Inversión en crisis: los plazo fijos tradicionales tuvieron una fuerte caída en diciembre
La alternativa favorita para los ahorristas cayó casi a la mitad en el último mes del año. Recomendaciones para no perder valor.
La política de tasas reales negativas que el Banco Central viene llevando a cabo en las últimas semanas quita alternativas a los ahorristas, en un escenario de alta inflación y de continuidad del cepo cambiario, lo que determinó en diciembre un derrumbe del 46% interanual en el volumen de los plazos fijos, a modo de continuidad con lo sucedido en los meses previos.
El pasado 18 de diciembre, ocho días después de la asunción del presidente Javier Milei, el Banco Central (BCRA) bajó la tasa nominal que pagan los plazos fijos unos 23 puntos porcentuales al reducirla de 133% a 110% anual, equivalente a un rendimiento mensual de 9,1%.
En tanto, la tasa de interés de referencia pasó a ser del 100% anual.
De esta manera, los rendimientos quedaron en terreno real negativo teniendo en cuenta que, según las estimaciones privadas, la inflación en el último mes del año fue de entre 25 y 30%.
A esto se suma que para enero y febrero las proyecciones en materia de precios también dan cuenta subas superiores al 20%.
De acuerdo a la mirada de distintos analistas del mercado, la política de tasas reales negativas apunta a licuar el stock de pasivos remunerados del Banco Central, de manera de ir normalizando su balance, una estrategia que repercute negativamente en el tradicional instrumento de ahorro en pesos de los argentinos.
Contrariamente a lo que a veces se cree, el plazo fijo es una herramienta de ahorro muy utilizada. Tanto es así que la cantidad de cuentas creció 145% desde el inicio de la pandemia, al pasar de 2.980.461 en marzo de 2020 a 7.289.890 en septiembre de 2023, último dato disponible del Banco Central.
Sin embargo, en este contexto la dinámica parece irse modificando. Es así que el volumen de los plazos fijos se desplomó en el mes de diciembre: cayeron un 46% en términos interanuales reales, de acuerdo a datos de la consultora Analytica.
Los plazo fijo UVA
La semana pasada hubo una decisión que le quitó atractivo a otro instrumento: el Directorio del BCRA estableció que la duración mínima de los plazos fijos UVA pasara de 90 a 180 días.
Esta última opción, antes de esta decisión del Central, venía creciendo a un ritmo del 9% diario en las últimas semanas, de acuerdo a datos del mercado.
Esto sucedía porque la importante baja de la tasa de interés de referencia que realizó el BCRA transformó a los plazos fijos UVA, que ajustan por inflación, en la alternativa más conveniente para canalizar el ahorro en moneda local.
La modificación del plazo de 90 a 180 días los hace menos atractivos ya que la incertidumbre aumenta: en un escenario macroeconómico tan volátil, seis meses es una eternidad.
“A pesar de todo eso, hoy por hoy, el plazo fijo UVA parece ser la única alternativa que le permite al ahorrista empatarle a la inflación. Sin embargo, debemos destacar que para precancelarlo la tasa es considerablemente más baja y seguramente se pierda contra la inflación acumulada hasta ese punto”, sostuvo el Financial Advisor de Cocos Capital, Mauro Carrizo.
En este escenario, el ahorrista tiene pocas alternativas para ahorrar en pesos de manera rentable. En su cuenta personal de X (ex Twitter), el analista financiero Christian Buteler señaló que “con tasas del 9%, plazo fijo UVA a 6 meses e inflación del 20/30% por mes, es el propio Gobierno el que expulsa al ahorrista al dólar”.
Y agregó: “¿Qué puede hacer un pequeño ahorrista en este contexto? O ve como sus pesos pierden poder adquisitivo o compra dólares y espera”.
En la misma línea, el economista de Épyca Consultores, Joel Lupieri, indicó que “es difícil pensar en alternativas en pesos hoy que no sean volcar esa liquidez a la compra de divisas y esperar a ver cuál es la estrategia o el rumbo que toma el Gobierno”.
Parte de esta situación repercutió en el fin de la calma en los dólares financieros que se vivió en las últimas rondas. En efecto, el dólar MEP finalizó con una suba semanal del 11%, al pasar de $995 hasta los $1.105. Por su parte, el contado con liquidación (CCL) escaló 17,2% hasta los $1.140.
Con estos movimientos, la brecha cambiaria entre el dólar mayorista y los financieros finalizó la semana en el orden del 40%.
Quedará por verse si el BCRA sigue convalidando estas tasas. En un principio, el Gobierno creía que el overshooting inicial que llevó el tipo de cambio mayorista desde los $366 a los $800 haría sostenible un crawling peg del 2% mensual.
En ese marco, señalaron en más de una ocasión que las tasas en pesos quedaban atractivas frente a un dólar moviéndose al 2%. Es decir, la comparación habría que hacerla contra el dólar y no contra la inflación.
Teniendo en cuenta lo sucedido en las últimas jornadas, Lupieri afirmó que “lo que se puede esperar es que las tasas negativas generen que más personas se vuelquen a otros instrumentos. En especial, lo que se ha visto en estas dos últimas ruedas, al dólar MEP y al dólar CCL, que han picado en punta y han ganado terreno perdido”.
Y concluyó que “eso creo que está desarticulando un poco la estrategia del Gobierno de seguir manteniendo tasas permanentemente negativas, si es que no quiere tener una escalada cambiaria de fuste”.