COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR / EL ANÁLISIS DE LA NOTICIA) - La obra pública moviliza habitualmente el termómetro del mercado laboral y la economía en general, por lo que en épocas de crisis o de inestabilidad inflacionaria aparecen señales que sobresalen sutilmente para dimensionar el telón de fondo de uno de los pilares de la actividad económica regional y nacional.

Por eso no dejó de llamar la atención que en la reciente apertura de sobres de licitación de la sede de “La Casa”, impulsada por el gobierno municipal, haya despertado el interés de un solo oferente.

En ámbitos empresarios, la respuesta que resonó ante la incógnita planteada fue unívoca: “mientras los precios de las obras queden 25 ó 30% debajo de lo que marca hoy el mercado, va a ser muy difícil elevar el interés por participar”, se escuchó decir en algunos pasillos del sector.

Cierto es que el gobierno municipal debe apuntar a hacer rendir al máximo la inversión anunciada en el presupuesto 2017, por un monto de 600 millones de pesos, para obra pública.

Sin embargo, lo que dejó plasmada la solitaria participación de una sola empresa en el acto de apertura del lunes por una obra de importancia es la dificultad que plantea un contexto inflacionario para que la ecuación siga siendo viables para ambas partes.

En efecto, empresarios de la construcción apuntan a lograr un consenso con el ámbito gubernamental, a fin de adecuar las estructuras de precios que se tienen en cuenta para proyectar los costos de las obras: “nadie quiere empezar una obra sabiendo que a los seis meses el presupuesto con el que empezó va a quedar totalmente desactualizado”, evalúan en el sector.

Como prueba, mencionan el mecanismo de obras sin redeterminación de precios, a condición de ser ejecutadas en breve lapso: a priori, es un mecanismo conveniente para el Estado y el sector empresario, pero que por distintas razones terminan demorándose y, por lo tanto, alcanzadas por el impacto de la inflación, lo que a la larga provoca desfase de costos.

En ese caso, la variable termina siendo la calidad de la obra, o bien una redeterminación a largo plazo y que, a fuerza de ser poco originales, se puede terminar perjudicando al eslabón más débil de la cadena, es decir el sector de los trabajadores.

OBRAS

En efecto, la ecuación requiere de un equilibrio extremo a fin de garantizar por un lado la ejecución de las obras, a fin de dotar a la ciudad de la infraestructura necesaria.

Al mismo tiempo, el programa de obras funciona como un contrapeso laboral para la crisis económica, manteniendo en actividad una cantidad de puestos de trabajo a la que la Uocra ofrece una bolsa que suele oscilar los mil trabajadores en permanente espera su inserción en un nuevo ciclo laboral.

En ese marco, las discusiones en las próximas semanas pasarán por la adecuación del sistema de precios para elaborar los presupuestos, a fin de que se tenga en cuenta las variaciones del mercado y el contexto inflacionario que lo rodea. A decir de uno de los protagonistas, se buscará el punto de equilibrio: “Nadie pretende el parche en el ojo para piratear obras –dice uno de los protagonistas-, pero también va a ser difícil que las empresas quieran hacer las obras a pérdida”.

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