BUENOS AIRES (ADNSUR) - Si fuera por él, ya hubiera dado un portazo y renunciado a su cargo como titular de la Unidad Especial AMIA. Mario Cimadevilla, por ahora, no se irá a ninguna parte. No importa que en el ministerio de Justicia que conduce Germán Garavano afirmaran a principios de mes que el ex senador por Chubut tenía los días contados luego de que el ministro interviniera la querella oficial en el Juicio por el encubrimiento del mayor atentado terrorista de la historia argentina y habilitara que no se acusara a los dos ex fiscales de la causa original, Eamon Mullen y José Barbaccia. Al contrario, ese parece ser el primer argumento del radical para resistir en su cargo, aunque no es el único.

salvo que se lo pida el presidente Mauricio Macri o la UCR temen que Garavano cumpla su deseo de disolver la dependencia

Entre todos los apoyos y razones para permanecer, ninguno resultó más convincente que el de Elisa Carrió. “Si te vas, te mato”, le advirtió la jefa de la Coalición Cívica al ex consejero de la magistratura. En los primeros días de marzo, volverán a reunirse.

La socia fundadora de Cambiemos amenaza con avanzar con un juicio político contra el ministro de Justicia. Ya lo denunció ante la Oficina Anticorrupción en abril de 2017, cuatro meses después de que la abogada Mariana Stilman, su nueva jefa de despacho, renunciara a representar a la querella del Estado al denunciar presiones del ministro para definir qué imputados serían acusados y cuáles no. En Justicia analizan disolver la Unidad en el marco de la reestructuración y ajuste del Estado.

La situación hoy es insostenible. El ministro de Justicia y el titular de la Unidad AMIA no cruzan palabra desde octubre, cuando Cimadevilla pretendía informar a su virtual superior sobre la dirección de los alegatos. Solo se manejan a través de notas formales.

Las diferencias entre ambos funcionarios descansan en la naturaleza de Unidad: como organismo descentralizado de Justicia, ¿hasta dónde llega su autonomía? Garavano considera que la Unidad AMIA y el ministerio Público -que sí acusó a los ex fiscales- pueden tener posiciones encontradas. Para el radical, el Estado no puede tener 2 posiciones distintas.

Luego de la furia pública de Stilman, Garavano firmó la resolución 2017-314 que erigía a la Unidad AMIA como única responsable de la querella y profundizaba su independencia (y, al pasar, sometía a Stilman a un sumario). “Todas las cuestiones inherentes al desarrollo de las acciones concernientes a la unidad deben ser resueltas por su titular”, escribió el ministro además de reclamar a la OA que analizara si eran necesarias más acciones para profundizar la autonomía de la Unidad.

A pesar de esa resolución, el 24 noviembre, el jefe de Gabinete de Garavano, Martín Casares, le reclamó a Cimadevilla -en una nota oficial- el proyecto de los alegatos. El 12 de diciembre, el titular de la Unidad AMIA envió una respuesta con forma de pregunta: ¿debía informarlo de cualquier acción para que el ministro lo autorizara, como sugería la resolución 108/2016 ó debía acatar la 314 que le daba más autonomía? Casares nunca contestó, pero el secretario de Justicia, Santiago Otamendi, le reiteró el pedido de los alegatos a Cimadevilla a través de una nueva nota. El clímax epistolar con membretes oficiales llegó -como informó Clarín entonces- con la nota que Otamendi remitió Cimadevilla con copia a Garavano en la que lo conminaba a revocar el poder conferido a Enrique Ventos para representar a la querella oficial y transmitírselo a Horacio De Filipo y al ahora célebre José Console, propuesto por Cimadevilla a instancias del primero.

Paralelamente, el mismo 1 de febrero, Garavano intervino a través de la resolución 2018-51 la Unidad AMIA y autorizó a Console y De Filipo a presentar la línea acusatoria presuntamente mayoritaria entre los abogados oficiales. Una nueva nota de 7 abogados de la Unidad AMIA dirigida a Cimadevilla desmintió a Console y por ende a Garavano.

Por último, cerca de Cimadevilla -aliviado por el apartamiento de Console- responsabilizan a Garavano por crearle un problema de escala internacional al Presidente. “La causa AMIA ya se comió a dos presidentes -Carlos Menem y Cristina Kirchner: ¿quieren que pase lo mismo con Macri?”. Una cosa está clara, en el largo plazo, no parece haber lugar para Cimadevilla y Garavano en el mismo organigrama. “Es plata o mierda”, avisan. Carrió y la UCR ya eligieron. Falta que lo haga el Presidente, que hasta ahora apoyó en silencio a su ministro.

Fuente: Clarín /Por Guido Carelli Lynch

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