"Humor del sano" y un dulce de leche: el día que Balá conquistó los corazones de grandes y chicos en el Valle

Los chubutenses que pudieron verlo, abrazarlo, fotografiarse y estar con él, también lloran la pérdida de “Carlitos” Balá. El entrañable animador dejó este mundo en la mañana del viernes, pero su recuerdo persistirá en el corazón de todos los que se rieron con su sano humor en su paso por el Valle.

Carlos Salim Balaá Boglich, como era su verdadero nombre, llegó a Trelew y a Rawson en 1991 para probar el gusto de la sal del mar de las costas de Chubut y no decepcionó a cientos de los niños y adultos que hicieron largas filas para ir a verlo. 

Todavía recuerdan los que estuvieron ahí que rieron, jugaron, se fotografiaron, les firmaron autógrafos con el ídolo y hasta les regalaron dulce de leche a la salida del espectáculo. El autor del popular “¡Ea Ea Pepé!” estuvo en cada detalle para que el hechizo no se rompiera. 

Los que presenciaron los espectáculos en el club Germinal y en el Gimnasio de Trelew, cuentan que Balá era la misma persona sencilla y alegre en la pantalla de la televisión, en teatro y detrás de escena. 

Él nunca reparó si las luces de las cámaras estaban encendidas o apagadas, como ha ocurrido con otros artistas infantiles, que se esconden detrás de un personaje. 

Carlitos, rodeado de grandes y chicos, con esa sonrisa juntando el índice y el pulgar,  siempre era el mismo.

"Carlitos Balá era igual en el trato cotidiano que en la televisión. Un hombre íntegro al que no le importaba que estuviera encedida la luz roja. Un gran personaje que siempre mantuvo esa condición de hombre sano e inocente", lo recordó el periodista Raúl González en diálogo con ADNSUR.

Su fallecimiento hizo emerger recuerdos, fotos, imágenes de la visita del humorista en Trelew y Rawson. A partir de estos fragmentos, se puede reconstruir una parte del rompecabezas. 

Balá estuvo en el Hotel Rayentral de Trelew, como se puede ver en una fotografía, en la que un estilista está arreglando su inconfundible corte pelo.

El gimnasio de Trelew, recuerdan los niños de ayer que estuvieron el día en que el animador se presentó allí, “estaba lleno de globos, había juegos y hacíamos coreografías”. 

Después del espectáculo, ellos se quedaron conversando con él, quien les preguntaba sobre sus vidas, la escuela, los deberes y -por supuesto- el infaltable chupete.

En Rawson, Balá brindó un show repleto para toda la familia en el Club Germinal y visitó la radio FM Bahía Engaño, donde estuvo junto al propietario, Aldo Vega, y el periodista Raúl González.

Esa tarde mágica, los estudios de la radio se llenaron de grandes y niños que tuvieron la posibilidad de tenerlo ahí al lado para siempre.