“Es la oportunidad de regenerar la matriz productiva de Chubut, privilegiando a la actividad privada como el motor”
Lo dijo el abogado de Trelew Andrés Arbeletche. Describió la crisis de la provincia y se expresó contra los grupos que se manifiestan de manera sistemática contra el desarrollo, y en particular la actividad minera. Cuestionó que la dirigencia política elegida democráticamente se deje presionar por grupos minoritarios que están en contra del sistema.
TRELEW (ADNSUR) - El abogado de Trelew Andrés Arbeletche sumó su voz a los habitantes de Chubut que ven a la actividad minera como un factor de diversificación productiva en una provincia con una carencia creciente de fuentes de empleo privadas y con un Estado sobredimensionado que atraviesa una profunda crisis, con importantes retrasos en los pagos de salarios de sus miles de trabajadores.
Arbeleteche planteó que “Chubut transita la peor crisis económica de toda su historia. Desde su creación como provincia en 1955 jamás hubo una situación más adversa, ya que las dificultades que la pandemia genera se suman a los problemas que se arrastraban; pero paradójicamente se puede ser optimista con el futuro”.
Agregó que “como también ha sucedido en otras jurisdicciones, Chubut en los últimos años ha privilegiado el empleo público, ha aumentado el gasto en forma desproporcionada y sumado a ello se cultivó de manera sistemática y subrepticia una política en contra de la producción y de los empleadores”.
“Arcas infinitas”
En este contexto, dijo: “bajo el amparo de esta lógica se ha educado a una generación que desconoce el origen de la riqueza, que cree que las arcas del Estado Provincial son infinitas y que las empresas no son más que malignas entidades que ganan muchísimo dinero”.
Así, continuó, “en los últimos años, el anhelo de un chubutense que comienza su edad laboral es ingresar al Estado, cumplir horarios de pocas horas, gozar de extensas licencias, estabilidad laboral y un haber superior al que puede pagar una empresa privada”, y agregó que “en algunos sectores de la administración pública las remuneraciones triplican el promedio de sueldos por tareas similares en la actividad privada”.
Consideró que “ese culto al Estado, donde encima se sitúa a las empresas privadas como el adversario, ha generado un segmento importante de la sociedad que no solo se opone a la minería sino en realidad a cualquier actividad económica privada, sin distinción de rubros”.
“Una excusa”
Sobre este tema, Arbeletche dijo que “el argumento ambiental no es más que una excusa para un rechazo que tiene orígenes sociológicos más profundos”, y mencionó como prueba que “quienes con ahínco enarbolan argumentos ambientales contra la minería, no demuestran ningún interés contra flagelos ambientales reales y actuales en Chubut”.
Por ejemplo, “ninguna marcha convocan o acciones toman contra los basureros al aire libre que el propio Estado utiliza en distintos municipios de la provincia; la quema de residuos al aire que allí se realiza; la falta de planes separación de residuos urbanos; la contaminación con basura de nuestras playas; el bombeo de desechos cloacales sin tratar al mar o la ‘quema sindical’ de cubiertas a la cual estamos acostumbrados”.
De esta manera argumentó que “el rechazo a la actividad minera es ideológico y la cuestión ambiental es solo un ariete utilizado para justificar las posturas dogmáticas de quienes están en contra. La discusión en base a argumentos científicos está vedada y hasta ahora intentarlo ha sido una pérdida de tiempo”.
El Dios Estado
Indicó que “esos mismos que están en contra son en su enorme mayoría los feligreses del Dios Estado, ese organismo que al que creen con fondos ilimitados y que da sueldo a cambio de un débito laboral”, y que “como contrapartida, la mayoría de los empleados privados, trabajadores autónomos, profesionales liberales y empresarios están a favor del desarrollo de la actividad minera en Chubut”.
En este contexto manifestó que “este paradigma del Estado Provincial que absorbe la mano de obra o bien da dádivas bajo la denominación de subsidios y que además actúa y pregona ante la sociedad contra las empresas y los creadores de riqueza, comenzó desde hace varios años a tornarse inviable”.
Explicó que “el peso del Estado comenzó a hacer crujir sus cimientos, y esa base que lo sostiene no es más que el aparato productivo”.
Recordó que “se transitó un año 2019 en Chubut signado por los paros, las retenciones de servicio y los conflictos de más diversa índole debido que el Estado no puede afrontar los haberes de los empleados públicos”, con lo cual, en el escenario actual, “la pandemia no está haciendo otra cosa que adelantar el desenlace previsto, que es el colapso económico total de Chubut. Un quiebre económico que atraviesa la sociedad entera sin exclusiones y afecta a todas las actividades económicas”.
No obstante, consideró que pese al escenario “hay lugar para ser más que optimistas”, ya que “es la oportunidad de regenerar la matriz económica productiva de Chubut, privilegiándose la actividad privada como el motor de la misma”.
“En este contexto la actividad minera se torna esencial, siendo el sector económico que puede dar el inicio de una refundación económica de Chubut”, dijo, y aclaró: “Si se entiende que por sí sola la minería ‘salvará’ a Chubut o que dicho sector aportará los recursos para mantener un Estado gigantesco y deficitario se incurre en los mismos errores que han llevado a la provincia al estado actual”.
“Esto debe ir acompañado de un cambio cultural que, aunque a veces parezca casi imposible se está dando rápidamente. El concepto de Estado ilimitadamente rico y empleo público es garantía de seguridad ha entrado en una crisis total y ello lleva inexorablemente a un cambio cultural”, enfatizó.
Conducirse con la razón
Arbeletche expresó su esperanza en que “los representantes políticos en esta ocasión se conduzcan con la razón y no se dejen influenciar por grupos radicalizados minúsculos pero estridentes”. Se trata, dijo, de “grupos que deben ser señalados como autoritarios y antidemocráticos, ya que intentan imponer sus convicciones dogmáticas por intermedio de la fuerza, las amenazas y las descalificaciones”.
“Estos grupos repudian nuestro sistema democrático, no creen en la elección de representantes por intermedio del voto y se colocan a ellos por encima de los mismos”, dijo. “Por eso -agregó- resulta contradictorio que un representante político (legisladores, intendentes, gobernador) que fue elegido democráticamente y por una mayoría permita que sus acciones sean constreñidas por estos grupos autoritarios que descreen en el propio sistema y que cuando se someten a una elección, sus postulados son ampliamente rechazados por la población”.
En este marco dijo: “Hace más de 100 años la sociedad de ese entonces celebró y apoyó la explotación petrolera y hoy nadie reniega de los beneficios de dicha activad ni de la continuidad de la misma en Chubut. Lo mismo debería suceder con la actividad minera”.
Hace más 100 años “se privilegió el desarrollo, el futuro y el bienestar común, no las posturas dogmáticas e infundadas de los detractores. Quizás, ante la situación que está atravesando Chubut se pueda recuperar el espíritu de dicha época y en beneficio para la toda la población, y las futuras generaciones se comience a desarrollar la actividad minera”.