RAWSON (ADNSUR/EL ANÁLISIS DE LA NOTICIA) - “Estamos llevando a cabo la sesión más vergonzosa de la historia”, dijo en un sincericidio una diputada en plena sesión el pasado miércoles en la Legislatura, y si no tenía razón, le pegaba en el palo. La Cámara de Diputados del Chubut acaba de terminar una semana que seguramente quedará en los anales de lo peor que se ha visto en desempeño legislativo. El balance fueron interminables diputas por ver quién tiene más poder, y quién es ahora dueño “del número”, como se le dice por estos días a la mayoría.

Pasó marzo sin pena ni gloria, apenas dos sesiones ordinarias sin leyes para tratar porque no se reunieron las comisiones ni una sola vez. El Legislativo es sin dudas el poder con más descrédito entre la gente y los diputados siguen sin hacer nada por cambiar la imagen. Para colmo, la relación con el Ejecutivo empeora las cosas, ya que 11 de las últimas iniciativas de la Cámara sancionadas en diciembre, como por ejemplo la Ley de Emergencia en Violencia de Género, el cuarto mes de licencia por maternidad en el sector privado, el registro Permanente de Obras Públicas y el financiamiento para los servicios de Guardavidas, fueron vetados por el gobernador.

Las dos primeras sesiones se perdieron por cuestiones insólitas: una por el paro de la CGT –si, aunque usted no lo crea, nadie adhirió, pero esa fue la excusa- y otra por una medida de fuerza del personal legislativo en contra de un proyecto que ni siquiera había tomado estado parlamentario, que impulsaba la publicación de los sueldos de todos los empleados públicos con nombre y apellido.

La actividad se recobró esta última semana, en la que hubo tres sesiones, dos ordinarias y una especial, pero toda la energía estuvo puesta en la lucha por los cargos dentro de la casa. Seguramente a ningún vecino de a pie le quita el sueño quién es el secretario habilitado y quién el secretario legislativo en la Legislatura. Lo más seguro es que ni sepa que esos cargos existen y quiénes los ocupaban hasta aquí. Para los legisladores -y a juzgar por todos los funcionarios del gabinete que asistieron a ver la sesión del miércoles, también al Ejecutivo- demostrar quien tenía el número para designar a esas dos personas que se sientan a derecha e izquierda del vicegobernador era una cuestión de vida o muerte.

A tal punto llegó la presión que el diputado comodorense Sergio Brúscoli debió ser internado por un pico de estrés, según contaron sus cercanos, aunque algunos de sus pares lo ponen en duda y creen que evitó tener que votar un asunto difícil. Y hubo quién recordó que en diciembre de 2011 un diputado de extracción sindical tuvo un ataque y perdió la vida al salir de una reunión de bloque en la que había sufrido una gran decepción por haber perdido una votación para designar al secretario legislativo.

En esta misma columna habíamos anticipado que se venía una notable paridad en la Cámara con un oficialismo que venía aumentando sus votos y con los saltos dentro del FPV, que convertían al bloque de Cambiemos en el árbitro de cada votación, y fue exactamente lo que ocurrió esta semana. Las diferencias internas entre los tres diputados radicales le impiden aprovechar la ocasión, aunque eso daría para otra columna de opinión aparte. Lo cierto es que el dasnevismo mostró que funciona como un bloque compacto junto a los tres macarthystas de Trelew, el capitalino Di Filippo y en este caso, con el apoyo del radical Pagliaroni. Mientras que el PJ-FPV sigue tratando de dar pelea con 11 diputados y buscando convencer a Conde y Caminoa, que durante toda la semana se negaron a escuchar los pedidos de las autoridades partidarias de la UCR y el PRO.

Que quede claro que a un analista  no lo alarma el hecho de que las fuerzas políticas se disputen cargos, busquen imponer su hegemonía, y negocien alianzas para conseguir sus fines. De eso se trata el juego democrático. Pero en otras ocasiones había más disimulo y se ocultaban las luchas intestinas de poder, y se buscaba que en todo caso trascendieran controversias por una ley en particular.

En esta época, más que nunca, la Legislatura se convirtió en un “aguantadero”, un depósito de gente que pretende jugar a la política pero que se quedó sin trabajo por el mismo voto de la gente. O también en una bolsa de empleo, donde proliferan los parientes de los mismos diputados, que ponen de asesores a esposos, hijos, hermanos, cuñadas, y todo aquel familiar que no se las supo rebuscar en el sector privado. A tal punto llega esta actitud desvergonzada, que se sostenía en los pasillos legislativos que la sesión del último jueves se demoró varias horas ante el planteo del PJ-FPV para que inmediatamente se aprueben dos cargos de asesores para designar a Raúl “Bulín” Fernández y Edgardo “Magoo” Alberti, que después de estar cobrando durante cinco años sueldos y gastos de bloque como un diputado (hoy están en 80 mil mas 25 mil), se habían quedado sin su fuente laboral. Por supuesto que esto se va a aprobar más adelante, y sólo evitaron que quede en evidencia.

De nada sirve aburrir al lector explicando por qué razón la sesión especial del miércoles que tenía sólo dos puntos a tratar, se demoró cuatro horas en discusiones eternas sobre la interpretación del reglamento. ¿Qué reglamento dirá usted? Pues el que los mismos legisladores escriben y acuerdan para funcionar. Un librito que se usa cuando le sirve a la mayoría, y cuando ésta deja de serlo, viene otra mayoría que lo modifica, aunque el número esté en duda, como se vio la semana pasada. El papelón fue tan grande, que llegó un recurso de amparo a la justicia, y el bloque del FPV pretende que un juez diga si la Legislatura actuó bien o no a la hora de llamar a una sesión y dar por aprobado un tema. El poder da una imagen grotesca hacia afuera.

¿Usted creía que los diputados estaban preocupados por el desempleo, la caída de puestos en el sector textil, el petrolero, el comercial? ¿Creía que los había votado para que trabajaran en una ley de reconversión productiva de Chubut para los próximos 50 años? ¿Pensaba que estaban alarmados por los índices de inseguridad, por la cantidad anual de homicidios y de robos a la propiedad? Si es así, lamento decepcionarlo. Estuvieron todo un mes tejiendo alianzas para ver quien ocupaba tal o cual cargo, quien podía integrar una comisión, quien podía armar un nuevo bloque y poner sus propios asesores.

En medio de todo este barullo, el gobierno siempre sumó nafta al fuego. Se adeudan 12 millones del presupuesto de la Legislatura de los últimos tres años y el argumento para no pagar fue que no le iban a dar el dinero para que lo despilfarren los diputados en gastos de funcionamiento, viáticos y pasajes. Lo cierto es que ahora que el oficialismo logró ubicar a personas de mayor confianza en los cargos clave, la plata apareció. Sin ir más lejos, el día que se aprobó la destitución de Raúl Fernández, ingresaron a las arcas legislativas 3 millones de pesos. Lo que se dice, disciplinar con la billetera.

El pasado viernes recordamos el golpe del 24 de marzo de 1976, y nos repetimos que las dictaduras lo primero que suspenden son los poderes legislativos, porque como se dicen, son la caja de resonancia de la política. Como muchos se encargaron de recordar en los actos del último feriado, muchos dieron la vida para que otros hoy pudieran gozar de un sistema republicano. Pero a juzgar por el desempeño que viene mostrando la Legislatura en los últimos años, da la impresión que no le quitaría el sueño a un poder de facto, salvo por una cuestión económica.

Los diputados tienen suerte de que el común de la gente no va a ver las sesiones que son públicas, y que tampoco son transmitidas en vivo por el canal oficial. Y menos mal que las recorridas de las escuelas son los días que no hay sesión, porque a los maestros de Instrucción Cívica y Ciudadana les sería difícil explicar lo que dicen los libros de texto. Pasó un mes sin novedades. Ni siquiera pusieron el acento en llamar a una sesión especial para la primera audiencia pública de la historia para analizar el pliego de un ministro del Superior Tribunal, cargo para el que por primera vez hay propuesta una mujer. Hay muchos temas pendientes: reformas al Código Contravencional, la Ley de Juicio por Jurados, el acuerdo con Magistrados y Funcionarios.

Sólo queda esperar que los diputados asuman de una vez el rol que les da la Constitución y que el Ejecutivo lo acepte. Porque de otro modo, no debería asombrar que algún día los vecinos de a pie, los que se matan todos los días por trabajar en serio, se harten.

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