En la presentación de la “Agenda Malvinas 40 años” que hizo el gobierno nacional, el 3 enero del 2022 (en conmemoración de la usurpación británica de 1833), el secretario de Malvinas de la Cancillería nacional Guillermo Carmona recordó que este año también se cumplen los 40 años de las últimas negociaciones con Gran Bretaña cuando la soberanía estuvo en la mesa de negociaciones bilaterales. En consecuencia, no hay que ‘inventar’ un camino nuevo sino que se pueden explorar escenarios de negociación sobre la Cuestión Malvinas con todos los temas en agenda, que incluyeron la soberanía como cuestión de fondo en oportunidades anteriores en un período que dejó una serie de ejemplos concretos.

El 16 de diciembre de 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la resolución 2065 a través de la cual se convocó a Argentina y Gran Bretaña a resolver la cuestión de las Islas Malvinas teniendo en cuenta los intereses de los isleños. Este paso (considerado uno de los logros más importantes de la diplomacia argentina durante la presidencia de Arturo Illia forjado con el alegato de José María Ruda el año anterior) tuvo consecuencias porque –pocas semanas después- el canciller británico de entonces vino al país para empezar a mantener reuniones sobre todos los aspectos de la Cuestión Malvinas con su par de la cancillería argentina.

El 16 de diciembre de 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la resolución 2065 que convocó a negociaciones entre Argentina y Gran Bretaña.

“No hay una silla de 3 patas, sino sólo 2 patas”.

En esta secuencia de avances –en 1968- se realizaron encuentros de trabajo en Buenos Aires y las Islas Malvinas en los que se sondeó la posibilidad de pavimentar el camino de la transferencia de soberanía a la República Argentina . En ese camino, hubo opiniones dispares por parte de los isleños a los que Gran Bretaña consultó para evitar controversias en su frente interno pero que no forman parte de la controversia que sólo involucra a Argentina y Gran Bretaña. Es decir, “no hay una silla de 3 patas, sino sólo 2 patas: Argentina y Gran Bretaña”.

El escritor británico Richard Gott participó de la misión de 1968. Actualmente, integra el 'Grupo pro-Diálogo' en Londres.

1971: Acuerdo de Comunicaciones

 Consecuente con este esquema –en 1971- Argentina y Gran Bretaña firmaron el Acuerdo de Comunicaciones para generar una vinculación más directa entre las Islas y el continente en una atmósfera que favorezca los intereses de los isleños, como señalaba el comunicado oficial.

En 1971, la Fuerza Aérea Argentina rompió el aislamiento de las islas a partir de vuelos anfibios provenientes de Comodoro Rivadavia con aeronaves Grumman HU-16 Albatros operadas por LADE, una línea aérea estatal de la Argentina continental.

En uno de los hitos más importantes de este período, el 15 de noviembre 1972, se inauguró el aeropuerto civil a sólo 3 kms de Puerto Argentino con aportes del presupuesto del Estado nacional argentino.  

La presencia de YPF, Gas del Estado, los vuelos de LADE (que se operaban desde Comodoro Rivadavia hacia las Islas), las maestras que enseñaban español, Transportes Navales, productos comunicacionales entre otras propuestas conformaban el menú de alternativas para estrechar los vínculos en un período de tiempo de un intercambio muy fluido y enriquecedor.

Perón en 1974: “hay que aceptar el condominio porque ponemos un pie en las Malvinas”

En el marco de intensas acciones del Estado nacional durante los años precedentes - el 12 de junio de 1974- la embajada de Gran Bretaña en Argentina formuló la propuesta de ‘condominio’ de las Islas Malvinas a la Cancillería. Es decir, durante un lapso de 25 años, habría una administración conjunta entre ambos países (con un formato anual de 6 meses con autoridades designadas por el presidente argentino y los otros 6 meses por las autoridades británicas, respectivamente) como una especie de ‘transición’ hasta la soberanía plena del Estado nacional argentino. Esa propuesta  ingresó en el tercer gobierno del general Juan Domingo Perón donde la crisis económica, la violencia política y la inestabilidad social acaparaban las prioridades del país.

Perón: “hay que aceptar el condominio porque ponemos un pie en las Malvinas y luego tendremos la soberanía plena”.

De todos modos –en sus memorias el diplomático Carlos Ortiz de Rosas- recordó que el entonces presidente Perón instruyó al canciller Alberto Vignes en tal dirección al instruirle que “hay que aceptar el condominio porque ponemos un pie en las Malvinas y luego tendremos la soberanía plena”. Finalmente, la idea naufragó por el fallecimiento de Perón el 1° de julio de 1974 y por las situaciones caóticas que continuaron en el gobierno de Isabel Perón que desembocaron en el golpe de Estado cívico-militar de 1976.

El 14 de junio del 2012, la entonces presidenta Cristina Kirchner repasó en detalle esta propuesta en su presentación en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. “Resolver –pacíficamente- este conflicto es un desafío para los gobiernos y los organismos multilaterales porque el mundo cambió y hay otros protagonistas”, aseguró en aquella oportunidad.

CFK en el Comité de Descolonización de la ONU en el 2012: "Lo único que pretendemos es dejar atrás el colonialismo y construir una nueva historia en base al diálogo".

Retroarrendamiento de 1980: “las Malvinas son argentinas de acá a la China”

Cuando se recuerda que el gobierno británico negoció con una dictadura argentina y se niega a avanzar en un diálogo de buena fé con los gobiernos democráticos argentinos a lo largo de estos 40 años de estabilidad institucional, se hace referencia a otra ronda de conversaciones entre ambas delegaciones diplomáticas a lo largo de 1980 (pleno gobierno militar) pero esta vez con la fórmula del ‘retroarrendamiento’ a través del cual Gran Bretaña restituyó la soberanía de Hong Kong a la República Popular China en julio de 1997.

¿Qué es el retroarrendamiento?

En las distintas rondas de negociaciones entre el gobierno argentino (representado por el Comodoro Carlos Cavándoli) y el gobierno británico (con el diplomático Nicholas Ridley) se llegó a las conclusiones que:

“Habría transferencia de soberanía a Argentina por las islas y el mar circundante. Respecto de las Islas Georgias y Sandwich del Sur (si bien el Reino Unido mostraba resistencias), se estableció que podrían ser incluidas dentro de un acuerdo para explotar en conjunto”.

“La titularidad de la soberanía sobre las islas y su zona marítima sería transferida a Argentina a partir de la fecha en la que se firmara el acuerdo”.

A fin de garantizar a los isleños y sus descendientes el gozo ininterrumpido de su forma de vida bajo las instituciones británicas, sus leyes y prácticas, se realizaría una administración británica combinada. Ésta sería –simultáneamente- asegurada mediante un arriendo al Reino Unido por un período de 99 años (última postura del Reino Unido), graduable por generaciones (postura argentina). Los habitantes serían súbditos británicos pero sus hijos tendrían la doble nacionalidad obligatoria y los nietos serían argentinos”.

En el documento, se establecían otros puntos principales –a saber- habría cesión de soberanía territorial y marítima al ser firmado el acuerdo; la administración británica continuaría por 99 años, las banderas de Argentina y del Reino Unido flamearían en todos los establecimientos públicos, el gobierno británico estaría representado por un gobernador y el argentino por un Comisionado General. Además, se crearía un Consejo Conjunto para fomentar la cooperación sobre el desarrollo económico de las islas.

En este sentido, en su libro ‘De Malvinas a Hong Kong –el conflicto del Atlántico Sur y el fin de los Tratados Desiguales’, Manuel Paz (actual diplomático en Qatar) afirma que “la hábil fórmula elaborada a raíz de las conversaciones de Ginebra (Suiza) entre el ministro Ridley y el Comodoro Cavándoli contenía 2 elementos básicos: a) el reconocimiento y transferencia de la soberanía a la Argentina y b) el subsiguiente arriendo al Reino Unido -por el otro- que permitían vislumbrar por primera vez una posibilidad seria y concreta de hallar una solución".

Estas posibilidades avanzadas en las negociaciones bilaterales chocaron con las presiones del ‘lobby’ del ilegal e ilegítimo gobierno británico de las Malvinas que presionó en su contra en el Parlamento británico y agitó una campaña propagandística en los medios de su país.

Cuando las autoridades argentinas hablan de reanudar las negociaciones, hacen referencia a todo un camino transitado en la búsqueda de una solución pacífica y definitiva a la Cuestión Malvinas. Según determinaron las Naciones Unidas en noviembre de 1982, el conflicto bélico no alteró la naturaleza de la controversia y el proceso negociador tiene que continuar su curso.

China aprovechó su oportunidad: “un país, 2 sistemas”

Justamente –en plena guerra de las Malvinas- China capitalizó esa oportunidad estratégica, se abstuvo de votar la Resolución 502 de Naciones Unidas que era desfavorable a Argentina pero presionó -fuertemente- a Gran Bretaña para que cumpla el plazo establecido porque –en aquel momento- faltaban 15 años para el momento de la recuperación de Hong Kong.

Como dato curioso –en septiembre de 1982- la propia Margaret Thatcher voló a China para cerrar los detalles del Acuerdo. Ante las consultas de los medios por las comparaciones con la Cuestión Malvinas, ensayó la respuesta “se trata de 2 problemas distintos”. Finalmente, el 1 de julio de 1997, se arrió la bandera británica y se izó la bandera de China en Hong Kong que aún mantiene el esquema “un país, 2 sistemas” en consideración con el auge capitalista que reina en Hong Kong.  

"Un país, 2 sistemas": China recuperó la soberanía de Hong Kong con la fórmula del retroarrendamiento en 1997.

No se pueden demorar más las negociaciones por los riesgos de la internacionalización del conflicto

Resulta lamentable que la ‘Comunidad Internacional’ no active todos los recursos y mecanismos necesarios para que se acate el Derecho Internacional en la Cuestión Malvinas y en otras situaciones globales donde todavía azota el Colonialismo. Luego, los conflictos estallan, se vuelven irrefrenables con las consecuencias imprevisibles y dolorosas que ocasionan. Esto se puede verificar en la guerra actual entre Rusia y Ucrania. Aquí también es sugestivo que las principales potencias invocan la defensa de la ‘soberanía’ e ‘integridad territorial’ de Ucrania cuando Gran Bretaña viola estos principios hace casi 2 siglos en contra de la República Argentina que nunca va a estar completa ni independiente sin estos territorios australes. Un brutal ejemplo de la ‘doble vara’ británica. Es tiempo de ser coherentes en todos los planos. El caso archipiélago de Chagos (emparentado con Malvinas por la ruptura de la integridad territorial de la República de Mauricio en África), la independencia de Barbados del dominio británico, el Brexit, la posición expectante de Escocia para retirarse del Reino Unido, el reclamo de España por Gibraltar, la irrupción en la agenda global del respeto a la integridad territorial de las naciones, la preocupación por la escalada nuclear sacuden al mundo actual y alientan esperanzas para la posición argentina de retomar un camino de diálogo con Gran Bretaña para proponer soluciones superadoras.

Alrededor de las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur, los espacios marítimos correspondientes están los recursos estratégicos más importantes del mundo actual como la Pesca, el petróleo, el gas, los minerales y la proyección hacia la Antártida que es el debate que se avecina en las próximas décadas. El continente antártico es una de las reservas más importantes del mundo de agua potable junto con los minerales fundamentales para las industrias de diferentes rubros. En tal sentido, EEUU, China y Rusia posan su mirada en América Latina y en los espacios australes en los que van a definir su poderío político, geoestratégico y económico del futuro.

Hoy, el Atlántico Sur es un absoluto caos por la depredación pesquera fuera de todos los parámetros que ilegal e ilegítimamente usufructúan los británicos, por las empresas que se involucran en exploraciones petroleras que vulneran las disposiciones de realizar ‘actos unilaterales sin consultarle a la otra parte’ (como fijan las Naciones Unidas) con la consecuentes fuertes sanciones en las Bolsas económicas por parte del Estado nacional argentino, por la base militar británica con buques y aviones de última generación que constituyen una amenaza a Argentina y los países vecinos, la falta de conectividad aérea que se trata de disfrazar con los vuelos cada vez menos humanitarios y cada vez más ilegales a Chile, Uruguay y Brasil, por la negativa británica a las ofertas concretas de una serie de vuelos humanitarios que realizó la Argentina continental con su aerolínea de bandera. Paralelamente, es un escenario donde las potencias de primer orden pugnan por una injerencia concreta con los riesgos por el arsenal militar (e incluso nuclear) que disponen.

El mapa bicontinental se tiene que utilizar en los organismos públicos y el sistema educativo argentino.

La llave para destrabar este cuadro la tiene Gran Bretaña. Tiene que cumplir con sus obligaciones internacionales, el mandato de las Naciones Unidas (donde tiene un rol clave en el Consejo de Seguridad), los pronunciamientos de los foros internacionales a favor de una negociación concreta y realista sobre todos los aspectos de la Cuestión Malvinas e Islas del Atlántico Sur para ponerle fin al conflicto de manera civilizada y definitiva.

2018: El Primer Ministro británico Boris Johnson en un homenaje a los héroes argentinos en Buenos Aires. Luego de 40 años, se impone un diálogo.

En el lapso de los últimos 50 años, ambos países ensayaron diversas posibilidades de negociación. Se puede retomar alguna de ellas y actualizarla al devenir cada vez más vertiginoso y cambiante del S. XXI. Argentina ya está preparada para negociar en este instante. Es una nación líder en América Latina, integra el G-20, se vincula –pacíficamente- con todos los países del mundo, tiene un gran desarrollo territorial, alimenticio, sanitario y científico-tecnológico. Albergó a la mayoría de las colectividades del mundo con generosidad, apertura, solidaridad y las oportunidades sociales. El respeto a los intereses, modo de vida y derechos de los isleños para que se integren a la provincia de Tierra del Fuego vendría por añadidura y con sencillez. Falta el gesto británico para demostrarle al mundo que el Derecho Internacional es el camino central para resolver –definitivamente- cualquier disputa entre las naciones . El mundo en guerra que vemos en estos momentos nos recuerda que la Paz es el valor fundamental para los pueblos.

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