CAPITAL FEDERAL - El Banco Central tomó decisiones extraordinarias. El Gabinete económico hizo anuncios para los inversores, que pedían restringir el gasto público.

A las 9.20, diez minutos antes de la anunciada conferencia de prensa de los ministros Nicolás Dujovne y Luis Caputo, el Banco Central envió un comunicado con un título contundente: "Medidas del BCRA ante la situación del mercado". Fue parte de una estrategia coordinada. El Gobierno buscó alinear la política monetaria y cambiaria con el mensaje político que reclamaban los inversores, sobre todo los del exterior. Ellos fueron los destinatarios de esta batería de anuncios que sucedió a continuación.

El Banco Central acudió en varios frentes:

1) Subió la tasa de interés de referencia 675 puntos básicos, a 40 por ciento. Es decir, casi 20 puntos más que la inflación esperada para el año.

2) Subió la tasa de pases activos a 47 por ciento. Esta es la tasa a la que el BCRA le presta dinero a los bancos y arbitra con las Lebac. Dicho de otra forma, le da margen al Banco Central para que esas letras escalen a niveles de tasa de ese calibre, sin generales un negocio fabuloso a las entidades financieras, que podrían pedirle prestado dinero para colocarlo en Lebac.

3) Desde el lunes 7, la posición global neta positiva de moneda extranjera de los bancos no podrá superar el 10 por ciento de la responsabilidad patrimonial computable o los recursos líquidos. Dicho más sencillo: los bancos no pueden tener más de un 10 por ciento de su patrimonio en dólares. Es una medida habitual a la que suele recurrir el Banco Central para frenar corridas cambiarias, ya que obliga a las entidades financieras que tengan más de ese porcentaje a vender dólares. Fue una de las recetas que supo usar el kirchnerismo.

Según estimaciones de la consultora ACM, esta medida obligaría a los bancos a vender entre 1800 y 2000 millones de dólares durante el próximo mes.

Como referencia: el Banco Central había elevado este tope de tenencia de moneda extranjera de 15 a 30 por ciento hace poco tiempo, para contener la apreciación del peso.

4) El Banco Central avisó que "continuará operando con todas sus herramientas de intervención en el mercado de cambios". Y agregó: "Estas operaciones podrán ser concertadas tanto al contado como a término". Es decir, Federico Sturzenegger no solo podrá vender reservas al contado, sino que podrá intervenir en el mercado de futuros. Sí: la misma herramienta que el actual Gobierno judicializó, por entender que la conducción anterior regalaba dólares a futuro a precios sensiblemente inferiores a los del mercado.

El mensaje de Dujovne y Caputo se centró en las metas fiscales. El Gobierno se comprometió a que reducirá el déficit fiscal de 2018 a 2,7 por ciento del PBI y no a 3,2%, como establecía su meta anterior. Remarcó que la meta fiscal se viene sobrecumpliendo y que el gasto público puede crecer un 15% nominal, en línea con la meta de inflación (aunque esta no se cumpla).

Fue un mensaje destinado a los bancos de inversión extranjeros, que dudan de la sostenibilidad del gradualismo. El modelo gradualista requiere financiamiento: el Estado debe conseguir fondos, acá y en el exterior, para financiar la reducción paulatina del déficit.

Dujovne remarcó que esta respuesta contrasta contra la "demagogia" y el "populismo" de la oposición política, que pide en el Congreso retrotraer los aumentos tarifarios. Eso, dijo, implicaría subir el gasto público otros 200.000 millones de pesos.

En cambio, afirmó, el anuncio del Ejecutivo implica un recorte en las necesidades de financiamiento de 3000 millones de dólares. Y Caputo agregó que, con esta nueva meta, el Estado Nacional ya consiguió hasta el 80 por ciento de los fondos que necesita para cerrar el año sin inconvenientes. "No vamos a emitir más deuda en el exterior", enfatizó.

Dujovne admitió que esta nueva meta fiscal supondrá más "ahorro". O dicho de otra manera, un ajuste mayor al previsto. El gasto público deberá crecer menos. El titular de la cartera de Hacienda afirmó con "dolor" que habrá 30.000 millones de pesos menos para obras de infraestructura.

El cóctel para frenar la corrida cambiaria, entonces, supone ofrecer jugosísimas tasas en pesos y aumentar la oferta de dólares en el mercado mientras se intenta recuperar la confianza de los inversores financieros.

Los que ponen el dinero nunca vieron con buenos ojos el cambio de metas de inflación del ya célebre 28 de diciembre y la posterior reducción de tasas que encaró el Banco Central, mientras la inflación aceleraba.

Fuente: TN

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