Micaela Bilbao es una joven estudiante de la carrera de Despachante de Aduanas y ex trabajadora de la estación de servicio de su pueblo. 

En 2019, se postuló bajo el Frente Patriótico Chubutense, que llevaba el escudo del Partido Justicialista y ganó las elecciones en su pueblo, Lago Blanco, ubicado al suroeste de Chubut. Cabe señalar que la intendencia estaba “dominada” desde hacía 16 años por Cruz Montiel. 

Tras resultar vencedora en las elecciones, Bilbao asumió como Presidenta Comunal Rural.

Respecto a su decisión para involucrarse en la política de su localidad, aseguró que comenzó, a partir de una charla con quien fuera su jefe en la estación de servicios.

“Él era muy político y me dijo ‘¿Por qué no te animás? Imaginate si entrás, ponés internet y los chicos pueden seguir estudiando en sus casas, sin necesidad de ir a la intendencia y, mucho menos, irse del pueblo’. Me pareció una locura, algo muy lejano, pero me quedó dando vueltas”, dijo a La Nación.

Sin embargo, al momento de contarle a sus padres, reveló que primero no quisieron. Pero luego la apoyaron “incondicionalmente”. Aunque también, les preocupaba lo que pudieran llegar a decirles, en el pueblo de 280 habitantes, por la falta de agua.

Los problemas en la campaña

Bilbao recordó que durante la campaña, la oposición utilizó estrategias “crueles”. “Había cuentas truchas en redes sociales que hablaban mal de mí y de mi familia. Una noche nos vinieron a tirar piedras a mi casa”, reveló. 

Tras reunir a su equipo, conformado por la vice, la secretaria, la tesorera y algunos chicos de su edad, visitaron el 100% de las casas del pueblo. Hicieron folletos y los repartieron a cada uno.

Los jóvenes y el estudio

“Lamentablemente, si querés seguir tus estudios tenés que irte, salvo que estudies a distancia, como es mi caso”, aclara Bilbao.

Sin embargo, desde la comuna, explicó que actualmente acompañan a cuatro chicos que se fueron y estudian en otros lugares. 

“Los ayudamos con el albergue, le damos ayuda económica y están muy bien, se integraron y el sueño es que vuelvan a ejercer al pueblo”, sostuvo la jefa rural.

Los cambios en Lago Blanco, tras su llegada

Durante el año 2020, inauguraron el primer cajero automático en el pueblo, porque antes cada habitante debía recorrer 65 kilómetros para retirar plata. Y también, sumaron una ambulancia que funciona como una Unidad de Terapia Intensiva Móvil, debido a que el hospital más cercano está a 120 kilómetros.

Asimismo, resaltó que los problemas que Lago Blanco tenía del agua quedaron solucionados. “Hicimos una nueva perforación y comenzó a brotar agua de inmediato”, aseguró. 

De la misma manera, explicó que internet solo había en la intendencia. Sin embargo, ella llamó por teléfono y “un prestador nos hizo una bajada, así que ahora todos tenemos conexión en nuestras casas, hasta los campos que están cerca”, manifestó.

La historia de la intendenta de una localidad al sur de Chubut, que llegó para cambiar a su pueblo

Las cuentas pendientes en el pueblo

Bilbao resaltó que una de las cuentas pendientes de su gestión es la red de gas, ya que aun el pueblo utiliza leña para calefaccionarse.

“Un metro de leña sale 8500 pesos y para el invierno necesitás 25 o 30 porque no es que el frío termina en julio. En septiembre quizás hay temperaturas bajo cero. Lo que sí tenemos es un programa que se llama Plan Calor, donde compramos grandes cantidades y las repartimos a las familias más vulnerables”, remarcó.

En cuanto a la discriminación sufrida por ser joven e ingresar a política, Bilbao explicó que aún la idea de quelos pibes no saben nada”, persiste. Pero, a partir de su gestión pudo “revertirlo un poco”.

“No dejar que te traten de esa manera. Si les das lugar, no hay vuelta atrás. Siempre les dije a todos que los respetaba y que merecía lo mismo de ellos, porque a mí me eligió la gente y tenga la edad que tenga o sea mujer, lo tienen que respetar”, indicó la joven intendenta.

Por último, ante la consulta de la forma en la que generó confianza en los habitantes de Lago Blanco, explicó que trató de ser sincera, sin prometer y sobre todo, escuchar a los demás.

“No prometer lo que no se puede hacer. Darle un lugar a todos, escucharlos. Un viejito una vez me dijo: ‘Acá no pusiste lo que prometés’ y yo le dije: ‘Primero no sé si voy a poder ganar y, segundo, no sé si lo voy a poder hacer’. Me encontré con gente grande que estaba muy contenta. Pensé que iban a estar más a la defensiva y no, son los que más sufrieron los años anteriores. Era algo nuevo y creo que mis ganas se las terminé pasando al resto. Esto es un pueblo chico, pero se pueden hacer cosas grandes”, cerró Micaela Bilbao.

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