Una Legislatura intrascendente que esquiva los temas de fondo que le importan a la gente
Mientras Chubut continúa inmersa en una crisis económica y social, los legisladores parecen sobrevolar los proyectos relevantes mirando para otro lado. El resultado es que los temas de fondo duermen en las comisiones, y las sesiones sólo sirven para declarar de interés una serie de eventos culturales y deportivos.
RAWSON (ADNSUR) - Circula entre los cronistas parlamentarios un dicho que se va repitiendo con los años, y que lamentablemente nunca deja de tener vigencia. Palabras más, palabras menos, el postulado podría resumirse así: “La Legislatura actual es la más floja que se ha visto, pero la próxima puede ser aún peor”. En mi caso, siendo éste el quinto período legislativo consecutivo que me toca cubrir a lo largo de casi 20 años, debo decir que el aforismo tiene más actualidad que nunca.
Se trata de una frase lapidaria que uno la expresa con dolor, porque el bajo nivel que muestra la Cámara de Diputados de Chubut también le baja el precio al propio trabajo del periodista legislativo. La idea de esta columna es dar cuenta de las razones para tan dura sentencia, pero que -más allá de una mirada que nunca deja de ser subjetiva- tenga base en datos de la realidad. Quizás la crítica pueda servir como aporte desde este humilde lugar para que los actuales diputados se den por aludidos en su orgullo, y en todo caso demuestren que es un error subestimarlos.
Abulia, displicencia, desinterés, indiferencia. Son varios los términos que sirven para describir la sensación que dejan últimamente las sesiones de la Legislatura, que se transmiten en vivo y quedan colgadas en la página oficial de Facebook de manera permanente, disponibles para todo aquel que esté interesado. Los fuertes calificativos abarcan quizás de manera injusta a la totalidad de los diputados, aunque –nobleza obliga- hay que reconocer que no todos tienen la misma actitud. Pero la generalización es así de arbitraria, porque hablamos del Poder Legislativo en su conjunto, más allá de las honrosas excepciones que no alcanzan a modificar el panorama general.
Metiéndonos en el terreno del análisis, la evaluación del trabajo de los diputados no debe pasar por las declaraciones altisonantes a algún medio o a través de redes sociales; como tampoco el compartir fotos recorriendo el interior o visitando vecinos; o fijando postura sobre lo que parece ser uno de los temas del momento -demostrando lo bajo que ha caído la vara- acerca de si debe haber sesiones virtuales o presenciales.
Lo que se tiene que medir es la riqueza del debate, tanto dentro de las comisiones (ahí está el verdadero trabajo que en verdad no luce) como en el recinto. Este valor pasa por la profundidad en los argumentos y los aportes a los proyectos, por la solidez en las posturas a favor o en contra. Y para eso, hace falta compromiso, lectura y análisis de las iniciativas, o sea, una participación activa.
A esto debemos sumar una aclaración: no importa tanto la cantidad de proyectos que se presenten (un parámetro que les resulta cómodo a muchos legisladores que firman como autores o coautores todo los que les pasa por adelante), sino la calidad de las propuestas. Nunca, jamás será lo mismo una mera declaración, o una resolución, que un proyecto de ley. Para esto último, hay que estudiar, asesorarse, comparar legislación anterior y lo que está vigente en otras provincias o países.
Dicho lo cual, es el momento de introducirnos en lo que está pasando en la actual Legislatura, que lleva seis sesiones en lo que va del período 2021, y que tuvo un primer año atípico a causa de la pandemia, pero que de todos modos no es excusa para evaluar el desempeño de los legisladores.
POBREZA
El término pobreza quizás sirva para calificar a la clase política chubutense en general, así como a las cuentas públicas; y en este caso, también es útil para describir el trabajo legislativo de la actual composición de la Cámara. En los últimos tiempos, da la impresión de que cuando una propuesta ingresa en el laberinto legislativo, va a llevar meses hasta que se tome alguna definición, y la mayoría de los asuntos más interesantes quedarán en el “freezer”, a la espera del momento indicado.
Pero lo más alarmante es el nivel de argumentos en torno a los temas de debate; o mejor dicho, de falta de argumentos, que en vez de estar ligados a doctrinas políticas o ideológicas, obedecen a cuestiones personales y a mezquindades en la lucha por espacios de poder. No hace falta ir muy lejos para encontrar como mejor ejemplo, todo el papelón en torno a la discusión respecto al proyecto de zonificación minera. Como ya hemos expuesto aquí, un tema como la modificación de la matriz productiva, con tantos argumentos a favor y en contra, en vez de despertar un intenso debate sobre el articulado de la propuesta, generó una bochornosa serie de acusaciones con audios y videos, que terminaron con denuncias judiciales. La discusión no pudo salir nunca del “barro”, y así continúa hasta hoy.
No sólo es una cuestión de opinión, sino que la pobreza y la abulia legislativa pueden demostrarse de manera objetiva. Por ejemplo, hay un dato irrefutable, y es que a lo largo de 2020 la Legislatura del Chubut tuvo la cantidad de sesiones más baja de la historia, con un total de 29, cuando la media es de 45 anuales. Es decir que el número de sesiones disminuyó en un 35 por ciento.
Y ante la fácil respuesta de echarle la culpa a los problemas originados por la pandemia, se puede sostener que hasta septiembre hubo sesiones presenciales, y hubo muchas convocatorias que quedaron truncas, en general debido a una interna dentro del oficialismo en la que también jugó hasta cierto punto un rol clave el gremio legislativo, con medidas de fuerza que luego fueron desarticuladas, cuando hubo voluntad política. La Cámara Chubutense tuvo los mismos problemas que otros poderes legislativos del país, sin ir más lejos el Congreso, y en general nadie dejó de sesionar ni de avanzar en medidas concretas.
A la falta de sesiones, debe sumarse la falta de tratamiento de temas trascendentes, aquellos que pueden tener impacto en la vida de los chubutenses. Hay que remontarse al 6 de agosto, cuando se aprobó la refinanciación de la deuda en dólares, para llegar a un tema de importancia, sin dejar de mencionar los sucesivos endeudamientos aprobados a pedido del Poder Ejecutivo para pagar sueldos a estatales.
Otro ejemplo, la sesión del 22 de diciembre tuvo una ajustadísima votación a favor del Presupuesto 2021, que había sido enviado por el gobierno. Terminó 14 a 13, y fue una lástima que casi no haya habido oradores para escuchar los argumentos respecto a la ley más importante de todas, porque es la que fija la política de gobierno de todo un año. Sólo diputados del PJ y la UCR, brindaron breves mensajes en los que explicaron por qué no acompañaron.
Y en esta cuestión, la mayor de las culpas hay que atribuirlas al oficialismo, carente la mayoría de las veces de voceros que salgan a defender la política del gobierno, lo que prácticamente deja sin debate a los proyectos. Si se observa a lo largo de la historia, siempre el informante del bloque oficialista era el que brindaba un discurso explicando las razones para la aprobación del Presupuesto, y recibía las respuestas de sus colegas opositores.
Hoy ya podemos decir que este ejercicio se ha perdido, no sólo con el tratamiento del Presupuesto, sino con prácticamente todos los temas. Ya no es costumbre que cada dictamen de comisión, como estipula el artículo 67 del Reglamento Interno, tenga designado un miembro informante para hablar en el recinto. En los últimos años las sesiones se convirtieron en una lectura monótona del secretario legislativo de turno, de cada uno de los puntos del Orden del Día y del articulado de cada iniciativa, sin que se oiga la voz de los legisladores.
Salvo honrosas excepciones, en la gran mayoría de los casos no hay diputados que expliquen lo que se está poniendo a consideración, que bajen el tema al público y a la prensa que puedan estar escuchando, así como al resto de sus pares que no forman parte de esa comisión. Lo que correspondería es que al menos un legislador argumente sobre la importancia de una norma o el por qué de la necesidad de aprobar tal o cual tema. Pero una vez más, da la impresión de imperar el desgano, el desinterés, la falta de preparación.
Hay un ejemplo interesante de esto y que muestra el crecimiento de la pobreza legislativa y la disminución de la calidad. Hace un par de años, un diputado de la vieja escuela, con todas las mañas en su haber, como Javier Touriñán, actuó con picardía y exigió a la Presidencia que obligue al autor de un proyecto de ley a que informe sobre su contenido. Se trataba nada menos que de la regulación de la actividad de las farmacias en la provincia del Chubut. El autor era Sergio Brúscoli, que no tenía manera de explicar lo que había firmado. Su respuesta quedó en los anales de la Cámara, al responder “el título del proyecto lo dice todo”. Esto provocó las risas de todos los presentes, pero en realidad daban ganas de llorar.
INTRASCENDENCIA
Como las participaciones de los diputados son tan escasas, hay que decir que es poco lo que se puede rescatar en limpio de cada sesión. Por ejemplo, la del último martes duró una hora y la del jueves dos horas, pero con la salvedad de que esta modalidad de las sesiones virtuales, la mitad del tiempo se desperdicia en chequear la identidad, en el consentimiento de los dictámenes vía oral, y en la votación de cada cuestión que lleva al menos dos minutos (casi siempre algún diputado no aprieta a tiempo el botón), cuando lo normal sería apenas 10 segundos. Si se tratara de encuentros normales presenciales, en los que cada votación se define a mano alzada, en vez de una hora, hablaríamos de sesiones de 30 minutos como mucho.
Pero más allá de medir el tiempo, lo más importante es analizar el contenido. ¿Qué temas trata la Legislatura? ¿De qué cuestiones se ocupa últimamente? Vamos a lo más inmediato: dejando de lado los asuntos sobre tablas aprobados al inicio, donde se votan pedidos de informe dirigidos al gobierno y alguna resolución o declaración, en esta semana hubo dos sesiones en las que se trataron en total 14 dictámenes de comisión, de los cuales 8 fueron declaraciones y resoluciones, y de los 6 restantes, 3 fueron dictámenes de Asuntos Constitucionales dando acuerdo a dos jueces de Familia y otorgando prórroga para la redacción de la Carta Orgánica de Gaiman.
Concretamente se aprobaron apenas tres leyes y todas son adhesiones a leyes reguladas a nivel nacional: dos impulsadas por el Ejecutivo, una para reglamentar el consumo del cigarrillo electrónico y otra para adherir a la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para la Gestión de los Envases Vacíos Fitosanitarios. La restante fue de la diputada Xenia Gabella, adhiriendo a la Ley Nacional que instituye el día 13 de noviembre de cada año como el “Día Nacional de la Lucha contra el Grooming”.
Es decir que el 60 % de los temas aprobados fueron sobre expresiones de interés legislativo. ¿Referidas a qué cuestiones? Declaración de interés provincial de la actividad cultural llevada a cabo por la Editorial “Espacio Hudson”; o el ciclo de charlas de prevención de adicciones que realizará la Fundación “Reto a la Vida”; o declarar como bien cultural provincial, a las instalaciones de la vieja “Estación Escalante”.
También se aprobó que se declare de interés legislativo la aplicación “Chubut sin Tacc”, impulsada por el Ministerio de Agricultura; así como las actividades que se realicen en conmemoración del bicentenario del paso a la inmortalidad del General Martín Miguel de Güemes, y en especial las que desarrolle el Instituto Güemesiano de Puerto Madryn". Los diputados votaron además que verían con agrado que la Feria de Pescadores Artesanales de la ciudad de Puerto Madryn, sea instituida Feria Nacional por la Honorable Cámara de Senadores.
Siempre son un capítulo especial los eventos deportivos, y en esta semana, se declararon de interés la Segunda Jornada del Torneo Patagónico de Levantamiento Olímpico a realizarse en Rawson, así como también el Campeonato Argentino de Rally, a realizarse en Esquel y Trevelin durante el mes de junio.
Claro está que para estas instituciones, poder contar con un apoyo económico para organizar sus eventos o seguir adelante con su actividad social, productiva o cultural es importante, nadie lo niega. Pero ¿sólo para esto fueron votados los legisladores provinciales? ¿Y las propuestas para intentar salir de la crisis económica? ¿Y las iniciativas vinculadas a la salud, la educación, la seguridad, y la producción en épocas de pandemia? ¿Dónde están los temas que le interesan a la sociedad, de los que habla la gente en el día a día?
EN COMISIÓN
Cuando se consulta las razones por las cuáles no se ponen a consideración los temas de mayor relevancia, desde la oposición responden al unísono que la responsabilidad es del oficialismo, y que es la bancada del partido de gobierno la que debería pedir el tratamiento de tal o cual tema. Esta semana, por ejemplo, se terminó el mes de abril sin que se tratara el DNU del Ejecutivo respecto a suspender los pagos de demandas salariales, sin que ningún diputado haga nada al respecto, a favor o en contra. Es decir que la norma se va a vencer, sin ser aprobada o rechazada, y le dejará a Mariano Arcioni el margen para volver a firmarla por otros 30 días. Con esta actitud, la Legislatura se corre de su rol constitucional, y permite que se gobierne por decreto.
Otros ejemplos de temas pendientes, son el endeudamiento del Poder Judicial para pagar salarios y la creación de la Agencia de Recaudación, que motivaron reuniones de comisión esta semana con miembros del Poder Judicial y del Ministerio de Economía. Otros quedaron aguardando en el tiempo, como la creación de una Agencia Antinarcóticos, el proyecto de endeudamiento a dólar linked, y el proyecto de declarar la emergencia educativa (uno de los pocos temas serios que una y otra vez es planteado por la radical Andrea Aguilera), por citar sólo algunos.
Pero sin dudas, los temas de fondo sobre los que hay mayor expectativa, son dos, y están vinculados al mismo asunto: la minería. De hecho, muchos atribuyen a la tensión que genera este debate, que todo el resto de las cuestiones esté frenada. Desde que en noviembre del año pasado, ingresaron tanto el proyecto 128/20 de zonificación de la meseta, como el 129/20 de Iniciativa Popular, la vida legislativa pareció entrar en una crisis de nervios que eclipsa todo otro tipo de debate.
Dos cuestiones para aclarar: el proyecto 128 ya tiene dictamen a favor, pero no tiene los votos para ser aprobado. Por más que haya sospechas de la oposición de que lo pueden tratar en cualquier momento ingresando el dictamen al Orden del Día, el oficialismo carece por el momento de la mayoría necesaria. Respecto a la Iniciativa Popular, presentada con la firma de más de 30 mil chubutenses para prohibir la actividad minera, el tema tiene estresados a más de uno, ya que si bien hay un grupo de diputados que tiene una postura a favor, queda en el medio otro grupo que no apoyó la propuesta del gobierno pero tampoco quiere votar el cierre de esta actividad, lo que les provocaría un efecto "Boomerang". El tema está cajoneado desde hace cinco meses en la Comisión de Recursos Naturales, y según la Constitución tiene un plazo perentorio de tratamiento hasta el 23 de mayo, dentro de cuatro sesiones. Hasta aquí, la postura fue la del avestruz, meter la cabeza bajo tierra como si no ocurriera nada, pero el tema va a tener que resolverse.
MALOS HÁBITOS
En realidad, el estado actual de la Cámara de Diputados no sorprende y este deterioro se viene observando hace muchos años, ya que la calidad es cada vez más baja, período tras período. El trabajo legislativo es obviamente el resultado de sus 27 integrantes, que a su vez son la consecuencia de la manera en que se conforman las listas de candidatos, donde cada responsable del armado reparte lugares con sus aliados sin preguntar nada, y éstos a su vez suelen premiar la “lealtad y obediencia” a su persona, antes que la capacidad. Así, no es raro que lleguen a ocupar una banca vecinos que han mostrado -como único mérito- mucho empeño en la militancia, en la pegatina de carteles, y en la convocatoria de punteros, o incluso haber sido el chofer de confianza.
Suele ser habitual en la carrera política, que no ascienda puestos el concejal que mejores ordenanzas elaboró, sino el que más levantó la mano y salió a “bancar” en los medios. Sin apuntar a nadie en particular, pero es común que las listas legislativas tengan varios representantes de líderes sindicales que participaron del acuerdo dentro de una alianza, a los que se “paga” con puestos de poder.
Todo lo anterior no está mal de por sí, ya que estamos en democracia y los legisladores llegan por el voto popular. El tema son las famosas “listas sábana” en las que la inmensa mayoría de las veces, la gente no sabe a quién está votando. Pero el problema no termina aquí, sino que se agrava cuando después se selecciona a quiénes serán los asesores que deberían ayudar a realizar un mejor trabajo legislativo.
En esos listados de asesorías de cada uno de los diputados y de los bloques, no abundan especialistas en derecho, en economía, en técnica legislativa, en legislación social. En general, esos lugares suelen ser destinados a políticos que se quedaron sin trabajo y a los que se debe un favor, pero que después no van nunca a trabajar. Comúnmente los legisladores eligen poner allí a sus parejas, hijos, sobrinos, o amigos que necesitan una changa.
No quiere decir esto que todo esté absolutamente podrido, pero a juzgar por lo que se ve, cabe preguntarse qué posibilidad de lucirse y desarrollarse tienen los diputados más capaces, aquellos que tienen más formación política y doctrinaria, cuando el sentido común que domina el cuerpo colegiado impone otro tipo de lógica.
Lo que estamos observando desde hace tiempo (tampoco responsabilicemos únicamente a esta Legislatura) es el "bastardeo" de la función del legislador, algo que es grave, y para lo cual vendría bien repasar los capítulos 134 y 135 de la Constitución del Chubut, sobre atribuciones y deberes del Poder Legislativo, que es vital para el correcto equilibrio entre poderes republicanos. Quizás el actual sistema de la virtualidad, con sesiones transmitidas en directo y que permiten el comentario inmediato en redes sociales de los ciudadanos (el 99 % defenestra a sus representantes), deje más en evidencia algo que antes quedaba sólo reducido a un grupo exclusivo que asistía a presenciar los debates al edificio ubicado en Rawson.
Dentro de dos semanas, los diputados tendrán nuevamente la oportunidad de demostrar que lo visto hasta aquí no les hace justicia, y que tienen mucho para aportar a sus conciudadanos. Llevan 17 meses en sus bancas, desde diciembre de 2019, y las razones -atendibles por cierto- de la crisis económica y social, sumadas a una pandemia imposible de prever, y a un contexto político frágil y cambiante, no pueden seguir siendo excusas para no avanzar en el tratamiento de temas de trascendencia pública con debates de altura. De ellos depende.