Salarios e inflación: qué negocian los principales gremios en el primer trimestre del 2021
La siempre desigual carrera entre salarios por un lado y la inflación por el otro, tiene en el inicio de este año dos indicadores que reflejan la disparidad que habitualmente hay entre estos dos competidores.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Por un lado, el gobierno nacional apuesta a que los acuerdos salariales se ubiquen en torno al 29 por ciento; por el otro, el índice de precios que en el primer mes ha arrojado una proyección por encima de ese tope, con alimentos que escapan a cualquier relación lógica con costos de producción, en una ciudad como Comodoro Rivadavia cuya canasta básica supera los 60.000 pesos.
El acuerdo alcanzado por el gremio bancario, a nivel nacional, fue mostrado como referencia de la expectativa planteada por el gobierno nacional, que estipuló en el presupuesto 2021 una meta inflacionaria del 29 por ciento.
Sin embargo, el acuerdo paritario contiene un elemento clave, según advirtió al ser consultado para este informe Walter Rey, secretario de Organización a nivel nacional: “hay dos cláusulas de revisión, una en la segunda quincena de septiembre y otra en la primera semana de noviembre”, indicó el gremialista local, que participa en la mesa de conducción que preside Sergio Palazzo.
El acuerdo prevé tres tramos, del 11,5 por ciento desde enero, más un 2,1 por ciento pendiente de la paritaria 2020; otro porcentaje similar en abril y un 6 por ciento a partir de agosto. A ese porcentaje, que totalizaría alrededor del 33 por ciento hasta noviembre, se suma un punto y medio adicional que resulta de prorratear el beneficio del Día del Bancario, de 89.906 pesos, en 12 meses.
Más allá de la pauta formal, el aspecto central estará dado por las cláusulas de revisión, a fin de mantener la relación con una inflación que, a juzgar por el primer mes del año y el arrastre de noviembre y diciembre, parece difícil que pueda quedar en el 29 por ciento, como proyectó Martín Guzmán en el presupuesto nacional 2021.
En base a esa proyección, el ministro de Economía dijo la semana pasada que el 29 por ciento debería ser el techo salarial, pero días atrás la viceministra de Gabinete, Cecilia Todesca, atenuó el mensaje, al asegurar que no se pondrán topes salariales: “En el presupuesto se contempla un aumento real de los salarios, entre 3 y 4 puntos”, indicó la funcionaria nacional, lo que implicaría que las paritarias deberían estar por encima de la inflación.
Petroleros retoman la discusión en marzo
Otro caso testigo para esta región es el del sector petrolero. El acuerdo firmado por Jorge Ávila en octubre pasado, correspondiente a la paritaria 2020, contempla una secuencia del 16,2 por ciento retroactivo a septiembre, además de dos sumas fijas de 30.000 pesos cada una (la segunda, prevista para febrero pero anticipada a enero, por lo que debería liquidarse con los salarios abonados en estos días) y un 10 por ciento adicional en marzo próximo. Al considerarse otro 5 por ciento otorgado en abril del año pasado, la pauta salarial 2020 redondea alrededor de un 32 por ciento.
“Eso fue un acuerdo posible en la emergencia del año pasado, con el barril de petróleo a 35 dólares –indicaron desde ámbitos gremiales-. Ahora el barril se está recuperando, volvió a subir el 70 por ciento de los equipos y hay producción récord en Manantiales Behr y récord de exportaciones”.
La expresión anterior es el termómetro de lo que buscará el gremio petrolero en la región, en una discusión paritaria 2021 que el plenario de delegados resolvió, el 12 de enero último, votar para que se reabra en el próximo mes de marzo.
Comercio, con un 21 por ciento para el primer tramo del año
Uno de los sectores que más empleo genera, a nivel regional y nacional, es el comercio. En este ámbito se acordó recientemente un 21 por ciento de incremento (7 puntos entre enero y marzo) más la incorporación de un adicional no remunerativo de 5.000 pesos, en dos tramos, a completarse entre marzo y abril.
“En mayo se reabre la paritaria para revisar la inflación”, advirtió Matías Silva, desde el Centro de Empleados de Comercio local, quien indicó que al transformarse en remunerativo, a partir del 1 de abril, el acumulado del incremento llegará a alrededor de un 35 por ciento, sumando los porcentajes otorgados en la última parte del año pasado, ya que se trata de un acuerdo firmado en octubre último.
Por su parte, la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) celebró en su sitio web el acuerdo firmado el 3 de febrero último, al expresar las ventajas obtenidas:
“Al tratarse de un aumento no remunerativo, la incidencia que tiene sobre el costo del empleador (entendido como el salario básico y las contribuciones patronales) no es del 21% sino del 17,9%. A la vez, al no estar sujeta a ningún adicional, la incidencia efectiva sobre el costo del empleador resulta aún menor que el 17,9% (dependiendo el porcentaje concreto del caso en cuestión)”, informó la CAME a sus asociados, lo que deja entrever también que la crisis atravesada durante el año pasado se prolongará, pandemia mediante, en 2021.
Una canasta que corre demasiado rápido
Cualquiera sea el sector laboral que se considere, todos afrontarán el acuciante problema de evitar que los salarios se deterioren frente a una inflación que volvió a acelerarse en la última parte del año pasado, luego de ‘plancharse’ algunos meses por la caída de consumo originada en la cuarentena.
En Comodoro Rivadavia, la canasta básica total calculada a noviembre del año pasado por el Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas ascendió a 59.607 pesos, por lo que puede estimarse que con los 8 puntos del Índice de Precios al Consumidor acumulado en diciembre y enero, hoy supera los 60.000 pesos. Con limones a 400 pesos el kilo ó 60 pesos por unidad y 800 pesos un kilo de carne para milanesas, no hay mucho margen para las sorpresas.
Resulta revelador observar la gran diferencia de precios que hay entre lo que pagan los consumidores y lo que reciben los productores agropecuarios, de acuerdo con el informe periódico que realiza la CAME, que consignó que durante 2020 la participación de los productores en el precio final se redujo a un 26 por ciento, cuando el año anterior era del 31 por ciento.
Según los relevamientos realizados en distintas provincias del país, entre las que se incluye a Chubut, sobre 24 productos agropecuarios que integran la mesa familiar, las diferencia entre la góndola y el campo es de casi 5 veces, enfatizando que la diferencia se queda en las cadenas de intermediación.
Un producto como la carne, por ejemplo, se registra con un precio por kilo de novillo en 148,09 pesos pagados al productor, mientras el precio en destino es de 491,12, con una diferencia de 3,3 veces más caro; la leche, sobre 20,44 pesos recibidos por el productor, en góndola se paga a un promedio de 78,21 pesos; los huevos, de 42,25, hasta 131,97 por docena en mostrador.
En el siguiente cuadro, se pueden observar las grandes diferencias entre precios recibidos por el productor y lo que paga el consumidor.
“En general –dice el informe de CAME, fechado el 10 de enero último-, las diferencias se deben a un conjunto de comportamientos. Por un lado, los especulativos, adoptados por diferentes actores de la cadena de valor que abusan de su posición dominante en el mercado –básicamente, los hipermercados, los galpones de empaque y cámaras de frío–. Por el otro, factores tales como la estacionalidad, que afecta a determinados productos en algunas épocas del año, y los costos de almacenamiento/acopio y transporte, entre otros”.
Ahí parece radicar uno de los desafíos del gobierno nacional, si de verdad pretende controlar la inflación, en un año electoral, pero en el que además se juega la capacidad de subsistencia y condiciones de vida de la mayor parte de la población del país.
Si no se da esa pelea, las discusiones salariales para perseguir a los precios comenzarán a parecerse, cada vez más, a un perro tratando de morderse la cola.