento en 2025.
-U$$ 500 M: año 2019, con vencimiento en 2029.
-U$$ 750 M: año 2017, con vencimiento en 2047.

En la mayoría de los casos, la deuda es originada para financiar las inversiones necesarias en la explotación de Vaca Muerta, con un esfuerzo fuertemente concentrado entre 2012 y 2015, durante la gestión de Miguel Galuccio (aunque el origen de los bonos muestra una distribución pareja entre su administración y la de Miguel Gutiérrez), para explorar el potencial de recursos no convencionales en la cuenca Neuquina. Aunque el financiamiento externo es parte de la esencia de este tipo de actividad, el problema se originó en los últimos años con la fuerte caída de ingresos de la petrolera, rematados por la pandemia y la brusca caída de ventas de combustibles durante la extensa cuarentena que atravesó el país. Así, la relación de deuda superó ampliamente a la generación de ingresos, dando origen a los problemas de financiamiento actuales.


En su propuesta inicial, la petrolera propuso reemplazar los 7 bonos por 3 nuevos títulos, con vencimientos a partir de 2026, 2029 y 2033. Ante la disconformidad expuesta por los grupos de acreedores ante esa primera propuesta, la petrolera presentó una serie de modificaciones, incrementando las tasas de interés a abonar desde el 2023, además de mejorar las garantías, que además del flujo de exportaciones ofreció prendas sobre acciones de YPF Luz, su compañía subsidiaria con fuerte participación en el mercado de generación eléctrica.

3-Oxígeno financiero para invertir. En su búsqueda de oxígeno financiero, evitando el pago de vencimientos hasta 2026, YPF apunta a recuperar disponibilidad de fondos para invertir en la producción de petróleo y gas. Según la presentación realizada ante la Bolsa de Nueva York, a la que esta agencia tuvo acceso exclusivo para la región, la petrolera proyecta invertir en 2021 un total de 2.100 millones de dólares, lo que significa un 90 por ciento sobre la inversión 2020 (que fue declarada en 1.100 millones de dólares, pese a que al comienzo de año proyectaba invertir 2.800 millones de dólares, según el plan presentado a la Secretaría de Energía de la Nación).


De ese total, 1.500 millones se destinarán a la producción de petróleo y 600 a la producción de gas. La mayor parte, 61 por ciento del total, será para la explotación de hidrocarburos no convencionales.


Hasta el momento, se han conocido dos posturas de los acreedores, que no son representativas del total. Uno de los grupos, que expresó el rechazo, integra el 45 por ciento de los bonistas con vencimiento en 2021, mientras que un segundo grupo, que representa el 30 por ciento de los tenedores de los 7 bonos en canje, expresó su aceptación a la propuesta. Para conseguir el resultado esperado, YPF necesita la aceptación del 50 por ciento del total de los bonistas.

Los resultados que obtenga la petrolera el próximo viernes serán sintomáticos de lo que puede esperarse para la industria hidrocarburífera en particular y la economía en general. Para el ámbito petrolero, porque la aceptación de la propuesta de canje sería una señal positiva de los mercados financieros hacia el sector, que requerirá apalancamiento externo para recuperarse tras los efectos de la pandemia. Para el resto de la economía, porque un rechazo basado en la falta de confianza implicaría un anticipo de lo que podrían afrontar otras grandes empresas, agravado por las restricciones para acceder a créditos internos y externos.    

“Una transacción exitosa será beneficiosa para los tenedores participantes de todas las Obligaciones Negociables Existentes de YPF, ya que superará las limitaciones que surgen de las regulaciones cambiarias aplicables y dejará espacio para el despliegue de inversiones de capital”, expresó la operadora en un comunicado emitido el martes a la noche.


Y advierte: “Si en cambio, las transacciones no se logran exitosamente, cualquier alternativa de reestructuración que YPF pueda implementar podría tener términos menos favorables para los tenedores de las Obligaciones Negociables Existentes. Existe un riesgo de que la capacidad de los tenedores de Obligaciones Negociables Existentes de recuperar sus inversiones sea sustancialmente demorada y/o obstaculizada si las modificaciones propuestas no son llevadas a cabo. El precio de mercado de las Obligaciones Negociables Existentes podrá disminuir y la capacidad de los tenedores de las Obligaciones Negociables Existentes de recuperar sus inversiones podrá ser socavada significativamente”.

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