Entre los varios análisis que se pueden hacer del resultado de las PASO de este domingo en Chubut, hay un dato que no se puede pasar por alto: el resultado paupérrimo que obtuvo la lista encabezada por un veterano de 40 años de carrera política, como Mario Cimadevilla. Su propuesta “Abrí los ojos Chubut” salió en último lugar, siendo superada por todas las listas, incluidos aquellos partidos más chicos, sin recursos, con candidatos ignotos provenientes del ámbito empresario, obrero y docente.

El mensaje fue claro: nadie puede decir que este dirigente de 67 años y con una carrera política de cuatro décadas, que ha sido dos veces diputado provincial y una vez senador, varias veces presidente de la UCR, y que volvía a presentarse por tercera vez consecutiva para el Senado, era desconocido por el electorado.

Al contrario, entre las caras que se propusieron este domingo, seguramente era una de las más conocidas. Y además contó con una importante inversión de campaña que no tuvieron otras propuestas más artesanales, como las de la izquierda o del Frente de Mujeres Justicialistas. Estuvo asesorado por una consultora, colocó cartelería de alta calidad, e invirtió muchos fondos en spots para las redes sociales. Había “banca” detrás de una propuesta que, como hemos contado aquí, caía muy simpática en la Casa Rosada, y en algunos quinchos de Rada Tilly.

Las señales para Cimadevilla ya venían hacía tiempo.  El veterano dirigente de Trelew jamás ganó una elección general, y su presencia permanente obedecía a un liderazgo ejercido durante años puertas adentro del radicalismo, producto de su perseverancia en recorrer el interior y manejar hábilmente los votos de delegados de comités olvidados por otros colegas.

Su carrera comenzó con el regreso de la democracia, militando siempre en las filas del radicalismo, donde ya comenzó a ocupar cargos en la Legislatura luego de aquel triunfo en 1983 de Atilio Viglione. Su primer cargo electivo fue como diputado provincial, al que accedió en 1987 justamente integrando una lista sábana perdedora, en aquella elección en la que el candidato radical Manuel Migliaro perdió contra Néstor Perl.

Cuatro años después, en 1991 volvió a integrar otra lista sábana para la Legislatura que perdió nuevamente contra la lista del PJ, quedando como primer suplente. Y en 1995, por tercera vez consecutiva fue candidato a diputado provincial, esta vez integrando el bloque de la mayoría que obtuvo el triunfo en la ola reeleccionista de Carlos Maestro, que arrasó en Chubut.

Luego de forjar un grupo político por aquellos años, con el nacimiento del sector “cimadevillista” -incluso con un sector propio de diputados en la Cámara en épocas del gobierno de José Luis Lizurume-, Mario Cimadevilla entendió que había llegado su momento de ser candidato a gobernador. Por ello, protagonizó en 2003 la tristemente célebre “interna feroz” contra Lizurume y Maestro, en la que salió cómodamente último, y que le valió a la UCR el descrédito de la sociedad por la “voracidad del poder” del que aún el radicalismo no se recuperó.

HISTORIAL

Durante aquellos años terribles, Cimadevilla fue el presidente del partido radical en varias oportunidades, y cuando él decidía no serlo, digitaba al presidente. Así ocurrió con Carlos Parodi, Raúl Barneche y César “Oso” Herrera. Mientras tanto, el dasnevismo arrasaba en las urnas, y hasta se daba el lujo de inventar un partido como el Provech y llevarse afiliados radicales.

Llegó el año 2009, en lo que podría decirse fue la cúspide de la carrera política de Cimadevilla, porque logró llegar al Senado. En realidad, salió en segundo lugar, con 42 mil votos, superado por el triple de votos por los candidatos de Das Neves (Marcelo Guinle y Graciela Di Perna), que lograron 133 mil. Pudo acceder a la Cámara Alta en una época en que los candidatos se definían sin primarias abiertas, sino cerradas. Y donde aún existía el bipartidismo, por lo que el voto opositor no tenía más alternativas que el radicalismo.

Después de 6 años, Cimadevilla pretendió ocupar nuevamente la banca de senador, para lo cual fue artífice del nacimiento de Cambiemos en Gualaguaychú, que derivó en una interna que favoreció al candidato del PRO, Mauricio Macri, contra la opinión de dirigentes como Ricardo Alfonsín.

La habilidad para cerrar acuerdos internos le permitió encabezar la única lista para el Senado que acompañaba en 2015 a quien, a la postre, fue elegido presidente por los argentinos: Mauricio Macri. Sin embargo, en una final con apenas cuatro listas, Cimadevilla salió tercero, con el 19 %, sólo superando al Polo Social. Los ganadores fueron el FPV, 42 %, (Mario Pais y Nancy González) y segundo salió Chubut Somos Todos, con el 35 % (asumió Alfredo Luenzo).

Esa podría haber sido ya la señal de que la gente no lo acompañaba, y de que buscaba renovación dentro del espacio del radicalismo. Sin embargo, Cimadevilla insistió y quiso volver a ganar protagonismo para ser candidato a senador una vez más, en un tercer turno consecutivo. Y para ello, en 2018 intentó volver a presidir el Comité Provincia de la UCR, un bastión que siempre había dominado con un puño.

No supo leer las nuevas épocas, y tuvo que masticar la derrota en un ámbito donde siempre había dominado. El voto de los delegados fue para una mujer que –las vueltas del destino- se había formado militando con él, como Jaqueline Caminoa. Ya era la máxima señal de alarma: a Cimadevilla no lo votaban ni los propios radicales.

Pero el haber perdido una elección dentro del propio radicalismo igualmente no alcanzó a convencerlo, por lo que Cimadevilla igualmente insistió con el capricho de presentarse en este 2021, negándose de manera rotunda y soberbia al pedido de otros dirigentes de su partido de buscar una unidad para no dividir el voto radical, que tenía una parada difícil en una interna contra el PRO de Nacho Torres.

Cimadevilla no quiso escuchar a nadie, y envalentonado por referentes de otras fuerzas ajenas a la UCR, igualmente fue a las urnas, y realizó un verdadero papelón. Su figura logró apenas la mitad de los votos que un empresario radial como César Treffinger, que por primera vez se lanza a la arena política en un partido chico y con menos recursos, como el Pich. 

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