Para entender todo el fenómeno que se da por estos días en torno a la figura del diputado José Glinski, hay que dividir la información en varios enfoques: hay una fuerte embestida de ciertos medios de peso nacional, con datos embarullados que apuntan a crear un perfil “oscuro”; también hay una denuncia judicial por su desempeño como funcionario, que resta ver cómo avanza; y finalmente el impacto en el ambiente político que -a pesar del revuelo- hasta ahora no se hizo eco, con nula repercusión en la provincia y entre sus pares en el Congreso.

Todo surge de un efecto dominó que tiene como punto de origen al ex presidente Alberto Fernández: una investigación por la contratación de seguros durante su gestión, que derivó en una denuncia por violencia de género de su ex esposa Fabiola Yañez, de la que se desprenden filtraciones del contenido de un celular del ex mandatario en el que aparecen videos con Tamara Pettinato, la famosa y mediática novia de Glinski.

La Caja de Pandora abierta en torno a Alberto Fernández aún no se sabe dónde puede terminar, pero no se puede obviar que las repercusiones alcanzan a un protagonista político de Chubut, que es la última figura electa por voto popular dentro del peronismo hace menos de un año.

De golpe Glinski pasó a ser conocido en los medios nacionales como “el novio de Tamara Pettinato”, la panelista e influencer hija del saxofonista de la legendaria banda SUMO. A algunos puede parecer exagerado que el diputado se haya convertido en el punto de ataque de programas de la farándula que hablan con morbo de su pasado y lo vinculan con hechos turbios. Pero el repaso que haremos por su historia permite inferir que esto no sería casualidad.

A este frente mediático hay que agregar otra derivación judicial, ventilada por el diario Clarín y periodistas de TV, respecto a una denuncia penal contra la gestión anterior de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (de la cual Glinski era la máxima autoridad), en la que se insta a investigar un supuesto uso indebido de bienes del Estado.

Por estas horas, se afirman datos confusos, con información inexacta y mucha intencionalidad en torno a Glinski, que es un personaje relativamente nuevo para los porteños, pero conocido desde hace más de una década en el ambiente político de Chubut. 

El ministro de Defensa Aníbal Fernández junto a José Glinski en el 17 ° aniversario de la PSA (Foto Argentina.gob.ar)
El ministro de Defensa Aníbal Fernández junto a José Glinski en el 17 ° aniversario de la PSA (Foto Argentina.gob.ar)

Es momento oportuno para poner blanco sobre negro respecto a este protagonista de alto perfil: cuál fue su trayectoria política, así como su participación en causas resonantes y los contactos que le permitieron ser el candidato a diputado de Unión por la Patria en 2023 y llegar al Congreso Nacional.

¿Pertenece a La Cámpora como publican medios nacionales? ¿Quiénes lo pusieron encabezando la lista de candidatos? ¿Por qué no sorprende en el micro clima la virulencia del ataque, que tiene aires de vendetta, incluso anticipada por columnistas políticos desde antes de que estalle? ¿Cuáles fueron los hechos del pasado reciente que dejaron a Glinski en el centro de ataque de sectores muy poderosos?

Sus inicios en seguridad

Nacido hace 44 años en Comodoro Rivadavia, ciudad en la que se crió y formó dentro de una familia judía, José Alejandro Glinski fue a la primaria en la escuela 32 del barrio Pueyrredón y vivió un año en Israel luego de graduarse en el secundario en la Escuela de Arte 746, y se recibió en la carrera de Ciencias Políticas en la UBA.

Hijo de Gregorio “Goyo” Glinski, un referente de la comunidad judía en la ciudad petrolera, que fue empleado judicial y luego comerciante , y de Regina Gasca, que era médica ginecóloga, jugó al básquet en Gimnasia y Esgrima. Se casó y luego divorció con Renata Hiller, quien trabajaba en Anses y tenía militancia en el cristinismo, muy en boga en aquellos tiempos del mandato de la ex presidenta.

Sus contactos con la comunidad judía -en Israel en 1999 fue con una beca y se formó en liderazgo juvenil y estudió Historia Judía y Holocausto- más los vínculos políticos cercanos al camporismo, le permitieron llegar a la Policía de Seguridad Aeroportuaria en 2009

Néstor Kirchner junto al entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al finalizar un acto en la Plaza de Mayo (Foto NA: Damián Dopacio)
Néstor Kirchner junto al entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al finalizar un acto en la Plaza de Mayo (Foto NA: Damián Dopacio)

La fuerza había sido creada en 2005 en épocas de Néstor Kirchner, en reemplazo de la Policía Aeronáutica Nacional (PAN) -creada por Carlos Menem en 1992-, como una fuerza desmilitarizada para actuar de manera coordinada con la Aduana, la AFIP, Migraciones y las restantes fuerzas de seguridad.

Fue designado como interventor en aquellos tiempos Marcelo Saín y mucho tuvieron que ver en la creación y el anuncio de la PSA dos figuras que luego volvieron a tener vínculo con Glinski en los últimos años: Alberto y Aníbal Fernández.

Glinski nunca integró La Cámpora, una organización cerrada con estructura propia, lo que no significa que no tenga contactos con algunos de sus miembros y una excelente relación. Él mismo se define como peronista de la nueva escuela, pero siempre se referenció en el kirchnerismo.

En Chubut se lo conoció en política en agosto de 2012, cuando lo convocó el entonces gobernador Martín Buzzi para resolver un conflicto enorme con la policía, que estaba amotinada hace dos semanas. Glinski hizo una meteórica carrera: subsecretario y luego secretario el mismo año, para asumir luego como ministro con mucho más poder en enero de 2014.

Glinski presta juramento como ministro ante Buzzi en enero de 2014 (Foto Prensa Gobierno Chubut)
Glinski presta juramento como ministro ante Buzzi en enero de 2014 (Foto Prensa Gobierno Chubut)

No sólo resolvió el problema salarial con los efectivos, sino que creó una figura que hoy se mantiene para negociar salarios en Seguridad: el Consejo de Bienestar Policial. También implementó el sistema de cuadrículas, que sigue vigente.

Muy activo políticamente, fue uno de los referentes junto al abogado Federico Ruffa del grupo Los Altares, una especie de usina de ideas políticas y ámbito de reunión de nuevas figuras del buzzismo, como tiempo atrás lo había sido el grupo Los Yupanki dentro del dasnevismo.

La salida de Glinski del gobierno no fue buena, en medio de una fuerte tensión con el gobernador Buzzi, que terminó despidiéndolo cuando hubo una ola de atentados a cajas fuertes en Trelew, que afectó a importantes comercios y empresas, en septiembre de 2014.

El desenlace fue raro, quizás la primera operación que Glinski sintió que debió sufrir, cuando se “filtró” a los medios un viejo video de 2005 en el que había participado: se trataba de un corto de 14 minutos -que dicen fue premiado por Telefé- en el que actuaba de un ladrón de cajas fuertes atrapado, una imagen que se viralizó justo en el momento en que como ministro sufría una ola de ese tipo de robos. Una paradoja que fue imposible de resolver.

Imagen de la actuación de Glinski en un video de 2005 (Foto Archivo Google)
Imagen de la actuación de Glinski en un video de 2005 (Foto Archivo Google)

Glinski fue reemplazado por un general del Ejército, Oscar Martínez Conti, que hasta 2012 había comandado la IX Brigada Mecanizada de Comodoro Rivadavia. Su figura desapareció por un tiempo de la escena política, y pasó a desempeñarse en el ámbito de los medios de comunicación, haciendo base en Comodoro.

Polifacético

Luego de que se fuera en malos términos del gobierno de Buzzi, y ya en épocas de Mauricio Macri presidente y con el regreso de Mario Das Neves en su tercer mandato, Glinski se dedicó a coquetear con el periodismo y los medios: se convirtió en el director de la emisora comodorense La Cien Punto Uno, ejerciendo incluso un rol como co-conductor, acompañando entre otras figuras a la periodista Virginia Navarro

Aquí hay que hacer un primer parate, porque este punto de su historia dio pie al morbo de algunos informes periodísticos direccionados en los últimos días: esa cercanía laboral entre Glinski y Navarro fue el eje de todas las suspicacias volcadas por programas de la farándula que, sin tener idea de los protagonistas ni conocer el ambiente, deslizaron una participación sospechosa del ex titular de la PSA en el momento de la trágica muerte de la periodista. Una temeridad que muestra el nivel de la vendetta contra el diputado, que luego vamos a explicar.

En aquellos tiempos de 2015 a 2019 se volvió a agitar la idea de un proyecto de Glinski como candidato a intendente, al tiempo que tenía una estrecha relación con el dasnevismo. Se comenta que incluso hubo una oferta del ex gobernador para sumarlo al gabinete, que finalmente no terminó en acuerdo: Glinski pretendía el IPA, donde podía aportar la experiencia de los israelíes en el manejo del agua.

Glinski en su paso por la 100.1 en 2018 (Foto cuenta X de José Glinski).
Glinski en su paso por la 100.1 en 2018 (Foto cuenta X de José Glinski).

De todos modos, Glinski nunca cortó sus vínculos con el kirchnerismo, al punto que en enero de 2020 la entonces ministra Sabrina Frederic lo convocó para conducir una fuerza de seguridad muy conocido por él: la PSA.

Luego de los años de pandemia -en 2021 hubo un escandaloso cruce de denuncias con Federico Massoni por la participación de la PSA en Trelew- sobrevino un 2022 muy intenso, en el que un repaso del segundo semestre permite graficar el nivel de temas en los que Glinski tuvo participación directa: todos de altísima exposición, al más elevado nivel de presión política y contactos con el poder.

En junio de ese año, fue denunciado por Víctor Pérez Gómez, uno de los 19 tripulantes de la aeronave venezolana-iraní sospechada de tener vínculos con el terrorismo internacional, que fue retenida en el aeropuerto de Ezeiza. Fue acusado de haber sido el responsable de un “allanamiento ilegal” a la aeronave, cuando el Boeing 747 llevaba cuatro días en el aeropuerto, pero el caso todavía no se había judicializado.

Su labor fue destacada por la Embajada de Israel en la Argentina, y viene a cuento recordar que el nombre de Glinski sonó como un posible candidato a la Embajada Argentina en Israel, que estaba vacante desde la salida de Sergio Urribarri, luego de ser condenado por corrupción.

Intento de disparo contra la vicepresidenta Cristina Kirchner en septiembre de 2022 (Foto archivo Google).
Intento de disparo contra la vicepresidenta Cristina Kirchner en septiembre de 2022 (Foto archivo Google).

En septiembre de aquel año, se produjo el intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, en el cual la PSA de Glinski tuvo un rol clave en la investigación. Entre otras cosas, logró acceder a parte del contenido del celular de Fernando Sabag Montiel, sus cuentas de Google, la base de datos de Telegram y algunos mensajes de Whatsapp, e incluso Glinski se entrevistó con la jueza del caso, María Eugenia Capuchetti. Primer dato a tener en cuenta para conocer las razones por los que luego fue candidato a diputado de Unión por la Patria.

El viaje secreto

El 17 de octubre 2022, el diario Página 12 publicó una información que conmovió al ambiente político. Bajo el título “Cónclave político judicial secreto en Lago Escondido para garantizar la impunidad de Mauricio Macri”, la nota daba cuenta de un viaje en avión a la estancia de Joe Lewis en Lago Escondido, del que habían participado jueces, operadores políticos y exagentes de la AFI.

La nota mencionaba como integrantes de la comitiva a los jueces Julián Ercolini, Carlos Mahiques, Pablo Cayssials y Pablo Yadarola, junto a Bautista Mahiques (jefe de los fiscales de CABA), Marcelo D’Alessandro (ministro de Justicia y Seguridad de CABA), el empresario especialista en campañas digitales, Tomás Reinke y el exjefe de Legales de la SIDE, Leo Bergroth.

De acuerdo a la información publicada, el vuelo privado había aterrizado en Bariloche en el mayor de los secretos y afirmaba que el cónclave “tuvo como tema la continuidad del uso de la justicia para la política: garantizar que Mauricio Macri siga impune en los expedientes en que está imputado —espionaje, peajes, Correo, deuda con el FMI—y se mantenga el hostigamiento judicial contra Cristina Kirchner”.

Para entender por qué esto tiene que ver con Glinski, hay que remitirse a otra nota periodística dos meses después, publicada por Tiempo Argentino el 4 de diciembre, donde se citan supuestos diálogos de un chat de un grupo de Telegram formado por los mismos protagonistas del vuelo, después que trascendieran los datos del viaje.

Julián Ercolini, Marcelo D´Alessandro y Carlos Mahiques. (Foto ilustrativa ADNSUR)
Julián Ercolini, Marcelo D´Alessandro y Carlos Mahiques. (Foto ilustrativa ADNSUR)

El artículo dio origen incluso a una cadena nacional del entonces presidente Alberto Fernández, y se basa en una filtración -se hablaba incluso de un posible hackeo ilegal- al teléfono de uno de los miembros. Dice la nota que allí “prometen cobrarse venganza con quien suponen que fue el responsable de filtrar” esa reunión de amigos, el jefe de la PSA, José Glinski.

En la nota se informa que -de acuerdo a los diálogos de aquel chat- el juez Yadarola le apuntó directamente al jefe de la PSA, al expresar “eso no lo hacen sin una orden de la conducción política, José Glinski. Para anotarlo porque es el responsable”. Y se detalla que el ministro porteño D’Alessandro le anunció al grupo: “si en algún momento me tocara ser ministro de Nación, lo primero que hago es disolver la PSA”.

Allí se relatan más diálogos en los que prometen venganza contra Glinski. Yadarola prometió “estoy seguro que nos volvemos a cruzar en cualquier momento”, ante lo que D’Alessandro le respondió “dame el gusto de ir a buscarlo con un patrullero nuestro que lo hago cagar”, todo según el chat publicado por Tiempo Argentino.

Incluso en ese chat, se cita al juez de la Cámara de Casación, Carlos Mahiques quien habría expresado “estaría bueno instalar la idea de un espionaje con intervención de un organismo estatal de seguridad (la PSA) en los medios. Y enfatizar el fake de la noticia. Nos cargamos a la PSA. (…) Habría que hacerle llegar al PSA que le vamos a tirar con munición gruesa y que mejor no entregue nada más”.

Esta información de hace dos años había quedado en un segundo plano, hasta que la trajo a colación el columnista de La Nación, Carlos Pagni, en su columna del 13 de agosto, dos semanas atrás, antes de que estalle todo contra Glinski. Allí afirmaba una hipótesis: que al explotar el caso de Alberto en los medios, no fue el diputado el que se “comió el garrón” del video de su novia, sino al revés.

“Pettinato es la novia de José Glinski, muy ligado a Wado de Pedro, y extitular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Glinski es el funcionario al que se atribuye haber filtrado los datos de ese viaje a Lago Escondido. Uno tiene derecho a preguntarse si la selección de esos videos de Tamara Pettinato, de la colección infinita que habría en el celular de Fernández, no es parte de esta represalia de quienes se vieron perseguidos o vilipendiados por él con aquel viaje”, afirma el columnista.

José Glinski y Tamara Pettinato (Foto archivo Google)
José Glinski y Tamara Pettinato (Foto archivo Google)

Es decir que, según la sospecha de Pagni, la filtración del video de Tamara Pettinato podría haber sido adrede para atacar a su pareja, el ex director de la PSA y actual diputado de Chubut, José Glinski, y continuar luego la campaña mediática que se registró en determinados medios.

Una candidatura como premio

Lo que trascendió es que los integrantes de aquel viaje le reprocharon toda la responsabilidad de la información que se filtró a Página 12 a Glinski, quien -por su tarea- conocía los datos de todos los vuelos, comerciales y privados, que se hacen en todas las rutas aéreas del país.

Glinski siempre mantuvo silencio al respecto, aunque sus allegados aseguran que -en privado- negó ese cargo. Los que saben mucho del tema creen que, en realidad, Glinski podría estar cubriendo a los verdaderos responsables, ya que nunca mandó al frente a nadie, a pesar de tener claro las consecuencias que esto podría traerle. 

No son pocos los que miran de manera suspicaz a otro organismo manejado entonces por La Cámpora que también tenía acceso a esa información, como el ORSNA (Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos).

Más allá de quién fue el autor de esa filtración a la prensa, este hecho, así como su activa participación en la investigación en el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner, le valieron a Glinski su candidatura a diputado nacional por Chubut dentro de Unión por la Patria. De eso no hay ninguna duda.

Viene a cuento recordar el contexto: el cierre de listas de precandidatos para las PASO fue 15 días antes de las elecciones provinciales del 30 de julio, donde había trascendido que había un acuerdo en Unión por la Patria según el cual Juan Pablo Luque era candidato a gobernador y Mariano Arcioni era número puesto para encabezar la lista de diputados nacionales.

La relación entre Luque y Arcioni era pésima, y Luque de ninguna manera quería que el entonces gobernador encabezara esa lista, pero no podía expresarlo públicamente. Sin embargo, jugó a fondo en el cierre operando con el nombre de Glinski, que era otro hombre de Comodoro que venía como anillo al dedo: cerró perfecto a los gremios (Camioneros lo proponía un mes antes como intendente) y a la dirigencia camporista.

La boleta de Massa pegado a Glinski, sin foto de Arcioni en el Parlasur (Foto archivo ADNSUR)
La boleta de Massa pegado a Glinski, sin foto de Arcioni en el Parlasur (Foto archivo ADNSUR)

La verdad es que nadie quería a Arcioni en la lista dentro del peronismo de Chubut y, en momentos en que se cerró el acuerdo para que el candidato a presidente sea Sergio Massa por sobre Wado De Pedro, a la Jefa también le cayó perfecto el nombre de Glinski, el único que tuvo el aval de ir pegado a la boleta completa, algo a lo que no accedieron en las primarias sus rivales que fueron con boleta corta.

Glinski hizo una buena campaña y tuvo un segundo puesto muy aceptable detrás de la boleta de Milei en Chubut, obteniendo el 32 % de los votos, superando los 100 mil sufragios. Finalmente ingresó al Congreso junto a César Treffinger y Jorge Ávila.

La vendetta

El extenso recorrido anterior era necesario para llegar a este 2024 y tratar de entender todo lo que está ocurriendo en torno a Glinski, que no parece algo casual. No se trata del novio de Tamara que la ligó de rebote, sino que es un protagonista de la política que ha venido jugando muy fuerte, con granadas de guerra en algunos casos, y que tenía enemigos declarados de mucho peso.

Además de los informes televisivos de la farándula deslizando sospechas morbosas sobre su pasado, Glinski fue denunciado penalmente ante la Justicia por acciones desplegadas en la anterior gestión de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA): se pide investigar un supuesto uso indebido de bienes públicos, como aviones, una casa oficial y autos oficiales para su propio provecho.

La Justicia deberá investigar si Glinski abusó de su cargo para otorgarle un trato preferencial a su pareja en aeropuertos, incluyendo acceso prioritario a Migraciones y transporte en vehículos oficiales para llevarla a su casa. Además, fue denunciado por el supuesto uso de una casa de U$S 1,5 millones ubicada en San Isidro, recuperada al narcotráfico y entregada a la PSA, para actividades privadas, como -por ejemplo- fiestas particulares.

América fue uno de los canales que más se ocupó de Glinski (Captura de imagen televisiva)
América fue uno de los canales que más se ocupó de Glinski (Captura de imagen televisiva)

Glinski afronta por estas horas un frente mediático y un frente judicial. Pero ¿deberá afrontar además un frente político? Hasta el momento, todo parece indicar que no. De acuerdo al chequeo de esta columna, el tema no tuvo rebote en la Cámara de Diputados, totalmente ocupada en las internas dentro del bloque de LLA, el próximo veto presidencial y el diputado misionero que estaba prófugo.

A lo sumo, quizás Glinski pueda ser mencionado por algún diputado del PRO o LLA en algún discurso, pero no parece que el tema quite el sueño a sus colegas. Algo similar se ve en la política de Chubut, donde ninguna figura del gobierno provincial, así como tampoco ningún diputado en la Legislatura lo mencionó.

Todo parece indicar que “hay códigos” en el ambiente. Ni siquiera César Treffinger habló de su rival de campaña, ni tampoco Ignacio Torres se sumó a la ola de los medios nacionales: Glinski se ha ocupado de tejer buenas relaciones a lo largo de los años y además maneja información muy sensible. Nadie quiere meterse con alguien que durante muchos años supo quién viajaba, hacia dónde y con quién.

El legislador casi no ha hecho declaraciones, aguardando primero la oportunidad de responder en sede judicial a las acusaciones, y a la vez, esperando que “baje la espuma” de semejante escándalo. Son tiempos de guardarse y esperar que otro tema tape el interés público y borre la memoria de la gente. Claro que -para eso- es necesario que la Caja de Pandora del caso Alberto Fernández debe dejar de vomitar atrocidades.

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