El pulso político en Rawson: conflictos, internas y la proa al 2019
En medio de una escalada de tensión gremial, el Gobierno apuesta descomprimir el complicado escenario.
RAWSON (Por ADNSUR/EL ANALISIS DE LA NOTICIA) - Veredas tapizadas con el color negro del hollín, el aire contaminado por el fuerte y nocivo olor de las gomas quemadas en las calles, casillas rodantes atravesadas atravesadas en medio de las avenidas; carpas por doquier junto a tiendas improvisadas con lonas y nylon.
Una emblemática peatonal con monumentos y estatuas que está clausurada con vallas hace meses. Las puertas de Casa de Gobierno destruidas, los vidrios de las ventanas rotos por piedrazos, los jardines de la residencia oficial custodiados por efectivos especiales y perros entrenados.
Un gigantesco edificio que pertenece al Ministerio de Educación ocupado por docentes hace más de un mes, tapizado con carteles de escuelas de toda la provincia y por afiches que defenestran a las autoridades. Y leña, mucha leña por todos lados, que es encendida en tachos para afrontar las frías temperaturas del invierno en los acampes.
Esta es la imagen que devuelve el espejo en la capital provincial. Cualquier visitante desprevenido que observe el escenario que muestra Rawson sólo puede llevarse una sola impresión: estamos en una provincia atravesada por conflictos.
A la capital provincial se suman otros edificios públicos tomados en otras tres localidades. Pero Rawson se convirtió en el punto clave donde confluye toda la protesta social contenida durante meses por los empleados estatales.
La provincia ha tenido épocas convulsionadas, pero es difícil encontrar en la memoria un conflicto tan prolongado en las calles de su sede gubernamental.
Si se tiene en cuenta que la protesta social tuvo su estallido en el mes de marzo, con la instalación de una carpa que aún permanece en la esquina de Casa de Gobierno, y con aquella marcha histórica que convocó entre 8 y 10 mil personas el martes 20, el repaso indica que el conflicto lleva instalado 4 meses en las calles.
Es cierto que hubo altibajos y que la protesta pareció decaer en abril, luego de la trágica muerte del policía Néstor Chávez, ocurrida cuando custodiaba la puerta de ingreso de la sede del Ejecutivo en medio de forcejeos con manifestantes de ATE.
Pero la crisis económica, un gabinete provincial cambiante, de rumbo difuso tras la muerte de Das Neves y con escasa cintura política, y los ánimos crispados por los bolsillos flacos de los trabajadores, conducidos por una dirigencia sindical atravesada por sus propias internas; generaron un cóctel explosivo que aún hoy es difícil de apagar para los responsables del gobierno.
“Con (Sergio) Mammarelli desperdiciamos 6 meses”, reconoce a ADNSUR un importantísimo funcionario del actual gabinete, en alusión al hombre que fue elegido por Mariano Arcioni para pilotear la tormenta en la jefatura de gabinete, al hacerse cargo del Ejecutivo luego de la muerte de Mario Das Neves, en el pasado mes de noviembre.
A pesar de que se lo intentó sostener contra viento y marea, ya nadie duda de que muy lejos estuvo de capear la crisis. Muchos creen que si en aquel momento hubiera habido alguien con volumen político, con diálogo con los distintos actores, con ideas renovadoras y un poco de experiencia, quizás se podría haber evitado llegar a los actuales niveles de violencia.
Mammarelli será recordado como Ricardo López Murphy, aquel ministro de Economía de la Nación que habló de aquello que nadie quiere escuchar: ajustes y recortes, incluyendo en la nómina al hilo mas débil que es el de los trabajadores.
LA DEUDA
Arcioni tiene una bomba entre manos. La provincia venía atravesando una crisis con un endeudamiento en letras para pagar sueldos y un déficit mensual insostenible. Pero el remedio que intentó aplicar Mammarelli fue un ajuste, con un fuerte recorte inconsulto, sin aval no sólo de los gremios y los trabajadores, sino de los mismos diputados y hasta compañeros de gabinete. Pasaron meses sin definiciones con un Estado totalmente paralizado, en medio de una guerra política con una Legislatura que no avalaba ninguna de las medidas.
El resultado es lo que se ve hoy, con trabajadores estatales que reclaman que no tienen paritarias desde hace un año, y que pretenden volver al poder adquisitivo original de un salario que sufre un gran atraso producto de no cobrar aumentos desde julio de 2017.
Para colmo en este lapso se sumaron hechos que generaron más bronca en el humor popular contra la clase política, como las causas por corrupción que llevaron presos a varios funcionarios de la gestión mientras Das Neves fue gobernador, acusados de quedarse de manera indebida con fondos públicos a través de sobreprecios, lavado de dinero, coimas y defraudación a un estado provincial fundido que tomaba deuda para afrontar sus obligaciones.
Tras llovido, mojado. Esto originó la sensación de que los problemas son debido a que “se robaron todo”, aunque esto sea sólo una pequeña parte de un problema mucho más complejo. Este discurso tiene como telón de fondo la animosidad contra los actuales funcionarios provinciales, a los que docentes y trabajadores estatales esperan a la salida de las reuniones paritarias para insultarlos y escupirlos, llegando incluso hasta el límite de la agresión física.
INTERNAS
En este contexto, el gabinete de Arcioni intenta afrontar una negociación salarial en el peor de los contextos, tratando de hacer malabares con los errores propios y los ajenos. Y lo heredado, que el trajo un paquete de corrupción sin antecedentes en la política chubutense.
Por ejemplo, en el frente interno, cuesta entender la estrategia que juegan sus dos actores principales, con perfiles totalmente distintos: por un lado el ministro Coordinador, Marcial Paz, de perfil conciliador, y en general con buen diálogo con la mayoría de los dirigentes sindicales.
Por el otro el ministro de Gobierno, Federico Massoni, de alto perfil político pero en este caso confrontativo, polémico y hasta en algunos casos provocador. A tal punto que el último miércoles un grupo de manifestantes de ATE fue a esperarlo a la salida de Canal 12 de Puerto Madryn, donde estaba haciendo explosivas declaraciones, y de milagro no hubo serios incidentes.
Estos dos actores integran el mismo equipo, pero sus expresiones a veces confunden, a tal punto que Paz llegó a desautorizar a su colega, al pedir una conciliación obligatoria por el despido de cinco trabajadores de un centro de monitoreo.
Pero las internas, claro está, no ocurren sólo en el seno del gabinete. El gobierno debe negociar con dirigentes sindicales que no están legitimados 100 % por las bases, y si bien en algún punto le puede resultar beneficioso, en otro es difícil saber con quién acordar.
Es lo que le ocurre permanentemente con ATE, un gremio que tiene una conducción bicéfala hace dos años, y que se sigue agigantando con el paso del tiempo. El gobierno recibió a Quiroga para negociar en el ámbito de la Salud, pero se sentó con Hompanera en el caso de la administración central y los auxiliares de educación.
El conflicto derivó en cortes de ruta y estuvo a punto de generar enfrentamientos en las calles, con grupos de gran poder de choque que podrían originar una batalla campal de consecuencias imprevisibles.
En algún punto, la interna también se hizo notar puertas adentro del gremio docente, donde Santiago Goodman, titular de ATECh, es para el gobierno el actor más cuestionado, ya que le achacan fines políticos y la intencionalidad de mantener el conflicto encendido para generar una reacción nacional.
Aseguran que detrás de su figura hay actores del FPV y hasta conocidos activistas nacionales que fogonean los acampes y hasta los mantienen con aportes económicos. Pero lo cierto es que la postura más dura con la toma del ministerio no partió del gremio, sino de docentes autoconvocados que no se sienten del todo representados por la dirigencia.
Estas internas se vieron claramente en la madrugada del miércoles fuera de Casa de Gobierno y en la del viernes fuera del Hotel Deportivo, donde hubo fuertes discusiones y acusaciones de muchos maestros a sus representantes de haberlos “entregado”.
OPORTUNIDAD
Luego de estos cuatro meses de conflicto, el gobierno apuesta a la estrategia del “desgaste”. Las dilaciones que ofreció hasta ayer el mundial, el pago del aguinaldo y las vacaciones de invierno, son vistas como oportunidades. En esta línea, consideran que el segundo semestre tiene las condiciones como para arrancar de manera un poco más tranquila. En el medio, la mayoría de los alumnos de primaria y secundaria de la provincia perdieron medio año de clases.
La expectativa está puesta en seguir mejorando los ingresos por suba de regalías e incremento de la actividad petrolera, a la par de un guiño del gobierno nacional con postergación de vencimientos de deuda. Si esto se cumple quizás en octubre o noviembre se deje de pagar el sueldo de manera escalonada, sueñan en el Ministerio de Economía.
Mientras tanto, el gobierno prácticamente logró desactivar con apoyo de gremios pesados del sector privado, como los Petroleros, la movida de un sector del FPV en la Legislatura para crear un Fondo Anticrisis a partir de una mayor recaudación de impuestos de manera compulsiva a las grandes empresas.
El proyecto, apoyado por dirigentes como Goodman y Quiroga, no cuenta con el número necesario de votos, lo que llevó tranquilidad al sector empresario que lo vio con preocupación en determinado momento. Pero para que esto permanezca así, deberá prosperar la idea del gobernador Arcioni de lograr un fideicomiso con un aporte voluntario de las grandes empresas.
Por otra parte, la ley aprobada la semana pasada en la Legislatura que autoriza a los municipios a utilizar el 50 % de los fondos del bono para gastos corrientes, trajo gran alivio a varios intendentes que podrán “blanquear” el uso de dinero que se cree en muchos casos ya habían destinado a otros fines diferentes a la obra pública.
La Legislatura sigue sin ser para Arcioni un ámbito amigable, pero en estos días parece haber una especie de “tregua” de algunos diputados que entendieron que las posturas inflexibles iban a llevar a la provincia a un camino sin retorno.
Además de atajar penales de manera permanente, el gobierno sabe que necesita algo que genere cohesión, un tema que unifique a los chubutenses para tirar del mismo carro y hacia el mismo lado.
Y en las últimas horas, ese tema parece ser el reclamo unívoco al gobierno nacional para el reconocimiento de la llamada “reparación histórica”. El planteo desde todos los sectores para que la Nación le reconozca a Chubut, tal como hizo con la provincia de Buenos Aires, la pérdida millonaria de ingresos por haber cedido en la década del ´80, parte de su coeficiente de coparticipación.
Es un buen argumento para que la provincia recupere lo que le corresponde y pueda aspirar a un futuro un poco más prometedor, que de un respiro a un presente complicado por las internas y las protestas.